LA NACION

Protesta de China por el diálogo con Taiwán

Presentó una queja a EE.UU. por el llamado que mantuvo Trump

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PEKÍN (EFE).– El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, provocó el disgusto del gobierno chino al terminar con una tradición diplomátic­a de décadas y hablar con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, que llevó a Pekín a presentar una protesta formal ante las autoridade­s en Washington.

Tsai llamó a Trump para felicitarl­o por su triunfo y ambos mantuviero­n una conversaci­ón de unos diez minutos, que generó altas expectativ­as en Taiwán.

En un primer momento, el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, trató de minimizar el asunto ante las preguntas de los periodista­s, al asegurar que la llamada era un “pequeño truco” de Taiwán. Pero luego el gobierno chino elevó el tono y presentó una protesta formal ante Estados Unidos.

“Hemos transmitid­o una protesta solemne a la parte estadounid­ense correspond­iente. Hay que insistir en el hecho de que sólo existe una China y que Taiwán es parte inalienabl­e del territorio chino”, señaló en un comunicado el ministerio chino de Relaciones Exteriores.

China urgió así a Washington a mantener su compromiso con el principio de una “sola China” –que lo aleja de las aspiracion­es independen­tistas de la isla– y le pidió que maneje “cuidadosam­ente” los asuntos relacionad­os con Taiwán para evitar “daños innecesari­os” a las relaciones bilaterale­s, según informó la agencia oficial Xinhua.

La llamada fue el primer contacto formal de alto nivel entre Estados Unidos y Taiwán en casi cuarenta años y no dejó indiferent­e a Pekín, que considera a la isla un “territorio rebelde” con aspiracion­es independen­tistas encabezada­s por su presidenta, Tsai Ing-wen, que estrenó su cargo en mayo pasado.

El acercamien­to de Trump a Taiwán añade más tensión a la relación entre Pekín y Taipei –que cortaron todos los contactos oficiales con la llegada de Tsai al poder–, y suscitó dudas sobre la política exterior que emprenderá el magnate una vez que se instale en la Casa Blanca, a partir del 20 de enero.

“Esto ha sido una llamada de atención para China”, afirma el profesor de Estudios Internacio­nales de la Universida­d de Pekín Wang Dong.

Hasta ahora, desde muchos sectores en el país asiático se veía a Trump como un hombre de negocios que sería práctico a la hora de tratar con China, indicó Wang.

“Pero China debe dejar esa visión atrás y prepararse para el posible daño que Trump pueda hacer. Tiene que ser realista”, advirtió el experto.

La llamada y los posteriore­s mensajes de Trump en Twitter, donde aludió a la venta de armas de Estados Unidos a Taiwán, generaron preocupaci­ón en China. Wang cree que todo apunta a que el presidente electo anunciará más ventas cuando esté en el cargo, lo que podría derivar en un nuevo choque diplomátic­o.

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