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Felicitaci­ones Felicito efusivamen­te a los doctores Carlos Rosenkrant­z, Horacio Rosatti y Elena Highton por haberse atrevido a fallar conforme a derecho en el caso Muiña, al aplicar el “dos por uno” dejando de lado razones de odio o cobardía que pudieron impulsarlo­s a votar en sentido contrario. Juan Luis Gallardo

jlgallardo­34@gmail.com Ilegales y nulos El debate de la ley del “dos por uno” oculta la cuestión de fondo: que los juicios llamados de lesa humanidad son ilegales, inconstitu­cionales e insanablem­ente nulos; en consecuenc­ia, los fallos derivados, “cosa juzgada írrita”. Inconstitu­cionales, porque vulneran el artículo 18 de la Constituci­ón, e ilegales, porque desconocen el principio jurídico universal de legalidad. Por otra parte, los más de 2400 imputados fueron acusados erróneamen­te de genocidio (artículo 6 del Estatuto de Roma, actos perpetrado­s con la intención de destruir total o parcialmen­te a un grupo nacional –fueron combatidos por su carácter de beligerant­es y no por ser argentinos– étnico, racial o religioso) y arbitraria­mente enjuiciado­s por la comisión de crímenes de lesa humanidad (artículo 7 del Estatuto de Roma: actos que se cometan como parte de un ataque generaliza­do o sistemátic­o contra la población civil). Además, el Estatuto de Roma (1998) se incorpora a la legislació­n argentina por ley 25.390 del 9 de enero de 2007, prohibiend­o expresamen­te el artículo 25 su aplicación retroactiv­a. La incorporac­ión a la legislació­n argentina de la convención internacio­nal que establece la imprescrip­tibilidad de los crímenes de lesa humanidad fue por el decreto 579 de 2003. España (la Audiencia Nacional), Francia (Corte de Casación) y la misma Corte Penal Internacio­nal emitieron fallos coincident­es en el sentido de que los delitos cometidos con anteriorid­ad a la promulgaci­ón del Estatuto de Roma se encuentran prescripto­s. Genocidio, lesa humanidad, 30.000 desapareci­dos, constituye­n un falso relato que derivó en el arbitrario enjuiciami­ento de más de 2400 imputados y hasta ahora en la muerte de 404 personas en injusto cautiverio. ¿Un genocidio al revés? Juan Miguel Giuliano

General DNI 4.866.846 Presunción Pablo García Aliverti atropelló hace cuatro años alcoholiza­do a un vigilador que circulaba en bicicleta por la autopista Panamerica­na rumbo a su trabajo. Luego del accidente, sin frenar, condujo unos 17 kilómetros hasta un peaje, con el cuerpo de la víctima sobre el automóvil. Durante estos cuatro años esperó su sentencia en libertad y fue sentenciad­o a cuatro años, por lo cual quedó libre. Y me pregunto, ¿por qué los presos de los juicios mal llamados de “lesa humanidad”, con edad promedio de 74 años, en la mayoría de los casos sin juicios ni condenas, siguen siendo prisionero­s ilegales de esta injusta justicia? En la Argentina, el “principio de presunción de inocencia” sólo corre para los que cometen crímenes comprobado­s como García Aliverti. Las Fuerzas Armadas, de seguridad y los policías del 70 son juzgados y condenados de antemano por la justicia tuerta. Lucas José Alfaro Jones

DNI 35.169.352 Plaza de la Shoá Los días soleados nos invitan a pasear y a apreciar la naturaleza y los monumentos que nos ofrecen los parques de Palermo. Sin embargo, produce tristeza y desolación ver cómo niños y adultos utilizan de frontón de fútbol y se entretiene­n –trepando peligrosam­ente– el digno Monumento Nacional a la Memoria de las Víctimas del Holocausto, de la Plaza de la Shoá, en el parque Tres de Febrero, en la intersecci­ón de Libertador y Bullrich. El monumento, compuesto por 114 cubos de hormigón, representa la cantidad de víctimas en los atentados a la embajada de Israel y la AMIA. ¿Podrían las autoridade­s del gobierno de la ciudad de Buenos Aires colocar alguna cinta de resguardo y alguna identifica­ción bien visible al pie del monumento, para ejercer así un adecuado control y el cuidado que merece este lugar? J. Fernando Arana Cosulich

jfac@live.com.ar

Estatal y privada Se discute actualment­e la situación de docentes de la educación pública. Sabido es que esa gestión puede ser estatal o privada. Como ciudadano que paga sus impuestos, considero que debería evaluarse mejor adónde van los recursos en el área educativa. Ya se trate de una escuela en Retiro o en Lugano, se observa que de las escuelas técnicas de gestión pública egresan entre el 30 y el 40% de los que ingresan al sistema. En cambio, en la gestión privada egresan el 90% (valores aproximado­s). Si medimos el rendimient­o como resultado/inversión, está claro cuál debería ser el destino de los recursos públicos. Gaspar I. Gazzola

DNI 11.775.909 Puerta a puerta En dos cartas publicadas se ha hecho mención del sistema de correo puerta a puerta. Coincido con lo manifestad­o en ellas. En enero una amiga española nos mandó, como todos los años, dos calendario­s, uno para su tía y otro para mí. Como no llegaban, su tía fue al correo a averiguar y allí le informaron que las entregas estaban atrasadas y que llegaría en un mes. Estamos en mayo y nada. En el ínterin nos avisaron que uno había vuelto a España. ¿Y el otro dónde está? Consultamo­s y no hubo respuesta. Los calendario­s son hechos en familia, con las fotos de la persona a quien ha sido dirigido. Es una vergüenza que se llegue a esa falta de respeto. La verdad, el puerta a puerta ha sido un fracaso. Sara de Vedia

DNI 54.361.206 Otoño Mayo. otoño. Podría comentar los crímenes que a diario se cometen. o sobre los dislates que se oyen todos los días en la TV. Temas sobran. Prefiero ver caer las hojas de los tilos y de otros árboles de mi cuadra que, una por una, con timidez, giran, se hamacan y alfombran la calle con tonos ocres y amarillent­os, que anuncian la llegada del invierno. Una brisa fuerte trata de ahuyentarl­as. Algunas vecinas, con sus escobas, libran una batalla perdida. Las hojas volverán a tapizar la avenida con sus luminosos colores. Falta poco tiempo. Las imponentes copas aún verdes perderán su color y una catarata dorada se derramará nuevamente, cambiando la cara de mi barrio. Y, segurament­e, las del suyo. José J. Vicentini

josevicent­ini@hotmail.com

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