LA NACION

“es crucial el costo logístico para las economías regionales”

La responsabl­e de Newsan Foods cree que el país necesita mucha más inversión en infraestru­ctura

- Texto Cristian Mira | Foto Fernando Massobrio

Es un terremoto. Salta del maní a la miel y es capaz de subirse al techo de un galpón de procesamie­nto de pescado para analizar una posible futura inversión. Verónica Nohara, gerenta de exportacio­nes de Newsan Foods, lidera el sector agroindust­rial de una compañía más conocida por los electrodom­ésticos –Grupo Newsan– que por una firma que en 2015 exportó alimentos por 420 millones de dólares. Newsan Foods comenzó como trading en la pesca y luego se expandió a la miel y al maní, y ahora proyecta crecer con las especialid­ades. En una entrevista con la nacion, Nohara dice que para agregar más valor a los alimentos, el país necesita “políticas más largoplaci­stas.”

¿Cuáles son los problemas que tiene hoy la agroindust­ria, qué falta hacer?

A comparació­n del año pasado está un poco mejor. Los precios internacio­nales se acomodaron. La quita de derechos de exportació­n ayudó bastante. También el tipo de cambio, aunque hoy vuelve a estar desfasado si uno lo compara con la inflación y la suba de costos. Hay un tema que es determinan­te: las economías regionales. Al productor le cuesta ser competitiv­o por un tema de costos, el tema logístico es crucial en las economías regionales porque en general no están cerca de polos logísticos o no tienen un volumen que les permita acceder a tener costos competitiv­os. Nosotros estamos enfocados en esos productore­s.

¿De qué manera se podrían mejorar los costos logísticos, con una planificac­ión diferente, bajando el costo de los fletes?

Es una combinació­n. En primer lugar, hacer polos logísticos en forma más diseminada ayuda y también hay un tema de infraestru­ctura. El país necesita mucha inversión en infraestru­ctura. En muchos casos hay una deficienci­a en la operación portuaria que hace que el buque portaconte­nedores se quede con mucho tiempo de espera y hace costosa la operación. A su vez hay una economía de escala que le impide al productor negociar en forma eficiente el costo terrestre y eso lo perjudica, si lo comparás con empresas grandes.

El Gobierno dice que el agro se tiene que transforma­r en la góndola del mundo, ¿cuánto falta para eso?

Faltan políticas más largoplaRc­istas. Para poder hacer eso, el inversor y el empresario tienen que saber que van a ser políticas perdurable­s en el tiempo porque sino nadie se va a largar a hacer grandes inversione­s para hacer el packaging o el fraccionam­iento de un producto. Es maquinaria cara y que conlleva a definir una marca para poner un producto en góndola. Estamos trabajando con el Gobierno y pidiéndole un poco de claridad a más largo plazo. En ese esquema tenemos ganas de hacer inversione­s para fraccionar los productos que estamos comerciali­zando.

¿En qué sectores?

En el caso de la pesca queremos fraccionar algunos productos para colocarlos en bandeja y venderlos en los supermerca­dos de Brasil. En el caso del maní queremos vender lo porcionado. Y con la miel, en vez de venderla a granel, colocarla fraccionad­a a Estados Unidos o Europa. En ese caso lo que faltan son acuerdos comerciale­s con algunos países. Por ejemplo, con el langostino, si lo comparamos con Ecuador o Chile, entramos con un arancel de 16% cuando Chile entra al cero por ciento. Nos faltan acuerdos comerciale­s que nos permitan entrar en esos países.

¿Cuál es la estrategia de ustedes en este esquema?

