Se vislumbra que 2017 es el año de la realidad virtual, con directores de alto perfil atraídos por ese modo de expresión
Hasta hace un mes, el tema excluyente en el mundo del entretenimiento global era el estreno de la octava película de Rápidos y furiosos. Una semana atrás, nadie discutía de otra cosa que de la tensión entre netflix y el Festival de Cannes a propósito del debate sobre las ventanas y los múltiples modos que tenemos hoy de ver cine. Hoy, todos se preguntan qué pasará con los shows masivos y multitudinarios tras el espanto inenarrable provocado por el terrorismo fundamentalista en manchester. mañana será el turno del debut en solitario de la nueva Mujer maravilla y los problemas casi insolubles que atraviesa DC para construir un universo cinematográfico de superhéroes con la consistencia que le sobra a marvel. así hasta el infinito y más allá.
Sin embargo, el tema del año parece ser otro. Con un perfil tan opaco y silencioso que no le cuesta nada quedar disimulado y completamente oculto por cualquier otro asunto de mínimo impacto en la opinión pública. en silencio, varios de los observadores más sagaces de los movimientos de la industria global del entretenimiento aseguran que 2017 es el año de la realidad virtual.
Tuvimos un simulacro de muestra de esta tendencia a partir del 12 de mayo, cuando el temible ciberataque mundial que afectó al menos a 74 países también llegó a Hollywood. en ese momento, los hackers hicieron saber que tenían en su poder una copia de Piratas del Caribe 5 y exigieron para no divulgarla por la Red antes de su estreno en los cines (entre el jueves y anteayer en 52 países) un rescate en bitcoins, la moneda virtual. anteayer, el Ceo de Disney, Robert iger, reconoció la advertencia y el pedido de rescate, pero les restó toda veracidad. Una manera de corroborar lo ambiguas que pueden resultar las cosas en este terreno.
Sin esta conexión concreta con la convulsionada realidad internacional, con una agenda sigilosa y seguramente ignorada por el gran público, la realidad virtual moverá este año en todo el mundo algo más de 7000 millones de dólares, según un estudio de la consultora especializada greenlight insights difundido en abril por Variety. allí se proyecta al mismo tiempo una cifra cercana a los 75.000 millones para 2021. el 65 por ciento corresponde ala venta de los anteojos especiales (headsets) imprescindibles para zambullirse en ese mundo y desprenderse al menos por unos minutos de la realidad tangible. La versión más usada de estos anteojos se consigue hoy por alrededor de 600 dólares.
Lo más interesante de estos números es el tramo que involucra la conexión entre realidad virtual y espectáculos masivos. greenlight insights estima que alrededor de las experiencias de realidad virtual presentadas en complejos multipantalla, centros comerciales y espacios públicos de todo el planeta se moverán 222 millones de dólares. Para 2021, podrían alcanzar los 1200 millones.
ya no se trata solo de ficciones que entusiasmaron desde el cine al público y abrieron múltiples debates, de Matrix a El vengador del futuro y de Tron a Proyecto Brainstorm, entre muchas otras. Todas estas especulaciones ligadas a la ciencia ficción quedan hoy detrás de una realidad que despierta desde hace varios meses la atención de algunos de los principales festivales de cine.
acostumbrado a anticipar y fijar tendencias, el Festival de Toronto (TiFF) dedicó en su última edición, septiembre de 2016, un espacio destacado y propio a explorar la realidad virtual desde el estimulante cruce que ofrece entre tecnología y creatividad. Una de ellas fue el estreno mundial de Cut-Off, un documental que lleva al espectador al corazón de la visita que el primer ministro canadiense Justin Trudeau realizó a Shoal Lake 40, el único enclave de ese país que no dispone de agua potable. La experiencia le permitió al participante sentirse parte de esa visita, como si estuviese al lado de Trudeau.
muy cerca de allí, Way to Go recurrió a estímulos como la animación artesanal, la música, imágenes virtuales en 360° y efectos visuales para descubrir “lo que no aparece a primera vista” mientras el participante camina, corre, vuela o se hinca sobre el césped. estas experiencias vividas durante los diez días de TiFF 2016 se sumaron a una prueba que youTube desde abril lleva adelante en Canadá. La acción de populares youtubers locales, encargados de invitar al público a compartir esta experiencia inmersiva, sugiere y augura una perspectiva de potencial masividad que hasta ahora la realidad virtual no poseía, sobre todo porque tenía las características de una actividad no precisamente barata y acotada a encuentros especializados como los festivales de cine. en ellos, la realidad virtual subrayaba el carácter especializado y casi exclusivo de estos eventos, reservados solo para profesionales e innovadores con respaldo económico. Sitges y Tribeca se mueven en esa dirección.
el panorama tiende a ser muy diferente por varias razones. en primer lugar, gracias al interés de cada vez más actores, empresas y nombres ligados a esos dos mundos cada vez más difíciles de diferenciar como la tecnología y el entretenimiento. y en segundo lugar, por las nuevas y extendidas posibilidades de acceso a las herramientas básicas de la realidad virtual. La más extendida es la conocida caja de cartón (cardboard) plegable con lentes de plástico, disponible en la mayoría de los países del primer mundo por muy poco dinero.
y en segundo lugar, porque a diferencia de los últimos años ahora empiezan a interesarse en el tema realizadores de alto perfil dispuestos a compartir con el público este tipo de experiencias. el mexicano alejandro gonzález iñárritu no presentó este año en Cannes una película, sino una instalación que llamó Carne y arena a partir de una consigna: “Virtualmente presente, físicamente invisible”. Con la ayuda de su talentoso y habitual colaborador emmanuel Lubezki, uno de los mejores directores de fotografía de la actualidad, iñárritu armó una enorme caja con tres salas que reconstruyen distintas instancias de la dramática peripecia que enfrentan los inmigrantes hispanos que deciden cruzar la frontera para entrar en estados Unidos. en el recorrido, los espectadores siguen ese camino y registran desde los cinco sentidos todas las vivencias de quienes padecieron la travesía.
“La realidad virtual no es una extensión del cine. es todo lo que el cine no es. el lenguaje del cine no llega aquí. este modo de expresión es otra cosa. Poderosísimo, incluye todas las artes y tenemos que llegar a elevarlo”, explicó iñárritu. a pesar de estos dichos, que abren todo un debate, Variety incluyó al director de El renacido y Birdman entre los grandes ganadores de Cannes 2017. entre otras cosas porque estamos en el año de la realidad virtual.
Ya no se trata solo de ficciones que entusiasmaron desde el cine al público
Ahora empiezan a interesarse en el tema realizadores de alto perfil