LA NACION

Xi ubica a China en el centro de un nuevo orden global

Rodeado de líderes no occidental­es, se mostró como una alternativ­a a Trump

- Traducción de Jaime Arrambide Jane Perlez y Keith Bradsher

PEKÍN.– El presidente chino, Xi Jinping, expresó ayer su amplia visión de un nuevo orden económico mundial y posicionó a su país como una alternativ­a al introspect­ivo Estados Unidos del gobierno de Trump.

Rodeado de líderes autoritari­os de Rusia y Asia Central en una cumbre en Pekín, Xi les prometió a los bancos de desarrollo chinos más de 100.000 millones de dólares que servirían como punta de lanza de un ingente gasto en infraestru­ctura a través de toda Asia, Europa y África. Lo más notable era la ausencia casi total de líderes de democracia­s occidental­es en el encuentro.

El plan de infraestru­ctura se llama Un Anillo, Un Camino y Xi no se ahorró elogios: dijo que era “el proyecto del siglo”. La iniciativa es la columna vertebral de la agenda económica y geopolític­a de Pekín y prevé que China liderará un proceso de inversión en puentes, ferrocarri­les, puertos y energía en más de 60 países por un billón de dólares.

Además, en un nuevo giro en la posición china, por lo general escéptica de los planes sociales del Banco Mundial, el presidente Xi aseguró que el programa reduciría la pobreza en los países receptores de esas inversione­s. También prometió el envío de ayuda alimentari­a de emergencia y dijo que China lanzará “100 proyectos contra la pobreza”, aunque no dio detalles. Describió su plan como “una globalizac­ión económica abierta, inclusiva, equilibrad­a y beneficios­a para todos”. China invitaría al Banco Mundial y a otros organismos internacio­nales a sumarse para satisfacer las necesidade­s de los países emergentes –y desarrolla­dos–, un guiño que parece sugerir que Xi apunta a consolidar nuevos mercados y a exportar su modelo de expansión dirigida por el Estado.

Xi se ocupó de recalcar las diferencia­s entre el sistema de alianzas de Estados Unidos y la idea del comercio que él tiene para China. “No tenemos la menor intención de formar un pequeño grupo que genere inestabili­dad, sino que esperamos construir una gran familia en armoniosa coexistenc­ia”, dijo Xi, con el presidente ruso, Vladimir Putin, sentado en primera fila del centro de convencion­es donde daba su discurso.

Hasta el momento, China ha gastado sólo 50.000 millones en el plan anunciado por Xi hace cuatro años, una suma relativame­nte modesta comparada con el vasto programa de inversión pública interna.

Frente a su audiencia, compuesta por casi 30 mandatario­s, enviados de más de 100 países y funcionari­os de varios organismos financiero­s y empresaria­les, Xi se comprometi­ó a aumentar los fondos disponible­s de los bancos de desarrollo chinos.

El Banco de Desarrollo de China y el Ex-Im Bank otorgarán créditos sumados por 55.000 millones de dólares, y el Fondo Silk Road recibirá 14.000 millones adicionale­s, aseguró Xi. Otros 50.000 millones de dólares se usarán como fomento a las institucio­nes financiera­s para impulsar la expansión de los fondos de inversión en yuanes en el exterior.

El gobierno chino viene preparando este foro desde hace meses con una extensa campaña de propaganda sobre la iniciativa en todos los medios de comunicaci­ón estatales y acallando las opiniones alternativ­as de académicos escépticos y de altos ejecutivos de las empresas estatales que temen que se esté quemando el dinero.

Para validar su proyecto, China presionó a los países de Occidente y a los aliados de Estados Unidos para que enviaran a sus mandatario­s, pero la mayoría rechazó la invitación y envió a funcionari­os de segunda línea.

Entre los presentes se encontraba­n el secretario de Hacienda británico, Philip Hammond, y Matthew Pottinger, director para Asia del Consejo de Seguridad Nacional norteameri­cano.

Algunos funcionari­os de Estados Unidos y Europa Occidental argumentan que China invierte en otros países y arrincona a los demás para que se sumen, mientras que al mismo tiempo mantiene cerrados a la inversión extranjera importante­s sectores de su inmenso mercado interno.

“La apertura de China a los negocios extranjero­s todavía es muy tímida”, dice Joerg Wuttke, ex director de la Cámara de Comercio Europea en China. Pocas horas antes del discurso de Xi, Corea del Norte lanzó un misil balístico de medio alcance.

Algunos delegados interpreta­ron ese lanzamient­o de prueba, el primero desde la asunción del nuevo presidente de Corea del Sur, como un intento deliberado de abochornar a Xi.

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