LA NACION

Nelson Freire, bodas de oro en el Colón

El pianista tocará la misma obra en el mismo teatro, 50 años después

- Pablo Gianera

No es de esos pianistas que tienden a imponerse. o para decirlo mejor, Nelson Freire se impone a su propio modo, con una sensibilid­ad que ilumina los detalles más ínfimos y consigue proyectar esa luz al conjunto. Tampoco era hasta hace un tiempo de esos que graban mucho y viven de gira. Pero las cosas cambiaron últimament­e y vinieron varios discos (el dúo en Salzburgo con martha argerich, su amiga de toda la vida, Harmonies du soir, dedicado a Liszt, nuevas lecturas de chopin y bach) y los recitales. “es cierto que grabé poco. No me gusta y jamás escucho mis grabacione­s –cuenta Freire–. Pero ahora estoy tratando de compensar. ¡Grabo y me lo paso viajando! ”

en esa actividad intensa hay que incluir el concierto organizado por dar cultura a beneficio de la Fundación de acción Social de Jabad que dará el lunes a las 20 en el Teatro colón. No es para Freire un concierto más. “mi debut en el colón fue hace exactament­e 50 años y esa vez toqué la misma sonata de brahms, la tercera, que voy a hacer esta vez. Yo no era nada conocido y fue muy poca gente, pero me acuerdo del afecto del público, que me sorprendió mucho. ¡Son las bodas de oro!”. aparte de la

Sonata n° 3 de Brahms, el pianista brasileño tocará el preludio de la

Bachiana Brasileira n° 4 y tres piezas de A Prole do Bebê (“branquinha”, “Pobrezinha”, “moreninha”) de Heitor Villa-Lobos, y la Sonata

n°3 en si menor opus 58 de Frédéric chopin. “La de brahms es una obra de juventud y la de chopin es una de las últimas cosas que escribió”. Para Freire es difícil compararla­s. “el de brahms y el de chopin son dos mundos diferentes. a diferencia de la Sonata opus 35, que es romántica, la opus 58 es más bien clásica. en general, diría que chopin tenía una fuerte inclinació­n al clasicismo. odiaba el sentimenta­lismo. Pensemos además que ninguna de sus composicio­nes tiene título, como hacía Liszt por ejemplo.”

a propósito de chopin, Freire suele repetir una idea muy hermosa, según la cual el rubato debería ser como un árbol movido por el viento pero bien afirmado en las raíces. “es cierto que es una frase muy linda. Yo la tomé creo que de Liszt, que la usó justamente para hablar de chopin, en quien el rubato es tan personal. es una libertad que necesita rigor. el rubato para mí no puede ser muy pensado porque pierde espontanei­dad. Yo lo uso de manera instintiva.”

Freire dice todo estos desde París. enfrente de su departamen­to vive argerich. ¿Se los escuchará juntos en buenos aires? “Tocamos mucho, pero siempre un poco lo mismo, y a mí me gustaría tocar otras cosas con martha. mi disco preferido es el primero que hicimos, con La Valse, de ravel, rachmanino­v y Lutoslawsk­i. martha es como una hermana para mí. Nos conocimos en Viena en 1959 y hemos tenido una relación muy profunda. casi no tenemos que hablar. Nos comunicamo­s por el pensamient­o. ”

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