Mortalidad infantil
S egún estadísticas oficiales, en 2014, la mortalidad infantil porteña fue de 7,9 por cada mil nacimientos; en 2015, de 6/1000, y en 2016, de 7,2/1000, lo que implica un relativo aumento de las defunciones. Entre las causas que provocaron los decesos, se informó que serán consideradas en un informe que se conocerá pasada la mitad del año, aunque se prevé una reiteración de los factores que obraron en el pasado reciente: nacimiento prematuro, bajo peso, infecciones y malformaciones congénitas de carácter cardíaco, neurológico y digestivo, especialmente.
La mortalidad infantil constituye un indicador elocuente de los problemas de salud que inciden en el parto y durante el primer año de vida.
En opinión de Ana Bou Pérez, a cargo del Ministerio de Salud porteño, es preferible emplear los datos de los trienios para comparar las tasas de mortalidad infantil con menores fluctuaciones que si se las considera en sus valores anuales.
Para Ariel Golubicki, jefe del Departamento Materno-Infantil de esa cartera, el 75% de los decesos que se registran antes del primer año de vida se producen en los 28 días que siguen al parto.
En tanto, Máximo Diosque, consultor de Unicef, organismo al cual el gobierno de la ciudad solicitó una evaluación técnica, manifestó que ante un nivel tan bajo de mortalidad infantil como el que registra la Capital es difícil lograr que descienda aún más. Los avances alcanzados en cuanto a la atención de las embarazadas se vinculan con una mejor previsión de los riesgos de la gestación y la calidad de los recursos humanos que atienden los servicios sanitarios. Otra cuestión que importa destacar es la concurrencia de numerosas pacientes de las provincias a hospitales de la ciudad de Buenos Aires.
Es positivo destacar las recomendaciones de Unicef en cuanto a fortalecer los sistemas de registro y monitoreo; la integración sanitaria entre la Capital y la provincia de Buenos Aires; la evaluación de las características diferenciales de los sistemas público y privado, que buscan promover articulaciones de integración sanitaria, y, finalmente, el fortalecimiento de la articulación entre los ministerios de Salud y de Desarrollo Social.