Trágica pelea en un partido de futsal de barrio
Fernando Pereiras, técnico de un equipo juvenil de futsal, murió tras haber sido golpeado por un espectador; su hijo fue testigo de la agresión, en Munro
Era un simple partido de fútbol juvenil en un club de barrio. Una tarde de domingo más en familia, como se repite cada fin de semana en cientos de canchas de futsal. Pero la violencia puede ser desatada en cualquier parte, en forma inesperada. Más cuando la pasión por un resultado lleva al olvido que se trata sólo de un juego entre menores. Ese día recibió un fuerte golpe Fernando Pereiras, el técnico del Club Unión de Munro (CUM). Cayó desvanecido delante de su hijo de 13 años. Murió ayer y fue detenido su atacante, un espectador que se metió en una breve pelea entre los jugadores.
“Fernando era el pilar del grupo. Sabíamos que siempre podíamos contar con él. Daba su tiempo para todos, porque el club era su familia”, fue el emocionado recuerdo de ignacio Cavalli, uno de los integrantes del plantel superior de futsal.
Todos se reunieron ayer en el Club Unión de Munro. intentaban contenerse por la absurda pérdida de un amigo. Allí estaba la fotografía de la víctima cuando tenía 7 años y jugaba en el equipo infantil. Treinta años después de esa imagen mantenía el afecto por ese club barrial del que nunca se alejó, según contaron aquellos que lo conocieron.
“Toda la vida estuvo acá, daba una mano sin que se la pagase un peso. Y si había un tipo que no provocaba violencia, era él”, comentó Federico Fernández, otro de los jugadores de la primera de futsal. Su compañero Matías Codispoti agregó: “Fernando era un crack. Todo lo hacía por amor al club”.
El presunto autor del golpe fue apresado ayer a la tarde por detectives de la Delegación Departamental de investigaciones de San isidro en una estación de servicio situada en el cruce de las avenidas San Martín y de los Constituyentes, en el partido de San Martín. Su orden de detención había sido pedida en horas de la mañana por el fiscal de Vicente López, Néstor Larramendi, a cargo de la investigación.
El sospechoso fue identificado por fuentes policiales como Sergio Baldauf, de 40 años. Según los informantes, el acusado tenía antecedentes por amenazadas y lesiones graves.
“El [hijo] de 13 años estaba ahí y vio todo. El charco de sangre al lado del padre. La sociedad está violenta, no el futsal, el fútbol infantil o el hockey... la gente está enferma”, dijo conmovido Patricio González, uno de los mejores amigos de la víctima.
“Era persona solidaria, que siempre ayudaba a sus amigos. Venía al club desde los 7 años. Estuvo en todas las categorías y todos lo querían. Era fanático del CUM. Siempre apostaba al club”, sostuvo a la nacion la madre de un chico que practica fútbol en ese club.
La víctima estuvo internado cinco días en la Clínica de La Divina Providencia. Falleció ayer a la mañana. Los chicos que él entrenaba y jugadores de otras categoría se quebraron cuando conocieron la noticia.
“Esta situación nos quiebra. Si los grandes tenemos problemas para entender lo que pasó, mucho más los chicos”, dijo entre llantos otra madre, en la puerta del CUM. Un golpe inesperado
El grave incidente ocurrió el domingo pasado cuando el CUM jugaba un partido amistoso de visitante contra una de los clásicos rivales de la zona, el Club industrial de Munro, en Mendoza 2650.
El inesperado final sucedió cuando los jugadores de ambos equipos comenzaron a pelearse. Entonces, “Cucusa”, como era conocido la víctima, ingresó en la cancha e intentó separar a los futbolistas. Pero no pudo hacer nada porque fue agredido por un espectador.
“Pereiras recibió un puñetazo que lo desvaneció. Cayó al piso y sufrió un duro golpe en su cabeza”, explicó una fuente policial. Los amigos de “Cucusa” afirmaron que el agresor fue escondido en el buffet del Club industrial. “Nuestra gente identificó enseguida al agresor y el club lo encerró en el buffet y lo escondió
El presidente del club industrial, oscar Bernazzoli, negó el supuesto encubrimiento. “En el momento en que se produjo la agresión, [a la víctima] le agarraron convulsiones. El estado era crítico, había gritos pidiendo ambulancia. Del club cerra- ron las puertas y dijeron: de acá no se va nadie hasta que llegue la policía. Era un lío, habían quedado chicos afuera y entonces las madres pidieron abrir la puerta.”
La Justicia intenta determinar si el atacante es familiar de alguno de los menores que integran el equipo del Club industrial. Mientras los investigadores atrapaban al sospechoso, los socios del Club Unión Mitre lloraban juntos en la sede de la institución elegida por la víctima como una segunda casa. incluso allí buscó contención ayer uno de los dos hijos de Pereiras, siempre orgulloso por la vocación del padre de enseñar fútbol a sus amigos, un pasatiempo que le costó la vida.