¿Querés ser feliz? Los “expertos” dicen cómo lograrlo
Una cronista participó de la Primera Cumbre de la Felicidad, que reunió a científicos y líderes espirituales
Apenas me siento frente al auditorio, dos desconocidas en las sillas de atrás se presentan e intercambian algunos comentarios entre ellas. Tímidamente me doy vuelta y enseguida me tienden la mano. La primera, en impecable trajecito negro, cuenta que trabaja en el mundo tecnológico. La segunda, con una llamativa vincha de flores y pollera hippie, me extiende su tarjeta: “Embajadora de felicidad –autora y mentora–”. Parecerían totalmente opuestas. Pero ellas, al igual que el hombre de Medio Oriente con túnica roja con ribetes dorados, la mujer de velo negro o el profesor de Harvard en saco y corbata, vienen en busca de lo mismo: llegar a ser personas más felices. No somos tan distintos, después de todo.
Miami fue, al menos durante un fin de semana, la capital de la felicidad, al celebrarse la Primera Cumbre Mundial de Felicidad, que reunió a oradores de todo el mundo, como investigadores, escritores, neurólogos y líderes espirituales. Por primera vez en la historia se dieron cita los países más felices, en un simbólico Happy20 (H20) y no los más grandes y ricos (G20). Como no podía ser de otra manera, el acontecimiento cerró con una fiesta abierta al público con zumba, yoga, meditación y música. “Tenemos que revertir la fórmula para la felicidad y el éxito. La mayoría piensa que si trabaja más será más exitosa, y como consecuencia, más feliz. Está científicamente comprobado que es al revés”, explica Shawn Achor, autor de tres best sellers y ganador de una docena de premios de la Universidad de Harvard por sus estudios sobre psicología positiva.
Cuando el cerebro quiere alcanzar una meta y lo logra, cambia a otro objetivo, sostiene. Si sacamos buenas notas, queremos mejores, o cambiar de universidad, agrega. Y la mente nunca está satisfecha. Su teoría es que la felicidad es el combustible del éxito, y no al revés. Cuando somos positivos, nuestro cerebro se compromete más, es más creativo, motivado, enérgico, resistente y productivo en el trabajo.
¿Pero cómo ser positivos y tener una vida feliz si es que el huevo viene antes que la gallina?
“Hay pequeños cambios en pos de una conducta positiva. Dedicando apenas dos minutos diarios durante 21 días seguidos el cerebro puede cambiar para trabajar con más positivismo y éxito”, detalla, y da una pista de lo que propone en las compañías para las que trabaja, todas entre las Fortune 100.
Por ejemplo, recomienda escribir tres cosas distintas cada día por las que valga la pena agradecer. Al poco tiempo, según el experto en felicidad, la mente va adquiriendo el patrón de detectar lo positivo de la realidad y no lo negativo. También hacer ejercicio, tomarse un tiempo para meditar e impartir actos de bondad. “Hay que entrenar nuestro cerebro tal como entrenamos nuestro cuerpo”, aconseja.
El World Happines Report, que mide la felicidad en 160 países del mundo, coloca siempre a los países desarrollados en la cima del ranking: Noruega, Dinamarca, Islandia, Suiza, Finlandia, Holanda, Canadá… Casualmente son países con un PBI elevado. ¿El dinero está ligado a la felicidad? El economista Richard Layard, coeditor del World
Happines Report y autor de La felicidad. Lecciones de una nueva ciencia, asegura que es indispensable tener cubiertas las necesidades básicas para poder ser feliz, pero una vez superada esa instancia es necesario darles más importancia a las relaciones interpersonales. Que no sean sólo un satélite de nuestra vida o trabajo, dice. Layard introdujo el concepto de comparación social. Esto es, en sociedades donde compiten unos con otros, podría sentirse infeliz aun teniendo un buen sueldo si su compañero gana más que usted.
El informe pregunta a los encuestados si su vida alcanza los estándares de la buena vida, algo que suele ir de la mano del PBI. “Pero cuando se mide con una pregunta más global, como ser cuán satisfecho está usted con su vida, encontramos que la región latinoamericana sale muy bien posicionada”, cuenta Mariano Rojas, presidente de la Sociedad Internacional para Estudios de Calidad de Vida. En la estadística que lleva adelante, se pone énfasis en las relaciones humanas.
