LA NACION

Un experiment­ado sin fecha de vencimient­o contra el pibe que parece un veterano

- Máximo Randrup

LA PLATA.– En 1996, cuando Pablo Guiñazú debutaba en primera división, Santiago Ascacibar todavía no había nacido. El Cholo atesora una docena de títulos en su carrera, el Rusito sueña todos los días con ser campeón. El mediocampi­sta de Talleres tiene dos hijos, el volante de Estudiante­s aún vive con sus padres.

Historias muy distintas, presentes similares: cada uno con su libreto, ambos son la pieza angular de su equipo. Guiñazú, con la experienci­a como principal aliada, conduce al conjunto cordobés. Ascacibar, con frescura e inteligenc­ia, es –quizás- el único futbolista imprescind­ible que tiene el Pincha. Ayer, en el 0 a 0, ratificaro­n sus muy buenos presentes y en torno a ellos giraron las acciones más destacadas de un encuentro chato, con escasas emociones.

¿Qué pasa con la igualdad? El León continúa en lo más alto del campeonato, aunque sumó apenas un pun- to de los últimos seis y eso abre un interrogan­te hacia el futuro. Porque ahora su escolta es Boca, que quedó a apenas dos unidades. La T estiró su racha: acumula siete cotejos sin derrotas (17 unidades de 21). El 0-0 tiene su lógica. Estudiante­s nunca perdió en La Plata en este 2016 y Talleres no cae desde la quinta fecha.

Vale la pena volver a los dos valores más altos que tuvo la tarde platense, atravesada por un calor agobiante. Porque ellos, con ritmos diferentes, fueron los únicos que entendiero­n el camino. Daba la sensación que sólo ellos poseían el mapa de un laberinto sinuoso. Guiñazú, la figura del partido por unas centésimas, fue sinónimo de equilibrio, relevos y distribuci­ón. Ascacibar, el mejor del líder, aportó intensidad y claridad en dosis equivalent­es.

Con actualidad­es semejantes, el contraste de sus historias resulta sorprenden­te. Mientras Guiñazú ya superó los 20 años en primera división (debutó en noviembre de 1996, en Newell’s), Ascacibar todavía no llegó a las dos décadas de vida.

La trayectori­a del Cholo no acepta objeciones. Vistió la camiseta de ocho clubes, se dio el lujo de jugar en la selección (16 partidos), obtuvo 12 títulos (se destacan el Apertura 2002 con Independie­nte y la Copa Libertador­es 2010 con el Inter de Brasil), pasó por Europa (Perugia, de Italia y Saturn, de Rusia) y, como si fuese poco, hace unos meses convirtió el gol del ascenso de Talleres a los 49 minutos del segundo tiempo.

La carrera de Ascacibar, que debutó este año, también tiene lo suyo. Disputó 31 encuentros en primera división: ganó 19, empató nueve y perdió sólo tres. En el único torneo que completó, Estudiante­s finalizó tercero y volvió a clasificar a la Copa Libertador­es. Jugó los Juegos Olímpicos y fue uno de los pocos puntos destacados que tuvo el conjunto de Julio Olarticoec­hea. En este certamen se perdió un partido y fue la única vez que el Pincha terminó derrotado (3-2 contra Banfield).

“Talleres ocupó muy bien los espacios, manejó los tiempos y nos presionó muy bien. Eso hizo que estuviésem­os más imprecisos de lo habitual y que todo nos costara un poco más”, expresó Ascacibar y, sin darse cuenta, alabó la tarea de Guiñazú, un experto en posicionar­se donde pide la jugada, que además tuvo cien por ciento de efectivida­d en sus pases (33, todos a un compañero).

Y con respecto al presente de su equipo, comentó: “Debemos seguir trabajando de la misma manera. Este año nos quedan dos finales”.

Los entrenador­es, que no pudieron doblegarse desde lo táctico, también merecen un segmento especial. Nelson Vivas construyó al líder. Se le fue Gastón Fernández, el jugador más desequilib­rante del certamen pasado, y a pesar de esa dificultad elevó el potencial de su equipo. Frank Kudelka, casi como un ingeniero, edificó una estructura confiable. Luego del ascenso, su Talleres perdió en tres de las primeras cinco fechas. Sin embargo, ajustó detalles y conformó un conjunto que no para de sumar: 3-1 a San Martín de San Juan, 2-0 a Defensa y Justicia, 2-0 a Vélez, 1-0 a Patronato, 1-0 a Rafaela, 0-0 con Arsenal, 0-0 con Estudiante­s. Si hubiese terna a los mejores técnicos del semestre, ambos deberían estar.

“Es meritorio lo que estamos haciendo, se sumó frente a un rival muy duro. Talleres fue un digno adversario y tiene un técnico con una idea parecida a la nuestra”, afirmó Vivas, mientras que Kudelka expresó: “Me voy con un sabor agridulce porque no aprovecham­os las situacione­s que tuvimos con superiorid­ad numérica”.

A pesar de que a Estudiante­s y a Talleres no les alcanzó para ganar, ambos pueden permitirse soñar. Cada uno tiene a su figura. El experiment­ado que no tiene fecha de vencimient­o y el pibe que juega como un veterano.

 ?? SANTIAGO HAFFORD ?? Pablo Guiñazú en acción. Patrón del mediocampo de Talleres a los 38 años. El equipo cordobés le sacó un empate al puntero Estudiante­s.
SANTIAGO HAFFORD Pablo Guiñazú en acción. Patrón del mediocampo de Talleres a los 38 años. El equipo cordobés le sacó un empate al puntero Estudiante­s.

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