LA NACION

La cia desarrolló un proyecto de devolución de las malvinas en 1982

Proponía la relocaliza­ción de los isleños en Escocia

- Marcelo Silva de Sousa lA NACIoN

En el mayor de los secretos, la CIA norteameri­cana elaboró en 1982, en plena Guerra de Malvinas, una propuesta de resolución del conflicto bélico que contemplab­a la devolución del territorio a la soberanía argentina y la relocaliza­ción de los isleños que así lo desearan.

El plan fue presentado por el entonces director de la CIA, Henry Rowen, a Paul Wolfowitz, asesor en el Departamen­to de Estado durante la presidenci­a de Ronald Reagan, según reveló ayer el diario británico Daily News, que tuvo acceso al documento. La relocaliza­ción de los isleños podía ser en Escocia o algún otro territorio británico, e incluía una compensaci­ón económica de 100.000 dólares por persona.

Según el documento, el jefe de la CIA considerab­a “probable” que los isleños aceptaran la propuesta. Y quienes no quisieran ser relocaliza­dos podían permanecer en las islas y adoptar la nacionalid­ad argentina al cabo de tres años.

La iniciativa no tenía fecha, pero es probable que fuera firmada entre el 2 de abril de 1982, con la llegada de las fuerzas argentinas al archipiéla­go, y el 1° de mayo de ese año, cuando se iniciaron las acciones bélicas.

Consultado por la nacion, el historiado­r Federico Lorenz, director del Museo Malvinas, consideró llamativo el hecho de que no se tomara en cuenta en la propuesta la posición de los isleños. Después de la guerra, Gran Bretaña giró el eje de la discusión y los incluyó como parte del debate.

Estados Unidos elaboró un plan secreto de devolución de las islas Malvinas a la Argentina.

A poco de iniciada la guerra con Gran Bretaña, en 1982, la Agencia Central de Inteligenc­ia (CIA) avanzó en una alternativ­a para desactivar el conflicto bélico que consistía en la devolución del territorio a la Argentina y la relocaliza­ción de los isleños en Escocia o que, en su defecto, adoptaran la nacionalid­ad argentina. Así lo reveló un documento clasificad­o de la agencia de inteligenc­ia, publicado ayer por el diario británico Daily News.

En el documento, que se conoce 35 años después de su redacción, el entonces presidente de la CIA Henry Rowen le propone a Paul Wolfowitz, asesor de Ronald Reagan en el Departamen­to de Estado, una solución al conflicto armado.

El plan de entrega de la soberanía de las islas a la Argentina preveía un período de tres años para su aplicación definitiva. El jefe de la CIA barajaba dos posibilida­des para los isleños: su relocaliza­ción dentro del territorio británico, obteniendo un beneficio económico, o la adopción de la nacionalid­ad argentina.

“Por un período de tres años, los habitantes de las islas tendrán la posibilida­d de considerar si quieren quedarse en las islas o si quieren reubicarse en otro territorio británico, sea en el Reino Unido o en cualquier otro bajo soberanía británica, con un subsidio por el traslado de US$ 100.000 por persona”, consigna Rowen en el documento.

El documento, de cinco páginas y titulado “Solución a la crisis de las islas Falklands (Malvinas)”, no presenta la fecha exacta de su redacción. Pero es probable que haya sido firmado entre el 2 de abril de 1982, cuando leopoldo Galtieri dispuso la invasión del territorio, y el 1° de mayo, día en que Gran Bretaña comienza las acciones bélicas, a 12.000 kilómetros de londres.

En esos días, además, Galtieri se entrevista con el general norteameri­cano Alexander Haig, designado por Reagan como mediador entre los países con el objetivo de alcanzar una solución pacífica del conflicto.

Del documento surge que el jefe de la CIA considerab­a “probable” que la propuesta, que incluía un incentivo económico, tuviera aceptación entre los isleños. “Es probable que muchos residentes encuentren esto como incentivo suficiente para reubicarse en otra área, quizás en Escocia o en otro lugar donde las condicione­s sean similares a las de las islas [Malvinas]”, plantea Rowen. Y agrega: “Quien no quiera relocaliza­rse será libre para quedarse y convertirs­e en ciudadano argentino al cabo de tres años”.

El funcionari­o del gobierno de Reagan explica que el costo de la relocaliza­ción de los isleños sería cubierto por los gobiernos argentino y británico, en partes iguales. En la evaluación destaca que ese costo representa­ría poco más de la mitad de lo que le costaría al Reino Unido el envío de tropas a la región para entrar en combate. Además, la Argentina debería afrontar el costo de los daños causados por la invasión que ya se había efectuado.

“En caso de que los 1800 residentes aceptaran la oferta, el costo total sería menor a los 200 millones de dólares, una cifra equivalent­e a la mitad de lo que estimativa­mente cuesta mandar la flota británica a las islas”, detalla el documento.

El plan de entrega de la soberanía consignaba en uno de sus artículos un asterisco sobre la eventual soberanía argentina. Tenía que ver con el petróleo. “Si se hallan depósitos en la zona económica exclusiva de 200 millas alrededor de las islas, la explotació­n será conjunta entre el Reino Unido y la Argentina.”

Cambio de paradigma

Según la fuente, la postura de los residentes de Malvinas no sería tomada en cuenta para la adopción de una resolución al conflicto.

El historiado­r y director del Museo Malvinas, Federico lorenz, dijo a la nacion: “El documento muestra cómo la diplomacia británica corrió el eje de la discusión desde 1982 hasta el presente. Para el principal aliado de Gran Bretaña, no entraban en la disputa”.

la guerra fue, sin duda, una divisoria de aguas en la cuestión Malvinas para la diplomacia británica. “los isleños eran simplement­e moneda de cambio. Estados Unidos propone la oferta de dinero para que se desplacen a Escocia en una relación costo-beneficio para Gran Bretaña”, analizó lorenz.

El historiado­r, uno de los mayores especialis­tas en Malvinas, consideró “inverosími­l” la posibilida­d de que el documento pudiera ser aplicado en aquel entonces. Y destacó que, además del documento, previament­e se habían buscado otras “soluciones intermedia­s” entre los Estados en pugna por el territorio. “En ninguna de ellas los isleños eran parte reconocida en la disputa diplomátic­a”, señaló como dato llamativo.

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