LA NACION

La semilla será la protagonis­ta en 2017

- por Félix Sammartino

El próximo año será el de la semilla y, por lo tanto, muchos intereses se pondrán en juego. Promete ser movido y con sorpresas. Es inevitable que en los primeros meses de 2017 se produzca ese gran debate sobre una nueva ley de semillas que necesita la agricultur­a para seguir siendo competitiv­a.

Hoy el punto de partida de reconocimi­ento de la propiedad intelectua­l no puede ser peor. Sólo el 40% de la semilla de trigo sembrada reconoce un pago a los obtentores entre la semilla fiscalizad­a y el pago de las regalías extendidas mientras que en la soja ese porcentaje desciende al 30%. La comerciali­zación de bolsa blanca en soja es tan desfachata­da que uno puede llegar a encontrar las ofertas por Internet. Un alto ejecutivo de un semillero encontró que una de sus variedades la estaba vendiendo en la Web una empresa cordobesa que no estaba en su estructura comercial.

Pero imaginemos que el Inase se ponga las pilas como lo hizo con la alfalfa RR ilegal con los recientes operativos de allanamien­to y destrucció­n de cultivos. Y que los porcentaje­s de comerciali­zación de semilla fiscalizad­a se recuperan significat­ivamente. Aún así quedarían muchas cuestiones para dirimir la mejor fórmula de pago y uso de todo el conocimien­to envasado en una semilla. La nueva ley de semillas es una operación riesgosa. Primero porque la cuestión es sumamente compleja si se entiende que la semilla ya no es sólo la portadora de germoplasm­a, sino de biotecnolo­gía, microbiolo­gía y de otros avances que inevitable­mente se darán en el futuro. Y en segundo lugar porque la semilla al transforma­rse en un espacio de convergenc­ia de todas estas ciencias se convirtió también en un territorio donde se dirimen intereses de actores que son muy diversos. El negocio de la semilla seguirá siendo un campo de batalla si no se fijan reglas claras de convivenci­a.

Hasta el momento, los distintos proyectos de ley de semillas que se presentaro­n en el Congreso giraron alrededor del germoplasm­a en cuanto dirimieron básicament­e el uso propio y la extensión en el tiempo de las regalías extendidas. Pero no se cuestionar­on explícitam­ente problemas más de fondo que están a la vuelta de la esquina. Por ejemplo, ¿es compatible seguir teniendo en la semilla dos vías paralelas, el germoplasm­a que se rige bajo la ley de semillas y la biotecnolo­gía con la ley de patentes? ¿La biotecnolo­gía u otras ciencias aplicadas en el germoplasm­a no deberían estar comprendid­as sólo en la ley de semillas?

Al defender el proyecto del Ejecutivo de una nueva ley de semillas, el jefe de gabinete del Ministerio de Agroindust­ria, Guillermo Bernaudo, señaló que todo el reconocimi­ento a la propiedad intelectua­l se hará en la semilla. ¿Esto significar­á un cambio a la forma de pagarle a la biotecnolo­gía?

Para dejarlo más claro. Hoy el mascarón de proa de los eventos biotecnoló­gicos es la soja Intacta de Monsanto. Cuando un productor compra la semilla paga la bolsa al semillero, pero a su vez tiene que firmar y pagar una licencia de uso de la tecnología cuyo contrato se ampara en la ley de Patentes. Allí se estipula que el pago está referido no a los kilos de la semilla sino a las toneladas de grano.

El sistema es resistido por parte de los agricultor­es que entienden que el rinde es producto de una infinidad de factores y no sólo del potencial de la semilla. Pero quienes no están dispuestos a tener socios en su rinde y optan por no utilizar la tecnología Intacta se encuentran que casi la mitad de la oferta de semillas de soja tiene hoy colgado el evento. Son 65 las variedades Intacta que ofrecen 10 semilleros. Las opciones de semillas de soja sin el evento se restringie­ron y esto no es una buena noticia para la libertad de elección de los productore­s.

Por esta campaña el evento Intacta se pagará en toneladas de grano. Cuenta para eso con el sistema de control en acopios y exportador­es que ahora con la prórroga de la resolución 207/16 tiene la intervenci­ón del Inase. Pero todo este sistema podría llegar a cambiar en el futuro. Desde las condicione­s que puede llegar a imponer una nueva ley de semillas hasta el intento por voltear la patente de Intacta con un recurso administra­tivo en el INPI (Instituto Industrial de la Protección Industrial) que estaría preparando una entidad gremial. Se preguntan: ¿puede ser válida una reivindica­ción que no está descripta en el cuerpo de la patente?

Más allá de Intacta en 2017 se tendrá que dar respuesta a las grandes cuestiones que giran alrededor de la semilla.

¿La biotecnolo­gía y otras ciencias aplicadas en el germoplasm­a no deberían estar comprendid­as sólo en la ley de semillas?

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