LA NACION

Ni el empate de River alegró el domingo de un Boca desorienta­do

Aunque otra vez depende de sí mismo, las contradicc­iones adentro y afuera de la cancha atentan contra el objetivo del título

- Pablo Lisotto Es lógico: el ex delantero ya vivió como futbolista la frustració­n que significó perder el Apertura 2006, un campeonato que parecía sellado para el Boca que conducía Ricardo Lavolpe, pero que finalmente quedó en manos de Estudiante­s de La P

Boca está muy golpeado. El empate frente a Huracán se sintió igual o peor que la derrota ante River. El plantel está desorienta­do, sabe que tocó fondo y buscará respuestas desde hoy (cuando se entrenará por segundo lunes consecutiv­o, luego de que ese fuera el día libre durante todo 2017) para reaccionar anímica y futbolísti­camente.

Ni las buenas noticias que llegaron desde Núñez endulzaron el domingo xeneize. La igualdad sin goles del conjunto que dirige Marcelo Gallardo frente a Rosario Central le permite a Boca seguir dependiend­o de sí mismo: si gana todo lo que le falta –Independie­nte (L), Aldosivi (V), Olimpo (V) y Unión (L)– será campeón. Pero más allá de las cuentas matemática­s, el conjunto de la Ribera sabe que su principal rival está puertas adentro.

El equipo que conducen los Barros Schelotto se parece a un maratonist­a que calculó muy mal la carrera. Que dominó a su antojo buena parte del recorrido, pero que se está quedando sin aire en los últimos kilómetros. Y así como por momentos la cabeza supo sobreponer­se ante situacione­s adversas, ahora que lo mental falla, cualquier calambre lo puede dejar en el camino, cuando quedan solo unos pocos metros para llegar a la meta.

Son diversos los factores que producen este presente neblinoso. El más evidente es el futbolísti­co, en declive desde que se reanudó el campeonato, pero aún más notorio desde el impensado 1 a 1 frente a Patronato, en la Bombonera, por la fecha 20. Desde entonces hasta la nueva igualdad en un gol frente a los de Parque Patricios, el líder del campeonato sumó apenas 10 puntos de 21 posibles. En esos 7 juegos marcó igual cantidad de tantos y sólo contra Arsenal hizo más de uno. En cambio, antes, su promedio era de 2,45 conquistas por fecha.

Las contradicc­iones que se ven dentro del campo de juego es un reflejo de lo que sucede puertas adentro. Porque mientras Daniel Angelici declara que la continuida­d de los Mellizos no corre riesgo, e incluso explica que “la única duda pasa por cuántos años más vamos a firmar el vínculo, si por uno o dos”, el modo en el que viven los partidos los DDTT está más cerca al de dos personas que sienten que se están jugando el puesto cada fin de semana. La fuerte discusión que se dio entre Guillermo y un directivo de peso en el vestuario visitante del Tomás A. Ducó da prueba de ese nerviosism­o, que también se transfiere a los jugadores.

Golpes de efecto

Siempre adelantado unos casilleros, Angelici ya prepara nuevos golpes de efecto, se dé o no la vuelta olímpica. El primero estará enfocado en la nueva (e improbable) repatriaci­ón de Carlos Tevez de su experienci­a china. Otra contradicc­ión: si su idea es renovarle a los Mellizos, el Apache dirá que no. Y si el anuncio fuese posterior a la pérdida del campeonato, el escenario no sería el ideal para que regresara el ex Nº 10, el mismo que dejó a este equipo en la mitad del torneo.

La carta que esconde bajo la manga el presidente de Boca se vincula a otro gran ídolo xeneize: Juan Román Riquelme. Aquella charla entre ambos en enero, de la cual se viralizó una foto en la que se los veía tomando mate y comiendo facturas, despertó todo tipo de suspicacia­s. De un plumazo, cambiaron atrás años de enemistad por sonrisas Postergado el partido despedida de Román, y sin fecha prevista para 2017, pudo saber que suena la nacion fuerte la versión de que el hombre que más partidos disputó en la Bombonera con la camiseta xeneize Nº 10 podría ser nombrado como el manager de fútbol de la institució­n de la Ribera, aún cuando desde el círculo íntimo del ex volante por el momento lo pongan en duda.

Para Boca es tiempo de barajar y dar de nuevo. Los Barros Schelotto deben aprender de los errores cometidos, para no repetirlos, y el plantel necesita recuperar la confianza perdida, con el objetivo de intentar ganar los cuatro partidos que le faltan y sumarle una nueva estrella al escudo azul y oro.

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Daniel Jayo Guillermo sabe que deberá encontrar una rápida reacción en el plantel de la ribera

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