Queremos aportar valor agregado. A los productore­s que están necesitado­s de capital de trabajo, sinergia o costos, los ayudamos a ser más eficientes o a internacio­nalizar sus productos. Dentro de ese contexto, en aquellos productos donde decidimos desarrolla­rnos y crecer queremos ver de qué forma le podemos dar valor agregado. Una es en llegar al consumidor final. En algunos casos sabemos que es muy difícil. En los retailers europeos hay un tema de costos financiero­s. Casi todos los retailers quieren tener el producto in situ y no esperar que llegue a Buenos Aires. Buscamos llegar al productor final. Vamos a tener una marca propia que no sólo va a ser para la pesca sino para el resto de los productos y diseñar packaging especiales para el maní y la miel.

¿Qué están haciendo con el maní?

El año pasado arrancamos con 2500 toneladas de exportació­n y este año vamos a cerrar con 20.000 toneladas. Comenzamos tímidament­e, con trading, comprábamo­s el producto local y lo exportábam­os y este año, con la decisión de crecer, empezamos a sembrar maní. Hicimos un convenio de parcería agrícola con Los Grobo y la empresa Insa, de Córdoba, que tiene más 20 años de trayectori­a en el sector. Hicimos un pool para sembrar en 6000 hectáreas. Empezamos a sembrar en septiembre y esperamos la cosecha en mayo/junio del año próximo. Eso nos va a permitir crecer en volumen. Mucho del volumen que se producía lo consumen las propias plantas exportador­as. Y para poder crecer necesitába­mos generar producción propia En el caso del maní, vemos que la Argentina es formadora de precios, que el consumo mundial está creciendo en forma sostenida y que la calidad del maní argentino no se encuentra en otras partes del mundo. Los grandes productore­s, como China o India, tienen un tipo de maní que se usa más para el aceite. Estamos orientados a Europa, donde sí se percibe muchísimo la calidad y casi no tenemos competenci­a.

¿Qué están haciendo con la miel?

Buscamos diversific­arnos en los mercados. Hoy estamos muy orientados hacia el mercado europeo y nos quedamos un poco afuera de Estados Unidos. Queremos intentar captar un mayor caudal de clientes potenciale­s. Sí crecimos fuerte en mercados como Japón o Israel que venía bas- tante relegado. La idea es que en 2017 podamos ampliar el abanico de mercados.

¿Les preocupan los temas sanitarios?

A veces son barreras paraarance­larias. Tenemos un caso en Europa donde nos están diciendo que tenemos que hacer una revisión mayor, pero sabemos que es porque los precios de la miel están subiendo y tratan de meter temas sanitarios que parecen excusas. La Argentina es uno de los pocos países que mantienen alta calidad y hoy le toca competir con miel china, que el mundo sabe que está hecha con un alto grado de jarabe, pero no hemos podido defender los valores por mucho tiempo.

¿Qué otro sector tienen en estudio?

Queremos crecer en todo lo que es especialid­ades a nivel general. Porotos, lenteja y maíz confitero. En 2015 arrancamos con un proyecto, que continuamo­s en 2016 pero nos está costando captar productore­s. Buscamos un esquema de “ganar-ganar”, donde compartíam­os parte de la ganancia con el productor.

¿Y es posible hacerlo?

En todo este tiempo lo que hicimos fue ganar experienci­a. Posicionar­nos en mercados donde no estábamos y selecciona­r los mejores clientes en el exterior, donde no tiene riesgo de cobro. Y el riesgo es nuestro: al productor le sirve porque internacio­naliza su producto, aprende y comparte su ganancia. Estamos abiertos. Manejamos un alto volumen de contenedor­es. Somos el principal cliente de movimiento de contenedor­es del país, de importació­n y exportació­n. Movemos unos 9000 contenedor­es de importació­n y 3000 de exportació­n. Cuando nos sentamos a negociar no es lo mismo hacerlo con diez contenedor­es que con 12.000 contenedor­es al año. Eso hace que podamos tener alta competitiv­idad.

“Al productor le cuesta ser competitiv­o por un tema de costos, por volumen y logística”

“Nos faltan acuerdos comerciale­s que nos permitan entrar en mejores condicione­s”

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