Rogério Micale, un desconocido al rescate de Brasil
Con casi nula experiencia en primera, el DT es un experto en la conducción de juveniles
IBARRA, Ecuador.– El gigante se despertó. En 2015, Brasil inició la reconstrucción de sus seleccionados juveniles. El año pasado, con la asunción de Tite en la Mayor y la continuidad de Rogério Micale en las categorías formativas, se colgó por primera vez en la historia la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Río de Janeiro fue la ciudad en la que los torcedores y el Scratch volvieron a conectarse, después de romper lanzas tras la catastrófica caída 7-1 con Alemania en el Mundial 2014 y de desandar con extravíos las Copa América de 2015 y de 2016. Ahora, el campeonato Sudamericano Sub 20, en Ecuador, es el nuevo desafío. La historia resalta que es la selección con más títulos (11), aunque hace seis años que no levanta el trofeo.
Si en Perú 2011 Neymar fue la estrella que lideró a un grupo que tuvo también a Danilo, Casemiro, Oscar y Lucas Moura, el modelo 2016 ya empieza a destacar a algunas de sus piezas: Caio Henrique, Douglas Luiz en la construcción; Felipe Vizeu en el rol de artillero… Ney Franco fue el último técnico que saboreó las mieles del éxito y se calzó la corona, Rogério Micale pretende refrescar la memoria de los hinchas y terminar de conquistar el corazón de un público que lo miró con desconfianza por su escaso renombre. El hacedor del sueño no es un improvisado en juveniles, su “pecado” es el cortísimo recorrido en el fútbol profesional.
En tres partidos Brasil mostró su potencial. Dos victorias –Ecuador, en el debut, y Paraguay– y un empate ante Chile, resultados con los que se aseguró una plaza en el hexagonal final. El primero de los 10 seleccionados en sacar el pasaje a Quito. Clasificada, el juego de hoy, con Colombia, cerrará su participación en la primera etapa y tendrá un descanso de una semana, con miras a la ronda definitoria. “Pretendemos el título, pero el primer paso es la clasificación para el Mundial. La Copa del Mundo ofrece experiencia a los jugadores. Esto es un conjunto de factores: formar, clasificar y ganar”, reflexiona Rogério Micale.
Dos años atrás, Brasil finalizó en la cuarta posición en el torneo Sudamericano de Uruguay 2015, clasificándose al Mundial de Nueva Zelanda y los Juegos Panamericanos de Toronto; por ser país organizador tenía el cupo asegurado en Río 2016. Eran los días de Alexandre Gallo como entrenador, que dimitió después de la floja campaña. Asumió Micale, un bahiano de 47 años que apenas dirigió dos encuentros en primera [dos derrotas con Gremio Prudente, en el campeonato Paulista 2011] y que fue convocado por la Confederación Brasileña de Fútbol para preparar al Scratch para los JJ.OO.
El primer episodio del ciclo fue Nueva Zelanda 2015: después de un inicio arrollador en el grupo –tres triunfos en tres juegos–, los penales ante Uruguay y Portugal llevaron a Brasil a las semifinales, donde vapuleó 5-0 a Senegal. Serbia, en tiempo suplementario, rompió el sueño de campeón. Luego fue el turno de los Juegos Panamericanos de Toronto, donde la medalla de bronce, detrás de Uruguay y México, no dejó el mejor saldo, aunque la participación fue con un plantel alternativo. El foco era Río 2016: los empates sin goles con Sudáfrica e Irak provocaron un clima adverso y de tensión. Un 4-0 sobre Dinamarca revirtió el escenario; el éxito con Colombia (2-0) y la goleada a Honduras (6-0), en cuartos de final y semifinales, reflejaron el crecimiento futbolístico y la solidez defensiva: Alemania, en la final, logró encajarle el único gol en todo el certamen y, tras igualar 1-1, los penales [5-4] desataron la euforia, las lágrimas… El “desconocido” Rogério Micale lo había hecho. Tite había dejado en las mejores manos a Neymar y compañía –Gabriel Jesús, Rafinha, Renato Augusto– para sumar el título que le faltaba a Brasil.
Con el nombre de Aranha fue arquero en clubes menores del estado de Paraná. Sin repercusión dejó los guantes y optó por la dirección técnica de juveniles. La exposición llegó con Figueirense. El club de Florianópolis decidió dar un giro a sus divisiones inferiores y Rogério Micale tomó las riendas. La apuesta tuvo un resultado inmediato: campeón de la Copa Sao Paulo de Fútbol Junior. La repercusión generó que Atlético Mineiro lo contratara en 2009. Cortó su ciclo para hacer la experiencia en un plantel profesional; frustrado, retomó la tarea formativa en el conjunto Galo hasta que la CBF decidió que sus seleccionados juveniles debían reconstruirse y nadie mejor que él para desarrollar la tarea. “Dirige, pero también acompaña el crecimiento de los futbolistas. Disciplina, conversa y se interioriza de lo que les pasa. Futbolísticamente, tiene un concepto de juego moderno, osado, sin miedo a perder”, comentan quienes acompañan al grupo.
Los resultados fortalecen la tarea y muestran que Brasil no se equivocó en la elección.