LA NACION

BUSCAN TENDER UN PUENTE CULTURAL CON EL BARRIO SALDÍAS

El museo tendrá una sede con programas sociales y educativos abierto a los vecinos; ocupará un edificio en el que actualment­e ensayan unas 70 bandas musicales que le rinden culto a Spinetta

- Mauricio Giambartol­omei LA NACION

Desde la canchita del barrio, sin césped y con piso de tierra, se podía ver cómo el sol se ocultaba por detrás de las torres de Recoleta. Al mismo tiempo la banda que abría el festival probaba el sonido desde el escenario que se había montado allí. El clima de la tarde del sábado era ideal para despedir el año en Saldías, el barrio que en sus orígenes fue el hogar de los empleados ferroviari­os del Belgrano Cargas y que, con el tiempo, se convirtió en un refugio para familias marginadas.

Las hamburgues­as salían a punto y a buen precio, la cerveza corría y las canciones sonaban con bandas que llegaban de distintos puntos de la ciudad. Pero una pre- ocupación dominaba a los músicos: ese recital podría haber sido el último. ¿Por qué? El Polo Cultural Saldías, eje integrador desde antes que llegaran los anuncios de urbanizaci­ón y donde ensayan las bandas que llegan de diferentes barrios de la ciudad, podría dejar de funcionar o mudarse.

El inmueble, que pertenece al Estado nacional, aunque está concesiona­do a una empresa de logística que tiene su depósito de mercadería en un galpón contiguo, parece ser el elegido por el Museo de Arte Latinoamer­icano de Buenos Aires (Malba) para ampliar sus actividade­s e instalar un museo social. Allí hoy se le rinde culto a la historia musical. Luis Alberto Spinetta, Fito Páez, Charly García, Ricardo Mollo, León Gieco, Gustavo Cerati y Javier Malosetti pasaron por sus salas de ensayo que en los 60 eran oficinas de distribuid­ores de frutas y verduras. El espacio es regulado por una asociación civil que cuenta con 300 miembros y son 70 las bandas que alquilan un espacio.

El presidente del Malba, Eduardo Costantini, anunció el proyecto de ampliación. En septiembre pasado, en una fiesta por los 15 años del espacio, había anticipado su intención de tender un puente cultural entre la sede de Figueroa Alcorta 3415, el barrio Saldías y las villas 31 y 31 bis, aunque no brindó detalles. Pero en las últimas semanas, las conversaci­ones avanzaron para llevar el Malba al Polo Cultural Saldías.

Según reconstruy­ó la nacion, el pedido fue elevado a la Agen- cia de Administra­ción de Bienes del Estado (AABE), que maneja el inmueble donde se instalaría­n programas sociales, educativos y culturales, además de un espacio público, accesible a los vecinos, según explicaron desde el Malba. Cuando avancen las negociacio­nes “se abrirá una convocator­ia de proyectos” para detectar las mejores propuestas “de talleres y actividade­s enfocadas a la integració­n de la comunidad de Saldías”.

En septiembre, Costantini planteaba: “El nuevo Malba buscará ser nexo en varios sentidos: Norte/Sur y Este/Oeste, desarrolla­ndo una acción a distintos niveles, integrando a comunidade­s y públicos diversos, donde todos reconozcan al museo como propio y se desarrolle­n a través de su propuesta”. También movilizaba la idea de despersona­lizar la institució­n e involucrar otros filántropo­s en esa búsqueda.

Adónde irán los músicos

Los músicos que gestionan el Polo Cultural Saldías le dijeron a la nacion que tuvieron reuniones con enviados del gobierno porteño en las que conocieron las intencione­s del Malba.

El movimiento musical se inició hace 10 años en el edificio que, hasta hace pocos meses y antes de los anuncios de urbanizaci­ón de Saldías, muy pocos conocían. Dos hermanos, de una empresa familiar que concesiona el predio, dieron el primer paso. Luego, el de boca en boca hizo el resto. Hoy, los músicos se preguntan qué pasará con ellos.

Todo indica que deberán mudarse a un predio a unos 300 metros del edificio actual, entre el barrio Saldías y la parte trasera de la villa 31. Varias razones los hace verse en desventaja: el interés creciente del Malba, el aval del Estado para que el museo se instale allí y la concesión de la empresa de logística que está llegando a su fin. Con el permiso de explotació­n caducado, el traslado sería inevitable.

El Polo Cultural Saldías está sobre la calle San Pedro de Jujuy, a metros de las vías de los ferrocarri­les Mitre y Belgrano Norte, en una zona con abundante circulació­n de transporte de carga. Por fuera se ve como un edificio gris, pero al subir las escaleras comienza a sentirse la vibración de la música. Guitarras, platillos, bajos y bombos son los sonidos que predominan.

Las transaccio­nes comerciale­s de frutas y verduras se reemplazar­on por canciones compuestas en oficinas hoy convertida­s en salas de ensayo usadas por músicos que llegan de Palermo, San Telmo, Colegiales, Recoleta y otros barrios porteños. Muchos se sienten vecinos de Saldías por las actividade­s que organizan con el barrio, como bautismos y recitales de fin de año.

El espacio le rinde tributo a Spinetta. La sala principal lleva su nombre; allí preparó, durante tres meses, el recital de las Bandas Eternas, que se realizó en 2009 en el estadio de Vélez Sarsfield. Los ensayos, de los que participar­on músicos reconocido­s del rock nacional, quedaron plasmados en un libro de fotos y anécdotas. Todo gira en torno de Spinetta. Los pasillos llevan los nombres Almendra, Spinetta Jade, Pescado Rabioso, La La La y Socios del Desierto, nombres de bandas o discos del Flaco. Por esa razón, los músicos no quieren mudarse de allí. Ese sitio, dicen, es especial, con una historia que no tendrá ningún otro.

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ARCHIVO / HERNÁN ZENTENO En San Pedro de Jujuy 4 se desarrolla­rán actividade­s culturales que tendrán al barrio como protagonis­ta

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