Una polémica del siglo XVI que tiene un gran vínculo con la actualidad
Entre 1550 y 1551 se reunió en Valladolid, españa, una junta que intentó definir una polémica que en su tiempo dividía de manera extrema las posiciones relacionadas con las conquistas que los españoles realizaban en el nuevo mundo. algunos entendían que los indios debían tener un trato inhumano debido a sus comportamientos y costumbres; en tanto que otros defendían otorgarles un tratamiento cuidadoso y para ello se apoyaban en consideraciones en las que primaban el análisis de sus sistemas de organización social y aun en sus elevadas percepciones a la hora de dar forma a sus diseños arquitectónicos.
aquella Controversia de Valladolid no llegó a conclusiones certeras. Simplemente abrió un camino
muy importante a la hora de repensar las consecuencias nefastas que dejó aquella invasión que no sólo terminó sojuzgando a pueblos originarios, sino que, además, posibilitó el saqueo desmesurado de sus bienes personales y naturales.
la dramaturga María elena Sardi (Con olor a agua florida, Duse…
la divina, Las obreras, entre otras) parte de aquella reunión y, luego de realizar una muy profunda investigación sobre el tema y sus implicancias en la época, ubica en escena a los grandes protagonistas de la confrontación, Juan Ginés de Sepúlveda y Fray bartolomé de las Casas. entre ellos, un juez mediador, domingo de Soto.
en un comienzo, la experiencia se desarrolla en un juego de teatro dentro del teatro. Tres intérpretes que van a recrear a esos personajes, durante un ensayo, reflexionan sobre los discursos de sus personajes y no pueden menos que aproximar algunas valoraciones personales a cuestiones que parecerían repetirse en el presente.
Poco a poco ellas van introduciéndose en la acción de la pieza original y es ahí donde deberán poner en voz y en cuerpo a Sepúlveda (Soria) y de las Casas (Sardi), recuperando un duelo verbal apasionado que no dejará de lado en sus argumentaciones citas, casi obligadas, de una vasta línea de pensadores.
Mientras Fray bartolomé de las Casas, hoy considerado uno de los primeros defensores de los derechos humanos, se destaca por su profusa inspiración y el uso de una retórica comprensiva y esclarecedora, su contrincante no dejará de resultar un oscuro, dogmático y nefasto vocero de unas creencias muy fáciles de rebatir, sobre todo porque estaban muy alejadas de la realidad y muy cercanas a unos intereses materiales de los cuales no querían desprenderse los conquistadores de la época.
resulta muy interesante la rigurosidad con que Sardi hilvanó la vasta documentación con la que trabajó. desde la dirección, lizardo laphitz optó por resguardar las ideas que emanan del texto y apoyar a las intérpretes en la construcción de unas disertaciones que fluyen de manera intensa y siempre provocando la reflexión del espectador. leonor Soria y María elena Sardi logran sostener esa oratoria con buen ritmo, dejándose llevar por esas palabras que construyen en el imaginario de quien escucha el mundo de cada uno de los personajes centrales de manera acabada. las intervenciones de beatriz apás son pequeñas, pero convincentes.
Hay algo que, seguramente, el público extraña en esta obra: por qué los personajes poseen muy pocos momentos en los que dejan ver sus verdaderas e inquietantes contradicciones.