“Preguntamos en todos los países, por ejemplo, si el día anterior tuvo muestras de amor o cariño. En Costa Rica responden afirmativamente un 84%; en los Estados Unidos, un 62%. La parte afectiva es muy importante para la satisfacción de vida, pero queda fuera del radar en algunas mediciones”, agrega. En sus rankings, Costa Rica es el número uno de los países latinos (igual resultado arroja el World Happines Report), mientras que Chile está casi en la cola.
“Es curioso porque es el milagro económico. Chile entró en la carrera por el estatus, se ha vuelto más materialista. Todo el mundo tiene que trabajar más para tener una casa más grande. Pero ésta te da felicidad sólo si es más grande que la del vecino”, cuenta Rojas, con la misma teoría que Layard.
El líder espiritual indio Sri Sri Ravi Shankar, fundador del movimiento El Arte de Vivir, que participó de esta cumbre, plantea tres elementos básicos para la felicidad: las relaciones interpersonales, la salud y la situación financiera.
“Algunos tienen los tres y sin embargo son infelices. Entonces, mi consejo es que ayuden y se brinden a los demás. El altruismo es aún más beneficioso para quien da que para quien recibe”, dijo. Además aconseja hacer celebraciones o festejos entre amigos o comunidades, como una expresión de vida... Y sonreír.
En efecto, uno de los ejercicios propuestos por Achor en sus charlas en 51 países es tomar cualquier compañero y sonreírle durante varios segundos, tratando de que la contraparte se quede seria. Un 80% no pudo lograrlo.
“Si me hacen un escaneo de mi cerebro, pequeñas porciones muestran actividad de que estoy sonriendo. Pero si dejo de sonreír y alguno de ustedes me sonríe y me siguen escaneando, pequeñas porciones de mi cerebro llamadas neuronas espejo se activan como si yo sonriera. Mi cerebro derrama una sustancia, dopamina, que eleva mi nivel de felicidad y causa que mi cara forme una sonrisa. El sistema espejo tiene poder sobre el sistema motor, y lo mismo pasa con los bostezos. Por otro lado, en un aeropuerto, si en un grupo de 15 desconocidos se introduce una persona que empieza a inquietarse, moverse y mirar el reloj continuamente, los estudios han comprobado que la mitad de las personas van a hacer lo mismo. Esto indica que no sólo la sonrisa y el bostezo se contagian, sino también la negatividad, el estrés y la ansiedad. Lo absorbemos como el fumador pasivo. Estamos conectados como seres humanos en forma inalámbrica. Esto demuestra la importancia de tener actitudes positivas en nuestra empresa, en la escuela, por parte de líderes y gobernantes”, enfatiza el experto de Harvard. Achor asegura que sólo el 25 por ciento de los trabajos se predicen por el alto coeficiente intelectual. El 75 por ciento restante es a causa del nivel de optimismo, manejo social y la habilidad de ver el estrés como un desafío y no una amenaza.
Nic Marks, escritor e investigador británico, fundador de la consultora Happiness Works, arroja otro consejo en sus cinco pasos para una vida más feliz: ser eternos aprendices. Mantenerse siempre aprendiendo alguna actividad le da un sentido a la vida y nos compromete con ella.
La felicidad también se nutre del tiempo libre y el ocio. Por eso, la cumbre también tuvo un espacio para aquellos que preferían escaparse del sector de conferencias. En el jardín, hamacas paraguayas o almohadones azules sobre el pasto invitaban a los presentes a recostarse para meditar. En el salón de ingreso, lleno de globos, un robot ofrecía medir su humor. Si el índice era bajo, bromeaba y bailaba. Es que la felicidad es un tema serio, pero exige, paradójicamente, tomárselo un poco en broma y con una gran sonrisa.
Es necesario darles importancia a las relaciones interpersonales “Tenemos que revertir la fórmula para la felicidad y el éxito”