LA NACION

San Antonio se mostró a la altura de un rival que parece inalcanzab­le

En el arranque de la final del Oeste, el equipo liderado por Ginóbili llegó a sacarle una ventaja de 25 puntos a Golden State, pero sufrió la lesión de su figura, Leonard, se desdibujó y perdió 113-111

- Matías Baldo

OAKLAND.– Si Golden State parecía un equipo prácticame­nte invencible, San Antonio se encargó de exponer su vulnerabil­idad. Durante la primera mitad, la mejor defensa de la NBA había logrado descifrar la fórmula para domar el vendaval ofensivo que suele ser un elenco que conjuga a dos de los máximos anotadores de la liga. El Oracle Arena estaba en silencio porque el engranaje defensivo de Gregg Popovich había funcionado: los Warriors habían registrado seis pérdidas durante el primer cuarto, tan solo una menos que en dos de los cuatro partidos en la semifinal de conferenci­a frente a Utah Jazz.

Su eficacia ofensiva completaba la ecuación: Kawhi Leonard parecía recuperado del esguince en el tobillo izquierdo que lo había marginado del sexto partido frente a Houston y castigaba al local con un alto porcentaje de efectivida­d. San Antonio, cuya máxima ventaja llegó a ser de 25 puntos, brillaba en un mediodía en el que los hinchas se preguntaba­n cómo podía ser posible que su equipo, el más letal de la liga con un promedio de 115.9 puntos por partido, el mismo que venía de barrer a Portland Trail Blazers y a Utah Jazz en los playoffs, apenas hubiera anotado 42 unidades en los primeros dos cuartos.

Ni siquiera Stephen Curry pareel cía ser suficiente cuando en el tercer cuarto hilvanó tres triples en una ráfaga pero su equipo no podía recortar el marcador. San Antonio respondía también desde el perímetro con Leonard, LaMarcus Aldridge y Jonathon Simmons. Que Aldridge, quien en sus diez años como profesiona­l apenas encestó 93 triples, anotara uno en el momento más caliente del partido parecía una señal inequívoca de que era el día para San Antonio, la oportunida­d de adelantars­e en una serie en la que sus probabilid­ades eran poquísimas.

Pero dos jugadas arruinaron su ilusión con apenas un puñado de minutos de diferencia. El tobillo izquierdo de Leonard fue otra vez el protagonis­ta: primero se enganchó con el pie de un compañero tras convertir un triple y después cayó mal tras un lanzamient­o en el que Zaza Pachulia lo desacomodó cuando caía. La máxima estrella de los Spurs se fue al vestuario y nunca más volvió.

“Verlo en el piso fue un golpe duro porque él venía de una lesión. Ante un equipo como Golden State lo necesitamo­s aún más, por la presión defensiva que ejercen contra nosotros, por los cambios. Él es un jugador que no sufre tanto esa presión por su fuerza y su talento. En el momento en el que más lo necesitába­mos, no estaba. Nos costó mucho atacar, la presión de ellos nos molestó, perdimos balones y su juego floreció”, confesó Manu Ginóbili, tras

113-111 en favor de Golden.

San Antonio, que sin Leonard había vencido a Houston Rockets en el suplementa­rio del quinto partido y en el sexto juego, no pudo sobrevivir pese a la ventaja de 23 puntos que tenía cuando su líder quedó marginado.

Sin Leonard, Gregg Popovich le entregó el equipo a Manu Ginóbili. El bahiense, el jugador más experiment­ado y con mayor jerarquía del equipo, asumió la responsabi­lidad y volvió a brillar con 17 puntos, 3 robos, un rebote y una asistencia durante 25 minutos. Ginóbili fue la respuesta pero ante un equipo con las individual­idades de Golden State no es suficiente. “La clave es saber cómo estará Kawhi, si no juega se nos complicará muchísimo”, agregó el bahíense de cara al segundo partido.

El domingo ideal de San Antonio terminó siendo una pesadilla, pese a que se demostró a sí mismo que es capaz de estar a la altura de un rival que parece inalcanzab­le.

“Realmente es el peor partido que podríamos haber jugado, más allá de que lo hicimos bien. Haber estado por más de veinte puntos arriba y haberlo perdido sobre el final, gastamos un montón de energía, perdimos a nuestro mejor jugador. Es difícil verle lo positivo, hubiese preferido perder por 25, que su confianza se vaya por el techo y nosotros jugar con ese hambre y con ese enojo. Es duro. Una mejor oportunida­d que hoy es difícil tener”, se sinceró Ginóbili ante la nacion.

La gran ventaja de Golden State sobre cualquier otro equipo en la NBA es que sus individual­idades son capaces de inclinar el marcador a su favor incluso en tardes como la de este domingo cuando su defensa, también una de las mejores de la liga, estuvo lejos de su mejor nivel. Stephen Curry aportó 40 puntos a la causa y Kevin Durant sumó otros 34.

Aun así, sin Leonard, San Antonio luchó hasta el final y pudo haber forzado el suplementa­rio con un tiro de tres puntos de LaMarcus Aldridge. Esta vez, como marca su historia pobre en esos lanzamient­os, la pelota no entró.

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ap Una acción del partido en oakland: Manu Ginóbili intentando convertir ante la marca de draymond Green

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