LA NACION

Olave fue el máximo responsabl­e de la falta de gol en Córdoba

- Enrique Vivanco

CÓRDoBA.– Se prolonga el mal momento en Belgrano. Tras perder en las semifinale­s de la Copa Argentina con Rosario Central, una sumatoria de flojos desempeños y el empate sin goles ante Temperley de ayer vuelve a poner de mal humor a su gente, que todavía no lo ha visto ganar en este torneo en el estadio Mario Kempes.

Con casi nulos recursos ofensivos, sin poder quebrar la resistenci­a del equipo “gasolero”, la actitud del local fue la de llevar con insistenci­a la pelota hacia adelante, pero sin ninguna coordinaci­ón ni ideas. No apareció Matías Suárez, su hombre más dúctil, y sin él Belgrano no tuvo otra alternativ­a para generar juego.

Temperley, que la pasó mal con un cabezazo de Aveldaño y un remate de media distancia de Farré, pudo haber anotado por un disparo de Fernández que atajó olave, y tuvo la gran chance de desequilib­rar cuando el arquero local le atajó un penal a Colzera, tras una falta de Bieler a Ríos.

Desde ese momento, a los 10 minutos del segundo tiempo, los dirigidos por Leonardo Madelón le dieron más intensidad a su propuesta, que siguió adoleciend­o de creativida­d. Su técnico apeló a los cambios, e hizo ingresar a Bolatti para tener mejor traslado en el medio y a Pereyra, para ser más incisivo en el ataque. Pero nada cambio. Todo fue muy tumultuoso, de principio a fin, facilitánd­ole el trabajo a Bogino y a Bojanich, los dos grandotes que sacaron todo lo que llegó a su área, ayudados por una elogiable labor colectiva que dejó pocos espacios de maniobra a los adversario­s, sin renunciar también a algún contragolp­e que pudiera llevarlo al triunfo.

El 0 a 0 fue justo. Premió el esfuerzo y la concentrac­ión de Temperley, que no recurrió a malas artes para defenderse. Y castiga a un Belgrano que parece haber perdido el rumbo, que no encuentra el gol, que no gana y que sufre cada vez más el enojo de sus hinchas.

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