Construyen una ciudad navegable
Es la primera que se realiza en el país; se levanta en Tigre y en la etapa inicial demandará $ 1100 millones
Desarrollar un área urbana en pleno Delta, es el desafío con el que se topó TGLT y Metro 21, la desarrolladoras que levantan Venice un proyecto que demandará $ 1100 millones de inversión en su primera etapa, de la que ya se vendió más del 70 por ciento de la oferta.
Es un emprendimiento residencial con marinas, canales y arroyos en 32 hectáreas del casco urbano de Tigre , con un frente de 600 metros que balconea al río Luján. “Es un ejemplo de nuevo urbanismo que plantea la posibilidad de vivir en la ciudad sin asociarlo con el cemento. En otras palabras, se vive en plena naturaleza con la posibilidad de ir caminando a un centro comercial o al Puerto de Frutos”, relata Alejandro Belio, director de Operaciones de TGLT que para realizar el master plan de Venice contrató al estudio de arquitectura Duany Plater Zyberk & Company (DPZ), referente internacional del nuevo urbanismo que busca crear comunidades compactas, amigables al peatón y a la naturaleza.
La falta de tierra y espacio en los corredores más importantes de las ciudades es un fenómeno que aqueja a las principales metrópolis del mundo, y del que Buenos Aires no queda exenta. Lejos del concepto de la necesidad de construir una isla artificial para lograr buenas vistas, el nuevo urbanismo avanza impulsada por el gen de las nuevas generaciones, defensoras acérrimas de la naturaleza y la sustentabilidad como forma de vida, que alientan la necesidad de vivir con mayor calidad de vida cerca de los servicios.
De a poco se agota la creencia que la única opción para vivir en pleno verde es instalarse en un barrio cerrado a más de 40 kilómetros de la ciudad. También parte del nuevo concepto la necesidad de pensar los emprendimientos de una forma diferente. Se terminaron los tiempos en los que los desarrolladores “exprimían” a la tierra para sacar la mayor cantidad de metros vendibles. “Hoy los metros pasaron a un segundo plano. Para armar una propuesta diferente hay que tomar en cuenta otros puntos. Por ejemplo en este caso, en 32 hectáreas realizaremos la misma cantidad de metros que tienen dos manzanas de Recoleta”, afirma el ejecutivo. Y compara: “las edificios enfrentados de una cuadra tradicional de la ciudad de Buenos Aires tienen una distancia de poco más de 17 metros, la avenida Córdoba tiene 30 metros, en el planteo de Venice hay sectores en los que los edificios tienen una distancia de entre 60 y 70 metros entre uno y otro con visuales amplias y cruzadas”. La justicia probó que está en regla Un dato no menor es que la Justicia le levantó la medida preventiva que mantuvo parada la obra de Venice durante casi dos meses, al comprobarse que no afecta al medio ambiente, ni la habitabilidad de las casas de los alrededores. “Todo lo contrario, la apertura de los canales que son naturales descomprimen al área. Además desde el primer momento tuvimos los estudios de impacto ambiental aprobados con lo cual lo probamos rápidamente”, aclara el ejecutivo. En julio en un fallo del fuero federal se impuso a los municipios de la zona norte del conurbano bonaerense y al Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) revisar los permisos para nuevos desarrollos y determinar su impacto ambiental y los efectos “acumulados” de las construcciones y como medida preventiva se detuvieron algunos de los proyectos de la zona. Muchos de ellos, siguen parados.
En la primera etapa, Venice sumará alrededor de 600 unidades residenciales con precios que parten desde los US$ 2200/m2 y un ticket base de US$ 105.000 y la alternativa de acceder a planes de pago. “Son precios que en un mercado con mayor demanda aumentarán. Hoy el margen del negocio está muy ajustado. Lo que se está generando es la antípoda de lo que es una burbuja inmobiliaria”, afirma Belio. Reconoce que en su caso puede vender a esos valores por su modelo de negocio: apostar a proyectos de grandes escalas. “Además no tenemos deuda, por eso nos damos el lujo de subsidiar parte del valor de la tierra. Sabemos que nos queda revancha”, agrega.
Se lanzaron seis edificios –de los cuales cinco están avanzados en su construcción – en diez manzanas, que estarán listos entre 2017 y 2020 dependiendo de cuando comenzaron a construirse. Belio es un convencido de la necesidad que tiene el sector de “vender no solo al que puede sino también al que quiere comprar”. Afirma que ese es el único camino para lograr que el mercado deje de estar distorsionado. Se refiere concretamente a la abundancia de oferta de unidades pequeñas demandadas por inversores. En su caso, buscó diseñar unidades para distintos públicos, más compactas de entre 48 y 68 m2, pero también más amplias –casas de entre 140 y 220 m2- sobre todo pensando en el segmento de la tercera edad con el síndrome del nido vacío, que buscan estar cerca de los nietos.