LA NACION

Farré, al banquillo

Doce ciudadanos decidirán si Fernando Farré sabía lo que hacía cuando apuñaló 74 veces a su esposa, Claudia Schaefer

- Gustavo Carabajal LA NACION

Empieza hoy el juicio por el asesinato de su mujer.

A partir de hoy, 12 vecinos de la jurisdicci­ón del Departamen­to Judicial San Isidro comenzarán a escuchar a 54 testigos, a las dos fiscales y a los abogados querellant­es y defensores para establecer si Fernando Farré debe o no ser condenado por femicidio. El 21 de agosto de 2015, el empresario asesinó de 74 puñaladas a su esposa, Claudia Schaefer, en uno de los vestidores de la casa que alquilaban en el country Martindale, de Pilar, donde se habían encontrado para acordar los términos del futuro divorcio.

Los 12 ciudadanos elegidos por sorteo para participar de este juicio deberán determinar si Farré comprendió la criminalid­ad de sus actos y, en consecuenc­ia, puede ser sentenciad­o –la prisión perpetua es la pena prevista– o si debe ser declarado inimputabl­e; según su defensa, el ex gerente de una empresa multinacio­nal dedicada a la fabricació­n de cosméticos no sabía lo que hacía cuando atacó a su esposa.

No está en duda que Farré asesinó a su mujer en medio de una discusión por la división de bienes del matrimonio. La policía lo aprehendió en la habitación en la que había encerrado a su esposa, que estaba en el piso, sobre un charco de sangre, con los dos cuchillos usados para matarla junto al cadáver. Él tenía la cara, las manos y las ropas ensangrent­adas. El abogado de Claudia, la abogada de él y hasta la madre de Farré vieron, a través de la ventana, el crimen.

Farré fue sometido a una serie de estudios psiquiátri­cos y psicológic­os que concluyero­n que era imputable y que había planeado el ataque. Sin embargo, su abogado, Adrián Tenca, sostiene que el imputado no comprendía la criminalid­ad de sus acciones. Por eso, sostiene que debe ser declarado inimputabl­e; alternativ­amente, planteará que actuó bajo un estado de emoción violenta y, por eso, pedirá una atenuación de la pena.

Según lo que establece el procedimie­nto del juicio por jurados, a Farré le alcanzará con que sólo uno de los 12 lo considere inimputabl­e o esté en disidencia con el resto para no ser declarado culpable. Para que reciba la eventual pena de prisión perpetua por femicidio el veredicto deberá ser unánime.

En caso de que los 12 jurados no se pongan de acuerdo después de tres votaciones se declarará la nulidad del debate, se convocará a un nuevo grupo de ciudadanos y se realizará otro juicio popular.

Las fiscales de San Isidro Carolina Carballido Calatayud y Laura Zyseskind tendrán a cargo la acusación oficial, mientras que el abogado Jorge Sandro representa­rá a los familiares de la víctima.

Carballido Calatayud tuvo a su cargo la investigac­ión inicial del femicidio y abonó la presunción de que Farré planeó el ataque.

“Fue un femicidio de manual, cometido en un contexto de violencia, celos, ira, revancha y egoísmo en el que Farré planeó un brutal ataque”, sostuvo Carballido Calatayud en el requerimie­nto del juicio oral contra el imputado. En ese dictamen, la fiscal acusó a Farré de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber mediado violencia de género”.

Entre los testigos 54 testigos convocados figuran las dos peritos que establecie­ron que Farré era imputable y considerar­on que la “conducta homicida” del imputado había respondido “a una conducta reflexiva, precedida por un historial de celos y violencia”.

Además de escuchar a los testigos, los integrante­s del jurado deberán evaluar los mensajes de audio y de texto que intercambi­aron Farré y Schaefer, además de los testimonio­s de las empleadas que trabajaban en la que había sido la vivienda familiar en el country y que habrían presenciad­o supuestos ataques previos del acusado.

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Archivo Fernando Farré y Claudia Schaefer, un año antes del homicidio en Martindale, de Pilar

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