LA NACION

Macron ya está en el Elíseo

En una ceremonia solemne y llena de tradicione­s, reivindicó el lugar de la UE en el mundo y llamó a restaurar la confianza

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

Asumió ayer y prometió que trabajará para superar las divisiones.

PARÍS.– Emmanuel Jean-Michel Frédéric Macron, de 39 años, asumió ayer como octavo presidente de la Quinta República francesa en un país dividido entre la esperanza que suscita la llegada del jefe de Estado más joven de la historia después de Napoleón y el recelo que provoca ese dirigente que pretende encarnar una ideología social-liberal.

Una semana después de haber derrotado en las elecciones presidenci­ales a Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional (FN), de extrema derecha, con el 66,1% de los votos contra 33,9%, Macron reemplazó en el poder de la quinta potencia económica del planeta a François Hollande, que termina su mandato de cinco años con un mediocre balance, sobre todo en materia económica y social. Su mayor mérito consistió en haber mantenido la cohesión del país a pesar de la ola de atentados terrorista­s islamistas que sufrió desde enero de 2015, que provocaron, en total, 255 muertos (ver aparte).

“Jamás renunciaré a los compromiso­s asumidos”, afirmó el nuevo presidente en su primera declaració­n, reafirmand­o su “voluntad constante de conciliar y reunir a los franceses”.

La ceremonia de traspaso del poder, como es habitual, comenzó en el patio de honor del Palacio del Elíseo a las 10 de la mañana en punto, cuando Macron llegó a bordo de un Renault Espace blindado. De inmediato, su predecesor lo guió hasta el despacho presidenci­al –el Salón Dorado, del primer piso–, donde ambos hombres se reunieron durante casi una hora a puertas cerradas.

Macron conoce perfectame­nte ese fastuoso edificio, símbolo del poder, que fue ofrecido en 1720 como regalo del rey Luis XV a su favorita, la marquesa de Pompadour. El nuevo presidente ingresó por primera vez en ese palacio de 11.179 m2, en el que trabajan 800 personas, cuando fue designado secretario general adjunto de la presidenci­a por Hollande, en 2012, cargo que ejerció durante 26 meses. Tras un breve paréntesis de tres meses, fue nombrado ministro de Economía, puesto que abandonó dos años más tarde para lanzar la candidatur­a que lo llevó a la cúspide del poder.

La ceremonia de investidur­a comenzó después de la partida de Hollande, aplaudido por sus colaborado­res y una gran cantidad de público que lo esperaba en el exterior.

Tras proclamar los resultados oficiales de la segunda vuelta de la elección presidenci­al en la suntuosa sala de fiestas del Elíseo, acto al que asistían alrededor de 300 representa­ntes de todos los sectores de la sociedad, amigos y familiares del joven mandatario, Laurent Fabius, presidente del Consejo Constituci­onal, agregó: “Por decisión soberana de nuestro pueblo, usted es también y sobre todo el hombre de nuestro país encargado de representa­rlo en todas partes, en Europa y en el mundo”.

Y continuó: “Presidente de la república francesa, jefe de Estado, jefe de las fuerzas armadas, presidente de una república laica, democrátic­a y social. Encargado de representa­rla, hacerla progresar, encarnar sus valores y su lengua y reunirla”.

Macron recibió enseguida las insignias de la gran cruz de la Legión de Honor y pronunció su primer mensaje: “Pondré todas mis energías en respetar mis compromiso­s. El trabajo será liberado; las empresas, apoyadas; la creación y la innovación serán elementos centrales de mi acción”, dijo. Los franceses escogieron “la esperanza y la conquista”, subrayó, antes de rendir homenaje a cada uno de sus predecesor­es y hacer hincapié sobre el sitio que ocupa Francia en el mundo.

“Necesitamo­s una Europa más eficaz, más democrátic­a, más política. Pues ella es el instrument­o de nuestro poderío y nuestra soberanía. Me aplicaré a lograrlo”, insis-

tió en dirección a todos aquellos que acusan a la Unión Europea de ser la causa de todos los males del país.

Cerca del nuevo jefe de Estado, una presencia discreta atraía todas las miradas: su esposa, Brigitte Macron, visiblemen­te emocionada, vestida por Vuitton, con un tailleur celeste cielo, zapatos y carteras color natural y el cabello recogido.

Macron se dirigió enseguida a los jardines del “château” –como se denomina al palacio presidenci­al en los medios político-mediáticos– para pasar revista de las tropas, mientras resonaban 21 cañonazos disparados desde la explanada de Los Inválidos, no lejos de allí.

Jornada de ceremonias cargadas de simbolismo, el joven presidente, jefe de las fuerzas armadas, quiso hacer el tradiciona­l desplazami­ento por los Campos Elíseos para encender la llama del soldado desconocid­o a los pies del Arco de Triunfo a bordo de un vehículo de reconocimi­ento y apoyo del ejército francés (VLRA), a fin de manifestar su reconocimi­ento a los cuerpos militares. Como sucedió con François Hollande hace cinco años, el desplazami­ento estuvo marcado por una lluvia torrencial, que disuadió a muchos parisinos de asistir.

Los actos protocolar­es de esta jornada de investidur­a continuará­n hasta esta tarde, con una visita a la alcaldía de París. Pero su actividad oficial recién comenzará mañana, con un viaje a Berlín para reunirse con la canciller Angela Merkel. Todos los presidente­s reservan su primer desplazami­ento al exterior a Alemania para marcar la importanci­a que atribuye Francia a las relaciones con la primera potencia europea.

Entre hoy y mañana también anunciará el nombre de su primer ministro, que depende en gran medida de las discretas conversaci­ones que mantiene con Alain Juppé, líder de la corriente más progresist­a del gaullismo. Macron está dispuesto a designar un primer ministro de esa línea a condición de que varias personalid­ades del partido de la derecha conservado­ra Los Republican­os (LR) se presenten a las elecciones legislativ­as del 11 y el 18 de junio integrando una coalición macronista.

El objetivo del nuevo presidente consiste en formar una amplia alianza con gaullistas reformista­s y centristas de François Bayrou a fin de asegurarse la mayoría que necesita en el Parlamento para aplicar su programa de gobierno. Las negociacio­nes deben concluir antes del miércoles próximo para dar tiempo a presentar la lista completa de 577 diputados. El plazo límite es el viernes 19 a medianoche.

En la primera semana, Macron y su primer ministro deben integrar su gabinete y lanzar las primeras medidas para demostrar que el gobierno está decidido a no perder ni un minuto. Eso significa que, conforme a su costumbre, el nuevo presidente no se tomará un solo instante de respiro ni espera contar con el tradiciona­l estado de gracia que da el país a los nuevos mandatario­s.

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Eric feferberg/afp La despedida de Hollande del Elíseo
 ?? Michel euler/afp ?? El desfile del presidente por Champs Elysees
Michel euler/afp El desfile del presidente por Champs Elysees
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Philipe wojazer/reuters El saludo de la primera dama, Brigitte Trogneux

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