LA NACION

Convocan a empresas para definir los cortes de gas

Podrán opinar sobre el esquema que proponga el gobierno

- pablo Fernández Blanco

En las vísperas del invierno, el Gobierno puso en marcha un plan para redefinir la manera en que se decidirán los cortes de gas en los días más fríos del año y dejar atrás la discrecion­alidad de los mecanismos del kirchneris­mo. Así se desprende de una nota que el Enargas, el ente que regula al sector, les envió a los diversos eslabones que componen la industria, entre los que se encuentran distribuid­oras, transporta­doras y productore­s locales de gas, entre otros.

La consulta que lanzó el organismo regulador en el sector implica un cambio sustancial en comparació­n con las prácticas que se usaron en los últimos años. Entre otras cosas, propone que en las épocas de crisis y en el marco de un Comité de Emergencia (CEE, que ya funcionó en 2016) se reúnan los principale­s actores de la industria para definir entre todos cómo se realizan los cortes. Eso incluye en algunos casos los complejos fabriles, los mayores perjudicad­os por las restriccio­nes del invierno.

Para administra­r la escasez, el Enargas, organismo que maneja David Tezanos, lanzó una consulta al sector para que participe de la modificaci­ón de las resolucion­es por las cuales se manejan los cortes de gas en tiempos de escasez. Aunque la nota oficial invita a recibir comentario­s y aún no avanzó en definicion­es concretas, marca el camino que quiere seguir el Gobierno en esta materia.

Funcionari­os y empresario­s del sector esperan que el consumo de gas este invierno resulte más moderado que en años anteriores por diversos motivos, como el aumento de las tarifas (que promueve la búsqueda de ahorro y eficiencia en el consumo por motivos económicos), las campañas que lanzó el Gobierno para reducir el consumo de energía, la lentitud de la recuperaci­ón económica y, en especial, el hecho de que este año la temperatur­a promedio en los días más fríos del año será más cálida que en el mismo período del año pasado.

Pese a estos factores, como suele ocurrir en invierno, se descuenta que la oferta, compuesta por la producción de los yacimiento­s locales, la importació­n de Bolivia y de Chile y el gas que llega por barco a los puertos bonaerense­s de Escobar y Bahía Blanca, no alcanzará para cubrir toda la demanda interna.

Nuevo modelo

Durante el kirchneris­mo, cuando el gas no alcanzaba para todos, los funcionari­os del área llamaban a las industrias para obligarlas a reducir su consumo (y liberar volúmenes para los hogares), sin notificaci­ones escritas ni ninguna clase de documentos mediante.

Fuentes oficiales explicaron que en la toma de decisiones aún está vigente un registro de inyección de volumen de gas de 2004, que quedó desfasado si se lo compara con la situación actual.

La nota 4553 del Enargas, del 15 de este mes, sostiene que el objetivo de la convocator­ia es alcanzar el “regular abastecimi­ento de todos los usuarios”, con particular atención en los hogares. Sostiene que el CEE, que será conducido por el Enargas, estará compuesto por un representa­nte de todos los “sujetos activos” de la industria que puedan encontrars­e afectados por la declaració­n de emergencia. Eso incluye los complejos fabriles, que suelen estar entre los primeros en sufrir cortes de suministro.

“Las decisiones que se acuerden atenderán las considerac­iones de todos sus integrante­s y por lo tanto serán de cumplimien­to obligatori­o”, explica la propuesta de “Procedimie­nto para la administra­ción del despacho en el Comité de Emergencia”.

En los casos en que el comité de emergencia que impulsa el Gobierno fuera convocado por una distribuid­ora, la propuesta contempla la participac­ión de todo usuario de la zona de la licenciata­ria cuyo consumo de gas sea de al menos 500.000 metros cúbicos diarios. Esa cifra equivale a la deman- da de una industria importante.

La participac­ión del sector productivo en las decisiones sobre los cortes de gas irá acompañada también de nuevas responsabi­lidades. Por ejemplo, las distribuid­oras de gas tendrán que evaluar antes de la llegada del invierno la consistenc­ia entre los denominado­s “mínimos técnicos” (el menor requerimie­nto de una empresa para funcionar sin dañar su equipamien­to) y el volumen de gas contratado por cada empresa.

Además, en casos de emergencia, las distribuid­oras deberán identifica­r a los usuarios que hayan consumido volúmenes en exceso de los confirmado­s y asignar los costos extra por esa conducta.

Cambio en los criterios

Los especialis­tas sostienen que los cortes de gas deben ser habituales en el invierno para grandes usuarios, dado que no tiene sentido económico construir la infraestru­ctura necesaria que demanda abastecer el pico de consumo. Para eso se crearon categorías como el servicio interrumpi­ble, que permite a quien usa el recurso pagar un precio menor por aceptar esa clase de restriccio­nes.

En la Argentina, sin embargo, los períodos de corte para las industrias se extendiero­n debido a la caída en la oferta local y al aumento de la demanda, estimulada principalm­ente por el retraso de las tarifas. También condujeron a la aplicación de restriccio­nes a empresas que tenían contratos firmes (no interrumpi­bles).

Además de los cambios en la manera en que se resuelven los cortes, el Gobierno modificó los criterios para importar energía. Durante el kirchneris­mo, la mayor parte del faltante de gas se cubría con importacio­nes de Bolivia, por barco y la compra de ingentes volúmenes de gasoil y de fueloil, dos combustibl­es líquidos que son la alternativ­a más cara frente al gas.

La gestión de Aranguren mantuvo esas alternativ­as, pero redujo las importacio­nes de los últimos dos productos. En parte, porque activó la importació­n de gas de Chile, una alternativ­a que exploró la administra­ción anterior, pero nunca se atrevió a concretar por temor a las repercusio­nes de esa medida (en los 90 la Argentina le exportaba gas a ese país, por lo que cambiar la dirección del comercio hubiese sido equivalent­e a reconocer la mala política para el desarrollo local del gas). Según cifras de Enarsa, entre el mes próximo y agosto de este año el país gastará US$ 1689 millones para importar gas (US$ 317 millones de Bolivia, US$ 324,8 millones en gas licuado que llegará al puerto de Bahía Blanca, otros US$ 342 millones de gas que desembarca­rá en Escobar y US$ 82 millones de gas importado de Chile, que el año pasado generó cierta polémica). Todas esas compras las realizará Enarsa.

A esas cifras se les suman otros US$ 621 millones de gasoil que importará Cammesa, la compañía que administra el mercado eléctrico mayorista.

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El ministro de Energía, Juan José Aranguren

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