Red para la cooperación internacional
LUEgo de haber sido declarada de interés social por la Legislatura porteña, la Red Argentina para la Cooperación Internacional (RACI) no sólo fue reconocida en el plano local, sino que también se consolidó a nivel internacional. Su director ejecutivo, guillermo Correa, fue elegido por representantes de la sociedad civil de todo el mundo miembro del Consejo de Administración global de Civicus, la Alianza Mundial para la Participación Ciudadana.
La RACI, plataforma que cuenta en la actualidad con más de 150 organizaciones argentinas miembros, es un espacio estratégico para atraer recursos de la cooperación internacional hacia el país. En su década de vida, ha demostrado cómo en una agenda de alta competencia como el acceso al financiamiento internacional las organizaciones sociales pueden encontrar estrategias compartidas para cooperar entre sí.
Civicus fue creada en 1991 por un grupo de líderes de la sociedad civil que se unieron en pos de fortalecer la acción ciudadana en cada región del mundo y, especialmente, en las zonas donde la democracia y la libertad de asociación por parte de los ciudadanos se encontraban amenazadas.
Entre las acciones estratégicas de RACI, se encuentra la nueva herramienta de Civicus denominada “pulso cívico”, que se basa en un estudio comparativo acerca de la percepción de los líderes del tercer sector sobre la situación de la sociedad civil. Se basa en una misma encuesta trimestral dirigida a miembros activos de la sociedad civil de todo el mundo. Según el resumen ejecutivo del estudio sobre el estado de la sociedad civil mundial 2016 elaborado por Civicus, en el último año, la sociedad civil respondió a abusos profundos a los derechos humanos, causados por conflictos, especialmente en Medio oriente, y trabajó para aliviar los sufrimientos humanos a raíz de desastres, tales como el terremoto acaecido en Nepal. También, miles de ciudadanos tomaron las calles para demandar cambios en diversos países, en donde la indignación pública fue alimentada por sistemas económicos asimétricos y desiguales, por la corrupción y por el fracaso de los gobiernos para poner los intereses de la ciudadanía en el centro de sus acciones.