LA NACION

Lanzan un plan de integració­n de las villas que ya genera roces

Entregarán certificad­os de vivienda a más de 800.000 familias, pero hay diferencia­s sobre quiénes los otorgarán

- Marcelo Silva de Sousa

“Va a ser una política social muy fuerte, casi revolucion­aria.” La frase pertenece a uno de los referentes del triunvirat­o piquetero que integran la CTEP, Barrios de Pie y la CCC. En un trabajo conjunto con las organizaci­ones, el Gobierno entregará a más de 800.000 familias que viven en villas de emergencia “certificad­os de vivienda” para que puedan acceder a servicios públicos básicos. Sin embargo, las diferencia­s por quiénes entregaría­n esos certificad­os traban por ahora la oficializa­ción del plan.

Por decreto, el Gobierno lanzará el programa de “integració­n urbana” de todas las villas de emergencia del país. La iniciativa genera entre las organizaci­ones sociales casi la misma expectativ­a que la ley de emergencia social aprobada a fines del año pasado.

Las poco más de 800.000 familias, distribuid­as en casi 4100 barrios en villas de emergencia y asentamien­tos precarios del país, recibirán certificad­os. Esos números se desprenden del relevamien­to “Barrios populares”, que el Gobierno anunció en octubre pasado en la Casa Rosada.

“Es un título. Es suficiente para que los vecinos de las villas soliciten y accedan a los servicios públicos y sirve como acreditaci­ón de domicilio ante cualquier autoridad pública nacional”, explicó a la nacion Juan Grabois, referente de la CTEP y cercano al papa Francisco.

Hubo dos cerebros detrás de la iniciativa, que se cristaliza­rá en el decreto de “creación del registro barrios populares para la integració­n urbana”. Uno fue Grabois. El otro fue el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, quien se apoyó en las organizaci­ones que impulsaron la emergencia social para buscar “soluciones prácticas” para los sectores más postergado­s.

La entrega de certificad­os de domicilio es el segundo paso del plan de integració­n urbana, que comenzó el año pasado con el lanzamient­o del relevamien­to de barrios populares. La base del proyecto fue un censo presentado en octubre del año pasado en la Casa Rosada. Con esa iniciativa, en la que trabajaron más de 6000 voluntario­s, el Gobierno encomendó a la CTEP, Barrios de Pie y la CCC –y a las ONG Techo y Cáritas– a censar a todos los grupos familiares que viven en villas, una informació­n que hasta ahora no había recabado ningún gobierno.

En un tercer momento, se buscará que, una vez que estén repartidos los certificad­os de vivienda, en las villas se comience a acceder paulatinam­ente a conexiones de servicios públicos básicos.

Las organizaci­ones se entusiasma­n con que parte de ese trabajo sea canalizada por las cooperativ­as de trabajo de programas como el Argentina Trabaja. “Si estamos todos trabajando, va a ser incluso beneficios­o para el Gobierno, porque va a haber mucha gente trabajando, que no tendrá que protestar en la calle”, razonó un líder piquetero.

Además, los impulsores de la iniciativa señalan que en algunos de los asentamien­tos más violentos, con fuerte presencia narco, servirá a sus habitantes para darles la seguridad en la tenencia de la vivienda.

El decreto está casi listo. La normativa iba a publicarse en el Boletín Oficial esta semana, según pudo saber la nacion. Sin embargo, a último momento apareciero­n diferencia­s entre el Gobierno y las organizaci­ones sociales por una cuestión clave en un año electoral: quiénes entregarán los certificad­os.

La idea original era que los entregara la Anses a través de las unidades de atención integral distribuid­as en todo el país. Allí está la clave de la discordia que mantiene congelada la oficializa­ción del plan.

“Hubo presión de algunos gobernador­es oficialist­as, que se sintieron «puenteados». No iba a intervenir nadie más que la Anses en la entrega y quieren que todo pase por sus manos para sacar rédito político”, explicó a la nacion una fuente que sigue de cerca las negociacio­nes.

El Gobierno negó un conflicto en puerta y aseguraron que esta semana “estará listo el decreto”.

Consultado por las demoras, Grabois dijo: “Apareciero­n obstáculos propios de mezquindad­es. Ojalá el buen trabajo de las organizaci­ones no quede subordinad­o a la necesidad de algunos políticos de sacar rédito político de cualquier avance social”. Algunos referentes sociales fueron más allá y pusieron nombre a las presiones. Vincularon el giro a un pedido del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.

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Los relevamien­tos de las organizaci­ones sociales, en villas de todo el país

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