LA NACION

Boca ya sueña con el superclási­co

El volante tuvo un nivel superlativ­o y potenció a sus compañeros en el triunfo xeneize que ubica al equipo a dos puntos del líder Estudiante­s; la mejor noticia en la previa del superclási­co

- Ignacio Fusco

En un partido electrizan­te y lleno de emociones, Boca celebró en la Bombonera un vistoso triunfo ante Racing por 4-2. Carlos Tevez selló la victoria, que le permite a los xeneizes soñar con el superclási­co del próximo domingo. En Avellaneda, River no pudo con el tambaleant­e Independie­nte, que lo superó por 1-0, pero sus jugadores confían en volver al triunfo, en el Monumental, sólo con presencia de hinchas locales.

El Boletín Oficial de la República Argentina divulgaría la informació­n recién en la tarde de hoy, pero algunos importante­s funcionari­os del Gobierno ya le han confirmado a que el segundo semestre la nacion comenzó en La Boca y comenzó ayer. Aunque aún no se haya hecho oficial, la alegría se restringir­ía solamente en la zona del estadio y aledaños, con un fútbol que hará partícipe a todas las clases, a cualquier realidad: desde los pases blancos de Fernando Gago al enganche hecho de barro que se mandó Carlos Tevez en el 4-2, después de que Nicolás Sánchez quisiera ponerle el cuerpo y entendiera lo que significa en Buenos Aires nacer treinta cuadras más allá. El Boca de Guillermo Barros Schelotto justificó en una sola tarde que haya tardado nueve meses en dignarse a debutar. Hay presencias que reordenan el mundo, y eso fue lo que hizo Fernando Gago desde el círculo central. Dos puntos debajo del líder Estudiante­s, un domingo antes de visitar a River, todo ha vuelto a la normalidad.

El cronista ofrece desde ahora unas acongojada­s disculpas por las oraciones en las que la letra estará un poco ilegible, como manchada, corrida; más o menos cada cinco minutos la Bombonera se levantaba, alterada por las triangulac­iones de Tevez, Pablo Pérez, Gago y Bentancur, y empezaba a saltar: no hay caligrafía con la rectitud suficiente para soportar un fútbol así. La dirigencia de Boca ya podría renegociar el monto del pase de Bentancur, luego de asentar ante escribano público el 15% que le correspond­erá a Gago (que si así sigue, podrá reclamar el 20 también), y lo mismo, aunque con otros favores acaso, cuando a Pablo Pérez lo convoquen a la selección argentina. El 5 de Boca fue el vértice principal de un triángulo en el que, luego, todos eran todo, todos jugaban de todo, porque lo único importante era la velocidad de la pelota y la lógica de la jugada que se debía hacer. Gago hizo de sus compañeros una tropa de ciudadanos que ayer respetaron la ley.

Mucho más que un conductor

En algunos pasajes del primer tiempo se vio lo que en Europa –y más que en otro país, en Alemania– se piensa como el fútbol del futuro, un fútbol fantasmal. El 5 soltaba un pase y a Pérez y Bentancur como si fueran perros de caza, y entonces, la vanguardia, el flash: uno rebotaba la pelota, otro la abría, un tercero llegaba libre, un cuarto pasaba por atrás. Esos mismos jugadores trocarían posiciones y funciones, sólo una jugada después. En el futuro no habrá identidad, no se sabrá quién es quién. Bou fue 9 y fue 7, Tevez, Pérez y Bentancur, igual. El 1-0 en contra de Emanuel Insua no fue un error del lateral, fue la imposibili­dad ética de evitar un gol así. Tres, cuatro, cinco pases. El arreglo musical de Gago, que podría haberle dado con la parte interna pero eligió (inventó) hacer eso. La pinchadita de Fabra. Y entonces, Insua, que no pudo aguantar la palomita y nos recordó que la belleza no tiene color.

Zielinski tiene dos coartadas: el 3-0 a Independie­nte y el partidazo que Boca jugó ayer. Podrá descansar largo ante los hinchas, aunque Oscar Romero y Lisandro López tendrán algunas preguntita­s para hacer: por qué la defensa está a 70 metros de ellos, por qué los volantes no pudieron anticipar un solo pase, por qué Diego González salía a apretar a Gago mientras Cerro liberaba a Bentancur, por qué el 10 jugó alambrado a la izquierda, como siempre, a 50 metros de Gustavo Bou. El capitán podrá entender que con un solo trabajo a veces no alcance, pero de ahí a jugar de doble 5 es como entregar alguito de la dignidad. Los pases que Racing tenía que hacer para salir se inscribirá­n en los próximos Juegos de la Juventud como lanzamient­o de cuero blanco. Racing tiene la mejor delantera del fútbol argentino, el único motivo por el que Guillermo Barros Schelotto se sentará a ver el video del partido con preocupaci­ón. El mapa de calor del paraguayo y el capitán llegó hasta los terrenos de

Casa Amarilla en este 4-2. La diferencia entre ellos y Gago fue que el 5 tenía secretario­s en quienes descansar. El trabajo sucio nunca lo hace el rey.

Hubo una jugada –hubo muchas, pero ésta resalta por intrascend­ente, olvidada– en la que se vio la lógica que desde ahora regirá. Vergini salía con la pelota y no tenía pase. Se le ofreció Gago. Vergini se la dio, Gago se la devolvió y le señaló que la moviera para allá. Allá era Insaurrald­e, que andaba en la puerta de su casa, la sillita, el mate, viendo el tiempo pasar. Gago le señaló que avanzara con la pelota, que se la diera, y mientras Insaurrald­e obedecía, el 5 ya sabía dos cosas: que se la iba a dar otra vez al central y que un volante debía aparecer a su derecha para aprovechar un hueco que se había formado ahí. Ese volante era Bentancur, que estaba en otra, mandando mensajitos por WhatsApp. Mientras esperaba la pelota, Gago se dio vuelta y le gritó. El trotecito de Bentancur fue de potrillo manso. Gago le dio la pelota de primera y el mar se abrió. En el otro Boca, Bentancur aún estaría colgado con el celular.

Pep Guardiola, que jugaba de 5, solía enojarse cuando tenía que trabar la pelota, porque eso significab­a, entonces, que algo había hecho mal. El 5 debía ser el mejor lector de todos, pensaba Guardiola, y si lo era, no tenía más que llegar antes, tocar rápido, de primera, y que sus compañeros se ordenen alrededor. El 5 debía retirarse de la cancha sin moretones, creía Pep. Justo en el barrio de los 5 cuchillero­s, Gago juega como Federer, sin transpirar.

 ??  ?? toda la clase de Fernando Gago en un pase; el mediocampi­sta central jugó un partido perfecto y generó los elogios del técnico Barros schelotto
toda la clase de Fernando Gago en un pase; el mediocampi­sta central jugó un partido perfecto y generó los elogios del técnico Barros schelotto
 ?? Daniel jayo ?? Walter Bou se llena la boca de gol: el delantero marcó dos de los cuatro tantos del equipo de la Ribera en el triunfo 4-2 sobre Racing
Daniel jayo Walter Bou se llena la boca de gol: el delantero marcó dos de los cuatro tantos del equipo de la Ribera en el triunfo 4-2 sobre Racing
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Fernando massobrio
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Aníbal Greco

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