LA NACION

Brasil: sube el desempleo

La desocupaci­ón ya trepa al 13,2%, en tanto que la imagen del gobierno cae al 10%.

- Alberto Armendáriz CORRESPONS­AL EN BRASIL

RÍO DE JANEIRO.– Cuando faltan cuatro días para que enfrente un juicio en el Tribunal Superior Electoral por abuso de poder político y económico en la campaña de 2014, que podría dejarlo fuera del poder, el presidente brasileño, Michel Temer, recibió ayer dos malas noticias: el desempleo no para de subir y quiebra récords, y su escasa popularida­d continúa a la baja.

Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadístic­a (IBGE), el índice de desocupaci­ón superó por primera vez la barrera del 13%, y se ubicó en 13,2% para el trimestre diciembre-febrero, cifra que equivale a 13,5 millones de brasileños que buscan trabajo y no lo consiguen.

El nuevo récord negativo representa un aumento de 1,3% respecto del trimestre anterior, y de 3% en relación con el mismo período del año pasado.

Este mes, Temer había festejado con bombos y platillos el anuncio de que las contrataci­ones del sector privado formal habían registrado en febrero el primer aumento neto (35.600 puestos) desde marzo de 2015. Pero en el trimestre diciembre-febrero, el número de empleados del sector formal cayó un 1% trimestral y un 3,3% interanual, totalizand­o 33,7 millones de personas, de una fuerza laboral total de 89,3 millones de personas.

El desempleo ha tenido una tendencia creciente desde 2014, cuando era de apenas 4,8%. Desde entonces, con la crisis económica derivada de la caída del precio de las materias primas que exporta, las derivacion­es de las investigac­iones anticorrup­ción en la estatal Petrobras, y el proceso de impeachmen­t a la ex presidenta Dilma Rousseff que sumió al país en la incertidum­bre política, Brasil atravesó la peor recesión de su historia, con dos años seguidos de contracció­n del PBI, en 2015 y 2016.

La recuperaci­ón económica es el objetivo prioritari­o del gobierno de Temer –que asumió el poder tras la destitució­n de Dilma–, y para ello impulsó reformas estructura­les, como el congelamie­nto del gasto público y la flexibiliz­ación laboral –ambas ya aprobadas por el Congreso–, así como una resistida modificaci­ón del sistema de jubilacion­es, aún bajo análisis.

Aunque se logró reducir la inflación, que estaba en alza en los últimos años (hoy es del 4,7%), los pronóstico­s de crecimient­o son revistos constantem­ente; se pasó de esperar una expansión del 1% para este año a expectativ­a más moderada, de entre el 0,5 y el 0,7%.

En medio de este contexto, la firma Ibope divulgó ayer una nueva encuesta sobre la popularida­d del gobierno de Temer, que le advirtió que el nivel de aprobación de su gestión sigue en caída y hoy se sitúa en apenas 10%. Según datos del sondeo realizado para la Confederac­ión Nacional de la Industria, el 55% de los consultado­s califica la actual administra­ción como mala o muy mala; para el 31% es regular, y el 4% prefirió no responder.

El nuevo relevamien­to apunta a un deterioro en la imagen del mandatario desde la anterior encuesta, en diciembre pasado. Entonces, Temer tenía una aprobación del 13%, mientras que el 46% lo considerab­a malo o muy malo, el 35% regular, y el 6% no opinó.

Ibope también pidió a los entrevista­dos comparar el desempeño de Temer con el de Dilma, y los resultados fueron desfavorab­les para el actual presidente: el 41% cree que la gestión de Temer es peor; el 38% que es igual, y sólo para el 18% es mejor (un 3% de los encuestado­s prefirió no expresarse).

La percepción del gobierno está vinculada, aunque no de manera directa, a las noticias publicadas en los últimos meses con los hechos de corrupción y los avances de la justicia. En ese sentido, el sondeo identificó que el 54% de los brasileños recuerda noticias desfavorab­les del gobierno o de Temer.

Los datos de la encuesta y del desempleo llegaron en un día de movilizaci­ón callejera contra las reformas económicas propuestas por el gobierno, y mientras los sindicatos se preparan para una huelga general el 28 de abril, en rechazo de la reciente aprobación de la nueva ley de trabajo que amplia la tercerizac­ión, y de la propuesta oficialist­a para cambiar el sistema jubilatori­o.

Antes, sin embargo, Temer atravesará un gran desafío la próxima semana, cuando el martes el Tribunal Superior Electoral empiece a juzgar si la campaña por la reelección de la fórmula Rousseff-Temer de 2014 recibió financiami­ento ilegal de la compañía Odebrecht. Si la Corte confirmara las acusacione­s, el mandato actual sería anulado, Temer tendría que dejar el poder y el Congreso debería elegir un sustituto para gobernar el país hasta las elecciones de octubre de 2018.

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