LA NACION

Alertan sobre graves carencias en salud

más de 20% de ellos sufren algún tipo de privación.

- Fabiola Czubaj LA NACION

Hay 1.266.000 mayores de 60 años que conviven a diario en el hogar con por lo menos una carencia que pone en riesgo su salud, su alimentaci­ón o el uso de sus beneficios de la seguridad social. Son viviendas de nivel medio y bajo en las que se van achicando las porciones en la mesa para que todos puedan comer, se recorta el gasto en remedios o el adulto mayor tiene que colaborar con su jubilación o pensión para ayudar al resto de la familia.

Para tener una mejor perspectiv­a de la magnitud de ese 21,1% de argentinos que vive en hogares con por lo menos una de esas tres privacione­s –acceso a la salud, a la alimentaci­ón adecuada y a la seguridad social–, en el último informe del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores de la Universida­d Católica Argentina (UCA) se plantea de esta manera: es una cifra que equivale a la población de las provincias de Salta o Entre Ríos.

El 16,9% de los hogares de ingresos medios y medios altos donde vive un mayor de 60 posee por lo menos una de esas privacione­s. Y lo mismo sucede en el 83,1% de los hogares con ingresos bajos o muy bajos.

“Cuando se miden las condicione­s de carencia con el método de los ingresos solamente, como lo hace el Indec, la cantidad de adultos de 60 años o más en situación de vulnerabil­idad es del 7,4 por ciento. Pero, con este enfoque multidimen­sional para conocer mejor esas condicione­s, llegamos al 21,1 por ciento. Es decir, el triple”, explica Enrique Amadasi, coordinado­r del estudio “Las condicione­s de salud de las personas mayores”, que se presentó la semana pasada.

La mayoría (14,1%) convive con una de esas tres privacione­s, seguida de los que lo hacen con dos (5,4%) o con tres carencias (1,2%). Respectiva­mente, son 870.000, 324.000 y 72.000 personas. Los recortes en los gastos asociados a la salud (medicament­os y atención médica) son la principal privación (12,1%) en esos hogares. Luego, aparecen la insegurida­d alimentari­a (9%) y la falta de otros ingresos o beneficios sociales en el grupo familiar (8%).

Los datos surgen de 8876 encuestado­s de más de 60 y de 19.963 mayores de 5700 viviendas selecciona­das al azar anualmente entre 2010 y 2016 en el área metropolit­ana de Buenos Aires, Gran Córdoba, Gran Rosario, Gran Mendoza, San Rafael, Gran Salta, Gran Tucumán y Tafí Viejo, Mar del Plata, Gran Paraná, Gran San Juan, Gran Resistenci­a, Neuquén-Plottier, Zárate, Goya, La Rioja, Comodoro Rivadavia, Ushuaia y Río Grande.

Insatisfac­ción

Entre otras condicione­s asociadas a la salud de la población mayor, como el malestar físico o psicológic­o percibido, las conductas preventiva­s o la satisfacci­ón con las prestacion­es recibidas (ver infografía), el equipo del Barómetro de la UCAFundaci­ón Navarro Viola determinó que uno de cada cuatro adultos de 60 años o más no está satisfecho con la calidad de la atención. Esto, según apunta Amadasi, coincide con la percepción que tiene la población de entre 18 y 59 años.

En este caso, según los autores del estudio, influyen más ciertos factores estructura­les –vivir en el conurbano, pertenecer al estrato socioeconó­mico bajo o muy bajo y convivir con otras generacion­es– que la organizaci­ón del sistema sanitario. Además, uno de cada 10 mayores sufre demoras de más de un mes cuando pide un turno, aun si tiene enfermedad­es crónicas.

“¿Los que tienen problemas son una muestra representa­tiva de lo que les sucede a los seis millones de personas mayores del país? La respuesta es no. Esto afecta diferencia­lmente a los que viven en el conurbano, a los que no tienen el secundario completo, a los de estratos bajo y muy bajo, y a los que conviven con sub 60. Claramente, el estrato medio alto está fuera de esta película en salud”, resume Amadasi, doctor en sociología y docente de la UCA y la Universida­d de Buenos Aires.

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