ÁtICo de dIseño
¿Cómo surgió?
Luján Cambariere es periodista especializada en diseño y acaba de presentar su libro, El alma de los objetos. Durante una década dio cursos sobre técnicas con material de descarte y hace tres años fundó su propia escuela, Ático de diseño. “Después de haber trabajado mucho con estudiantes y profesionales del diseño, decidí abrir un poco el juego y empezar a dar talleres para todo tipo de gente. La respuesta fue increíble porque se generó un espacio lindo, para vivir una experiencia, en la que el lema es: que las ideas pasen de las manos a la cabeza”, cuenta. ¿Qué se propone?
Todos los cursos están dictados por diseñadores. “Aunque en muchos casos hacemos labores, las hacemos desde la mirada del diseño, porque siento que eso le da un valor agregado”, explica Luján. Trabajamos con todo tipo de técnicas y materiales, pero con una vuelta de tuerca, que le da con toque de originalidad a las labores clásicas. Luján hace una tarea de edición y va creando diferentes temas. “Si damos tejido, no lo hacemos de manera común; por ejemplo, tenemos un curso de maxitejidos, en el que enseñamos a tejer en grande. Otro caso es el de experimentación textil, en el que se aprende a bordar, coser y reciclar ropa de manera distinta. Buscamos que esos básicos tengan onda; se innove con algo distinto”. ¿Quiénes van?
En Ático de Diseño va todo tipo de gente, desde estudiantes, especialistas del rubro hasta personas que sólo buscan aprender algo nuevo. También, emprendedores que quieren conocer nuevas técnicas para sumarlas a sus productos y profesionales que se toman un rato de relax. “Para muchos es un espacio de placer y significa parar un poco la locura cotidiana del celular”, comentó Luján. También se ofrecen clases para nenas, de 9 a 13 años, las minimakers que aprenden a tejer, coser, bordar y a hacer sus propias cosas. ¿Por qué es recomendable?
Ático está innovando constantemente en sus propuestas y la impronta que marca el diseño da un toque de originalidad. El ambiente es muy agradable y pasar un rato ahí es una experiencia reconfortante …¡además, los budines caseros que prepara Luján son imperdibles!