Un realismo que roza lo fantástico
La trama de Desde la sombra, del español Juan José Millás (Valencia, 1946), es sencilla y hasta un poco absurda: Damián Lobo es despedido de su trabajo después de veinticinco años como jefe de mantenimiento en una empresa. Tras dos meses sin empleo, siente el impulso de robar un pisacorbatas en un mercado de anticuarios. Para no ser atrapado, se esconde dentro de un placar. Pero antes de que pueda huir, el armario se vende a una pareja que reconoce en el mueble un antiguo objeto perteneciente a los abuelos de la mujer. Así, llevan a su casa un armario con un intruso dentro. Sin embargo, detrás de esta curiosa historia se van abriendo numerosos interrogantes sobre el realismo y la fantasía, las redes sociales, el periodismo, las relaciones familiares y la soledad.
Millás plantea una metamorfosis del personaje. El autor explora la transformación fantasmagórica de Damián en un registro realista que roza lo fantástico. El hombre dentro del placar lentamente deja de comer, sus movimientos son más apaciguados, poco a poco se vuelve un espectro sin contacto alguno con el exterior, excepto en su imaginación. Fantasías de un show de TV convierten un delirio esquizofrénico en subtrama de la historia. El protagonista es un personaje desdichado, insignificante en el engranaje universal. Pero, en su imaginación, es la estrella de un talk
show en el que relata las experiencias de su vida frente a un gran público.
“Sergio O’Kane no existía, era una construcción mental que Damián Lobo utilizaba para hablar consigo mismo. Le contaba lo que le ocurría, y por lo general en el momento de ocurrirle, a través de una entrevista imaginaria que mantenía con él desde la mañana hasta la noche”, dice el narrador. De este modo, Millás construye un monólogo interior hilarante que cuestiona, por un lado, las nociones de ficción y realidad y, por otro, critica la banalidad del periodismo y la televisión actuales, donde la intimidad se devela como espectáculo.
El tono tragicómico predomina en Desde la sombra. El protagonista hace del armario su nuevo hogar y sólo sale de él para comer e ir al baño cuando la familia se encuentra fuera de la casa. Pero en su manía, no tolera el desorden y comienza a hacer las tareas del hogar: barre las habitaciones, tiende las camas, limpia los platos. Así, se convierte en el “Mayordomo Fantasma”, alias que adoptará en los foros de Internet, el único espacio de contacto de Damián con el exterior. Ese personaje virtual que construye el protagonista se hará viral en la Red y en la radio. La peculiaridad de sus tareas y ser un fantasma que “habla” le confieren el estatus de estrella, hasta el momento sólo reservado a su programa de entrevistas imaginario. La crítica velada a las redes sociales es obvia. La pregunta por los límites entre la esfera pública y privada vuelven a aparecer. Internet permite inspeccionar la intimidad del otro, así como Damián observa la vida de Lucía y Fede desde el armario. Asimismo, las redes son el artilugio que Millás encuentra para abrir la vía de comunicación entre el presunto fantasma y la dueña de casa.
“En apariencia está muy alejada de la realidad, parece una novela fantástica, pero quizá sea una de las novelas más políticas que he escrito porque metaforiza mucho la situación del mundo actual en el que en grandes concentraciones uno se siente muy solo”, sugirió el escritor español en una entrevista.
Millás vuelve a poner en el centro de la escena una temática que se había manifestado en La soledad
era esto. Damián es un solitario por excelencia, alejado de su padre y su hermana hace años. Sin embargo, este sentimiento también se observa en Lucía, que vive en un matrimonio sin amor y con engaños. Su única compañía es ese ser que la espía desde la sombra. La soledad de miles de individuos, parece decir el novelista, se repite frente a la pantalla del chat.