La derrota no opaca la hazaña de Cría Yatay, un legado que los excede
“Ojalá que esto empuje a otros equipos a armarse pensando en el largo plazo”, opinó Cristián Laprida (h.), el más emblemático
Cabizbajos, los cuatro jugadores regresaban juntos al palenque dolidos por la goleada que les acababan de propinar cuando una gran ovación caída de las tribunas los hizo reaccionar. “¿Nos aplauden a nosotros?”, se preguntaron. Allí la bronca por la dura derrota empezó a ceder ante la evidencia de lo que Cría Yatay significó para el polo argentino esta temporada. Lejos de verse opacado por el contundente 27-4 de La Dolfina, el logro de este cuarteto que surgió de la clasificación y llegó a colarse entre los cuatro mejores del 123er Campeonato Argentino Abierto es inconmensurable. Los excede. Cuál será el espectro de su influencia es algo que todavía está por verse.
La hazaña de Cría Yatay, el primer equipo surgido de la clasificación en acceder a las semifinales del Abierto, y en menor medida el de La Irenita al haber accedido también a la Triple Corona 2017, expone la realidad del polo argentino: la diferencia entre el tercer y el octavo equipo es mínima. El dato adicional de que seis de los ocho integrantes de estos dos conjuntos están en su primer o segundo año en Palermo deja entrever que fuera de los 32 jugadores que participan del Abierto hay una camada grande que está en condiciones de ser competitiva en el nivel más alto.
Y así como el cambio de formato del torneo aplicado este año resultó positivo en este sentido (partidos más parejos y atractivos cuando se enfrentaron los seis de abajo, por ejemplo), cabe esperar que el debate por seguir mejorando el certamen cuanto menos se profundice.
“ojalá que esto empuje a otros equipos a armarse pensando en el largo plazo”, señaló Cristián Laprida (h.), el jugador más emblemático de Cría Yatay.
“Está más que claro que se puede organizar un Abierto con más equipos”, agregó Guillermo Terrera, que en 2017 le cederá su lugar a Valerio Zubiaurre, el N°1 original que no pudo estar por lesión.
Ya en el palenque, la satisfacción por la temporada soñada empezaba a ganarle a la frustración por no haber podido hacer nada ante uno de los dos mejores equipos de todos los tiempos, que –por si eso fuera poco– jugó en su esplendor. “Disfrutamos el logro: la clasificación a 2017, haber pasado a las semifinales, toda la previa, con el sacrificio del torneo previo. El partido, no. Nos costó mucho”, reconoció Joaquín Pittaluga, el goleador del equipo, con 21 tantos en el certamen.
Con el tiempo, también, advertirán que el alcance de lo que lograron los excede.
En la zona de los stands de los equipos, Juan Ignacio Merlos, entrenador de El Paraíso, uno de los equipos a los que el nuevo formato los perjudicó, contó cómo este fenómeno lo hizo cambiar de parecer: “Antes creía que era mejor un Palermo de ocho equipos porque la diferencia entre el primero y el octavo es muy grande, y más lo iba a ser respecto del décimo. Pero si también es grande entre el primero y el tercero, y si entre el resto es todo muy parejo, para mí hoy es mejor que haya 10 equipos”, opinó Pite. “Lo que hicieron Cría Yatay y La Irenita nos hizo creer a todos que se puede.” Y aunque no confirmó el rumor, admitió que le gustaría armar un equipo con su hijo Juan Cruz, de 19 años y 5 goles de handicap (debería ser subido a 6)
y “los tíos” Sebastián y Agustín.
Otro factor por considerar es que, de mantenerse los seis equipos que aseguraron su plaza como están, además de los Merlos en la clasificación habrá jugadores como Facundo Sola y Alfredo Cappella Barabucci, los Heguy, los Toccalino y todos los que vienen empujando de atrás.
“Fue muy emocionante el aplauso de toda la cancha al final”, dijo Ignacio Laprida, el más joven de Cría Yatay. “Es algo impagable, un sueño cumplido”. El público reconoció la campaña de un equipo que consiguió mucho más de lo que marca la frialdad de los números.