LA NACION

Patronato, presionado por la tribuna; Vélez, atento a la calculador­a

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PARANÁ.– Ya no se trata de fútbol sino de nervios y de ciencias exactas. Entonces, es necesario analizar lo convenient­e sobre lo ideal. Y en ese contexto, la visita de Vélez a la casa de Patronato se puede enmarcar dentro de un buen negocio. El juego será cuestión de otra historia, porque no escaparon de un empate insulso en el que el reparto de puntos resultó lógico.

Pero también en el partido había más cuestiones vinculadas a lo extra deportivo. Porque la tensión estaba en el aire, ya que nadie desconocía lo que sucedió el viernes último, cuando la barrabrava de Patronato amenazó a varios integrante­s de la comisión directiva y baleó la sede del club. El final del juego no mostró problemas en las tribunas que se quedaron con la atención, porque desde adentro de la cancha ofrecieron poco.

Con el empate, Patronato sumó 17 unidades y Vélez apenas tiene 11 puntos, lo que todavía lo mantiene tenso en la lucha por mantener la categoría (1,155).

El comienzo del juego mostró una mejor postura del equipo local, más allá de que no mostró demasiadas armas para generar peligro y prácticame­nte careció de ocasiones de gol.

A Vélez le costó un poco más acomodarse al desarrollo del juego, pero se plantó de igual a igual con el transcurri­r del tiempo por medio del trabajo de sus volantes externos y pudo poner, por momentos, en apuros al fondo entrerrian­o.

Poco cambió en la segunda etapa, ya que Patronato especuló con alguna contra y el equipo de Liniers todo lo redujo a pelotazos. De todas formas, el Fortín tuvo las dos chances más claras: un cabezazo de Mariano Pavone y un remate desviado de Nicolás Delgadillo. Y también le quedó el sabor amargo de saber que no pudo sumar de a tres, porque le anularon incorrecta­mente un gol de Alvarenga por un offside que no existió.

El juego se diluyó y los equipos no tuvieron claridad para hacerse daño. El empate resultó lógico.

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