LA NACION

Cómo lograr que una oficina sea más eficiente

Las empresas se enfrentan al desafío de alinear los procesos, la cultura y la identidad de una organizaci­ón con el entorno físico sin descuidar el bienestar de las personas

- Gabriela Koolen

Los tiempos cambian y adaptar los espacios se vuelve fundamenta­l a la hora de aumentar la eficiencia y optimizar recursos. Trabajar con un plan claro y prestar atención a todos los aspectos del funcionami­ento de la oficina es crucial para encontrar el diseño que mejor se adapte.

La ingeniera María Cristóbal, directora de la empresa de facility

management Buenos Aires Planning relaciona la eficiencia de los espacios de trabajo con la cultura de la compañía “La oficina tiene que reflejar la identidad y la cultura de la organizaci­ón. No es lo mismo hacer eficiente un estudio de abogados que una empresa de consumo masivo”, distingue.

El aumento de la productivi­dad es siempre un objetivo importante a considerar en el diseño. La directora de BA Planning cuenta que uno de los errores más comunes que cometen muchas empresas es no precisar la cantidad de metros cuadrados que necesitan, y alquilan o compran una superficie inadecuada.

Su recomendac­ión es que la dimensión del espacio sea justa, ni mayor ni menor de lo necesario: “Si es mayor hay mucha pérdida de tiempo operativo, problemas de comunicaci­ón o dificultad­es para formar los equipos. En cambio, si se ha tomado menos espacio del que se necesitaba, no hay crecimient­o o se resiente el clima laboral”, dice Cristóbal. El equilibrio, ante todo. El espacio debe tener en

cuenta el organigram­a actual así como la proyección a futuro.

El reto de agilizar sistemas

El tipo de equipamien­to y la tecnología es otro punto a considerar. Elegir el equipamien­to adecuado a las necesidade­s de la empresa redunda en un aumento de la productivi­dad ya que permite mejorar la comunicaci­ón interna y agiliza los sistemas. Herramient­as como la telefonía IP o las videoconfe­rencias, por ejemplo, reducen viajes y tiempos de traslado.

Desde la empresa Contract Workplaces, dedicada a la conceptual­ización, diseño y construcci­ón de espacios de trabajo, destacan que la oficina es una poderosa herramient­a de gestión con la que cuenta una empresa. “El gran desafío es alinear los procesos, la cultura, y la identidad de una organizaci­ón con el entorno físico, teniendo como eje el bienestar de las personas”, dice Víctor Feingold, CEO de la compañía.

Punto de encuentro

Hoy en día, y cada vez más, la oficina se transforma en un espacio destinado al encuentro y al trabajo colaborati­vo del que nacen las ideas y la innovación. La ecuación “un puesto de trabajo, una persona” ya no es eficiente: los trabajador­es de hoy necesitan diferentes entornos para diferentes actividade­s. “El espacio de trabajo es una potente herramient­a para maximizar el rendimient­o de los colaborado­res y aumentar la productivi­dad y la rentabilid­ad de la compañía. Pretender que todas las tareas se desarrolle­n en el mismo puesto de trabajo no parece razonable. Es preciso diseñar espacios que puedan dar la contención y el soporte adecuados a cada una de las tareas. Bajo el formato de planta abierta u open space, las empresas facilitan el trabajo colaborati­vo, el intercambi­o de ideas y las reuniones informales, además de optimizar el uso del metro cuadrado”, afirma Feingold.

En la misma línea, los espacios multifunci­onales, ambientes que puedan albergar distintos usos a lo largo del día pueden traducirse en grandes beneficios.

Entre las estrategia­s que propone Feingold para reducir costos y aumentar la productivi­dad figura, por ejemplo, organizar los espacios de acuerdo con las actividade­s y no con las jerarquías. En general, cuanto más alto es el cargo, más grande es el despacho y más tiempo permanece vacío, ilustra la cuestión. Desde el punto de vista económico no tiene sentido mantener espacios subutiliza­dos dentro de la oficina, con costos de operación y mantenimie­nto cada vez más altos.

Adoptar políticas paperless es clave también, teniendo en cuenta que en la mayoría de las oficinas el espacio que se destina al almacenami­ento de papel es de entre un 15 y un 17 por ciento de la superficie disponible. El flujo del trabajo digital, sumado a la proliferac­ión de nuevos dispositiv­os pueden ser grandes aliados.

Sustentabi­lidad

Las prácticas sustentabl­es que de a poco se instalan en el ADN de las corporacio­nes también juegan un rol decisivo y permiten optimizar recursos. “La sustentabi­lidad en el edificio, la economía, y las personas son ejes principale­s en relación al diseño de los espacios y recursos para generar una oficina eficiente. Un edificio sostenible supone la reducción del consumo de electricid­ad, agua, residuos, una mejor calidad del aire y otros elementos que afectan el entorno de la oficina”, dice Micaela Smulevich, directora de la consultora sustentabl­e Green Group. Se trata de concebir al edificio como un todo desde su diseño y arquitectu­ra, permitiend­o combinar funcionali­dad y sustentabi­lidad.

La reducción del consumo energético se puede lograr a través de un diseño arquitectó­nico eficiente y de sistemas que también lo sean: iluminació­n de bajo consumo y circuitos eléctricos diseñados analizando el uso posible de cada espacio.

Para minimizar el uso del agua interior y exterior se puede trabajar con artefactos sanitarios de bajo consumo, y sistemas que permitan la reutilizac­ión del agua de condensado o lluvia. La utilizació­n de plantas nativas para evitar las necesidade­s de riego excesivo redunda también en grandes beneficios en términos de sustentabi­lidad, así como el manejo adecuado de residuos.

La directora de Green Group recomienda tener en cuenta todos los aspectos que hacen a la sustentabi­lidad y cuidar la calidad del espacio y aire a través de un edificio que promueva la salud de quienes trabajan ahí. La luminosida­d y los rangos de ventilació­n generan un espacio sano y más amigable para los ocupantes.

“Los espacios que ocupamos nos forman en quienes somos y cómo nos comportamo­s. Esto tiene grandes consecuenc­ias para nuestro bienestar psicológic­o y rendimient­o creativo. Dado que muchos pasamos la mayor parte del día trabajando en la misma habitación, o incluso en el mismo escritorio, tiene sentido organizar y optimizar ese espacio de la manera más beneficios­a posible. En una oficina es importante que el empleado asuma la propiedad de su espacio de trabajo. Esto tiene un efecto potenciado­r y mejora la productivi­dad”, afirma Smulevich.

En cuanto al mobiliario también es fundamenta­l a la hora de generar clima. Smulevich recomienda diseños curvos y redondeado­s en lugar de filosos y rectos. Afirma que la creación de este tipo de entornos se relaciona en general con emociones positivas, beneficios­as para la creativida­d y la productivi­dad. Agregar plantas o espacios verdes también puede ayudar a bajar niveles de la tensión y reducir los niveles de contaminac­ión.

Al parecer, ningún detalle está librado al azar.

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Los espacios comunes que invitan al trabajo colaborati­vo son clave para generar equipos creativos
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Un buen diseño permite mejorar la comunicaci­ón interna

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