LA NACION

ganadería de punta en blanco para adaptar la genética al ambiente

Desde la cabaña Genética del Este, Ezequiel Sack y Silvina San Martín Sack hacen de la precisión en el manejo del pasto y en la selección de los animales de la raza Murray Grey su premisa rectora

- dante a. rofi

Ambiente + genética. Una fórmula, o más bien una lógica, que según la concepción de la ganadería bovina que se vive en la cabaña Genética del Este es irrenuncia­ble. Es que en el manejo concienzud­o de cada uno de esos factores se fundamenta el modelo de “ganadería de precisión”, que tiene por norte optimizar el uso de todos los recursos, en función de mejorar los índices de producción y de hacer de la actividad pecuaria un motor de desarrollo donde sea que ella se practique.

“Si vos no hacés una ganadería de precisión, la genética no se expresa en su total dimensión si no está en el ambiente adecuado y el ambiente no funciona si la genética no está a la altura de las exigencias. Es una interrelac­ión que demanda poner igual dedicación en el cuidado del entorno natural y en la selección de los parámetros genéticos adaptables a ese entorno”, dice a Ezequiel Sack, presidente la nacion de Genética del Este, una firma proveedora de genética con más de 25 años de experienci­as ganaderas, que se reivindica como “familiar” y que trabaja con las razas Angus y Murray Grey como base de sus rodeos, en la Cuenca del Salado, el norte de Santa Fe, Santiago del Estero y en Esquel.

“En nuestra concepción, el animal está determinad­o en un 30% por la genética y en un 70% por el ambiente. Y precisión es trabajar tanto con el 30% que puede ser medido con sistemas de informació­n estandariz­ada, como con el otro 70%, con el manejo de las pasturas, para hacer eficiente el uso del 100% de los recursos”, señala Silvina San Martín Sack, directora Ejecutiva de la firma y esposa de Ezequiel.

Y en tiempos en los que la ganadería sigue su desplazami­ento hacia zonas marginales, la caracterís­tica de precisión sobre la que hoy se enfoca una buena parte del trabajo de Genética del Este es en el manto de color claro de los animales, como una herramient­a de adaptación a ambientes rigurosos, con alta insolación y con temperatur­as elevadas. Ahí entra en escena la raza Murray Grey, que se originó en Australia y que fue introducid­a en la Argentina en 2000.

“El color blanco es ganadería de precisión, está demostrado científica­mente por estudios hechos en Australiaq­ue cuando las temperatur­as de los ambientes en los que se desarrolla­n los animales son rigurosame­nte altas, el manto claro del Murray queda estabiliza­do, mientras que los colores oscuros elevan la temperatur­a corporal del animal en 5º. Ese aumento de temperatur­a pone al animal en situación de subsistenc­ia, mientras que el animal con manto claro sigue en producción”, explica el ganadero.

Silvina agrega que subsistenc­ia indica que si la vaca está preñada puede abortar o que reducirá notablemen­te la conversión de pasto en carne, por lo cual va a poner en riesgo los índices de producción. “Esto no es algo limitado al norte argentino, pasa en nuestro campo de la cuenca del Salado, a orillas del río Samborombó­n, donde el verano pasado llegamos a registrar al sol un pico de 50º”, señala. Y añade que en la producción de animales rústicos, el foco está puesto en ejemplares de tamaños moderados, “que nos permite maniobrar con otra velocidad en ambientes rústicos, donde además de calor puede haber momentos de inundación o períodos de sequía. Un animal rústico y de tamaño moderado resiste de mejor modo los períodos de restricció­n alimentici­a”.

En este desafío de generar un animal que se adapta a condicione­s restrictiv­as en su entorno natural, el biotipo es presentado por Genética del Este como un seguro de producción, porque ese animal puede soportar todas estas restriccio­nes ambientale­s para las que está preparado. “En cambio, un animal que se vuelve insumo de pendiente, frente a adversidad­es climáticas hace que el negocio deje de ser rentable. Lo que nos orienta en el manejo de la selección genética y en el tratamient­o del ambiente es la rentabilid­ad. Lograr animales que den ganancia, para que haya productore­s que tengan ganancias y para que ello genere inversión y crecimient­o dentro de la actividad. Una ganadería que depende constantem­ente de insumos (alimento) para prevalecer dura lo que dure el entusiasmo de quien hace ese tipo de ganadería”, asegura Ezequiel.

Como instancia superadora del Murray Grey pensada para las zonas sub tropicales, Genética del Este apuntó a desarrolla­r el Grey man Argentino, una nueva raza genera da a partir de la cruza del Murray y el Brahman. La raza británica, denominada también como “Angus blanco”, no sólo por la excelente calidad de su carne sino por cuestiones genéticas compatible­s con el Angus, aporta justamente la calidad carnicera y la raza índica, su rusticidad y adaptación a las zonas marginales .“Cuando nos planteamos ir hacia el norte, el desafío fue qué podríamos mejorarle nosotros a razas que hicieron mucho por el desarrollo de la región como el Brangus y el Braford, y la respuesta fue el Greyman, que vendría a mejorar cuestiones como el pigmento y el temperamen­to, dada la docilidad aportada por el Murray. Suena pretencios­o, puede ser, pero lo hicimos con la premisa de mejorar la oferta de razas adaptadas a la región”, cuenta Silvina. Productore­s de paso

“Somos productore­s de pasto y las vacas son nuestras más eficientes cosechador­as, por eso trabajamos con ellas, para que mejoren la transforma­ción de eso que nosotros producimos en carne. Si no aprendés a manejar el recurso pasto, estás condenado”, afirma Ezequiel, con una gestualida­d que no dejó lugar a dudas sobre el valor que tiene el trabajo con el entorno natural sobre el que será aplicada la genética bovina. En el campo base de la firma, en Punta Indio, en plena cuenca del Salado, trabajan con las pasturas nativas de la región, como raigras, cebadilla, trébol blanco y lotus.

Silvina explica que el trabajo con las pasturas implica interpreta­r los tiempos de cada potrero. “Esto no puede hacerse como si se tratara de una máquina, ya que las respuestas no son en todos los casos iguales y están dadas por la estructura de los suelos. En el campo de Punta del Indio hemos determinad­o que en primavera/verano tenemos una velocidad de crecimient­o del pasto de tres días. Entonces, si el animal permanece en un lote más de tres días come la planta y como creció come el rebrote y ahí ya estoy castigando todo el proceso regenerati­vo. Por este manejo, en muchos de nuestros campos logramos el doble de carga animal que nuestros vecinos”. La productora sustenta sus dichos en datos y cuenta que en la zona de Punta Indio la carga animal por hectárea “oscila de 0,5 a 0,7 equivalent­e vaca, pero en nuestro establecim­iento, la carga promedio asciende a 1,4 equivalent­e vaca”.

Para resumir la experienci­a de conciliar el trabajo con el ambiente y la selección de un biotipo determinad­o para sacar el mejor provecho del entorno, Ezequiel detalla: “Estamos produciend­o pasto; promoviend­o la regeneraci­ón del ambiente; mantenemos una cobertura permanente que minimiza la entrada de insectos y malezas, y además ponemos arriba de esa pastura una vaca que está preparada para dar lo mejor de sí en su entorno, incluso en los días de muy altas temperatur­as, refractand­o el sol con su manto blanco. Porque yo no puedo poner media sombra sobre todo el campo, pero sí puedo poner un animal con el color adecuado para adaptarse al clima. Y ahí descolla el Murray Grey y, más aún, el Greyman Argentino”.

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Santiago hafford punta indio Producción de pasto y selección de los animales, pilares de la ganadería de precisión
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