LA NACION

Jaime Roos. Un letrista, un cantor, una pluma llevada por el viento

Se editó El montevidea­no, una completa biografía sobre su obra; en paralelo, sigue adelante la reedición de todos sus discos

- Textos Sebastián Espósito

“En Europa, en mis momentos de máxima miseria, yo era enormement­e rico, porque tenía todo el tiempo que quería. ¿Cuánto vale ese tiempo?

¿ Cuánto pesa una obra? ¿y cuánto mide? ¿Podemos apelar a una unidad de longitud para medir la obra de un artista? Claro que no, pero ahí están los dos metros de palabras, de ríos de tinta que Jaime Roos atesoró en estos cuarenta años de trayectori­a. su archivo personal guarda un “98 por ciento de lo que salió en la prensa escrita, que es lo que a mí me interesa”, sostiene el autor de “durazno y Convención” con una sonrisa leve. apura el primer sorbo de una Coca

light y se dispone a “echar luz sobre su obra”, tal el objetivo que se trazó no bien la historiado­ra uruguaya milita alfaro le propuso escribir una completa biografía. así nació el libro que hoy tenemos entre manos, El montevidea­no (Planeta). Quinientas páginas, el peso justo y una y mil historias que conforman el todo que compone a este Gershwin uruguayo, tal como lo describió Rubén Rada.

siempre son las cuatro para Jaime y también lo es en esta tarde porteña templada, cuando su sonrisa viene a mi encuentro. Hace casi dos años que no se sube a un escenario. desarmó la banda y la productora, se puso a trabajar en la revisión y remasteriz­ación de su obra completa y abrió su historia de par en par en una serie de charlas interminab­les, intensas y tristes.

–¿Leíste el libro? ¿Qué sensacione­s experiment­aste?

–Lo leí no bien milita terminó la primera mitad. ella se había propuesto no mostrarme nada hasta el final, pero necesitaba en cierta forma mi opinión para ver cómo iba rumbeado. La llamé y le dije una serie de elogios, y que me gustaban mucho la cadencia, el relato, el estilo, la estructura. y le dije que me sentía reflejado en lo que había escrito. sentí que era un retrato mío, pero, al mismo tiempo, me llamó poderosame­nte la atención, como siempre sucede cuando te hacen un retrato, que uno ve en él la mano del otro. esa dicotomía cercanía-extrañeza me parece reveladora de lo que es este libro para mí. mi meta principal cuando acepté el proyecto se ve cumplida con creces. se trataba de echar luces sobre mi obra. La meta última de milita alfaro era otra: estudiarme a mí y a mi obra como parte de un hecho cultural que proviene de un determinad­o ámbito, con sus connotacio­nes sociológic­as, históricas, políticas, generacion­ales. ya sabemos que las obras de arte se defienden solas. sin embargo, el hecho de poner a disposició­n detalles, un cúmulo de informació­n sobre todo lo que rodeó a los álbumes me parecía que le daba mayor fidelidad. eso no mejora una obra, la puede empeorar eventualme­nte, pero de lo que estoy segurísimo es de que ahora las canciones para el lectoroyen­te se pueden apreciar con una lupa de mejor calidad. Hay un relato de mi vida que sé que es verdadero. Todo lo que se dice es verdad, pero no se dice toda la verdad. Ése es otro cantar. Hay muchas cosas que no quise decir porque entran en la órbita de lo privado.

–Pero eso se consigna en el libro. En algunos temas muy personales le aclarás a la autora que sólo le vas a decir una cosa y que con eso das por cerrado el tema.

–es que son temas que no creo que le importen a nadie, salvo a los involucrad­os. mucha gente no tiene derecho a réplica y no quería que el libro fuera un ajuste de cuentas, como he visto en tantas biografías. más allá de que hay una serie de anécdotas y que se dicen muchísimas cosas para aquel que tenga ojos y para aquel que tenga oídos. no creo que sea una historia edulcorada, sino simplement­e que ha sido respetuosa de las privacidad­es.

–Casi en paralelo te sumergiste en un trabajo de revisión y remasteriz­ación de toda tu obra que comenzó a reeditarse en etapas el año pasado. Discos y libro se complement­an, con un relato pormenoriz­ado de, por ejemplo, tu viaje iniciático por América latina, la relación con la madre de tu hijo….

–muchas de esas cosas están dichas a cuentagota­s a lo largo de reportajes o comentario­s que se fueron juntando durante 40 años, pero nunca de forma vertebrada como en el libro. yo tengo un archivo de prensa donde está el 98 por ciento de lo que se ha escrito sobre mí. yo tenía 17 años, estaba tocando en una obra de teatro para niños y me acuerdo de que en la cartelera de espectácul­os no sólo salió el elenco de la obra como siempre aparecía, sino que también salimos nosotros, los músicos. yo me puse muy contento y se lo mostré a un actor; me dijo que lo recortara y guardara. “escuchame bien, tenés que guardar todo lo que se escriba sobre vos porque algún día te va a servir y ese día te vas a acordar de mí”, me dijo, y tuvo un enorme poder de persuasión. Recorté eso y cada vez que aparecía mi nombre, a cada muerte de un obispo, lo iba guardando. en mis primeros diez años de trayectori­a llené un sobre, pero luego cada año se convirtió en un sobre. Casi como una exigencia disciplina­da les pedí a mis agencias, a mis productora­s, que siempre me guardaron todo lo que se escribía. Bueno, 40 años después de aquel primer recorte le llevé el archivo de más de dos metros de alto a milita alfaro a su casa y la liberé de meses en la biblioteca nacional y viajes a Buenos aires. ella lo primero que hizo antes de que nos juntáramos a charlar fue estudiar ese material. Luego sí nos juntamos a repasar los temas en orden cronológic­o, las preguntas de ella y, por último, las canciones. una por una, escuchando los discos.

–Tu niñez y tu juventud están descriptas muy detalladam­ente y en ellas están las claves de buena parte de tu obra. ¿Te sentiste incómodo con algunos temas?

–Pasó de todo y debo decirte que eso está sintetizad­o por la autora. de los problemas que viví quizás en el libro aparezca un cinco por ciento. y vuelvo al inicio, hubiera sido inconducen­te poner más de eso. sentí como una cuestión personal el hecho de que quizá no esté lo suficiente­mente profundiza­do lo que sufrí. Hubo mucho dolor por distintas causas y eso está reflejado en el libro.

a los 17 años, Jaime Roos empezó a fantasear con la idea de irse a europa y a los 21 se subió al avión que lo depositarí­a en madrid. Luego, en París, conoció a Franca, una holandesa siete años mayor que él con la que viviría una relación muy intensa; emprenderí­a un viaje iniciático por américa latina toda, retornaría a europa y tendría con ella a su hijo yamandú y se afincaría en amsterdam antes de su regreso definitivo a montevideo. Fue en esos años en los que nació el compositor, el hombre que retrató en decenas de canciones esa “república de la vereda” que ya no existe y esa montevideo mística que quizá sólo respire en su obra. Pero, a la vez, su música es fundamenta­l para entender el fluir de su ciudad.

–Candombe del 31, tu primer disco, nació en París. Hiciste kilómetros por toda América latina con las cintas del álbum en tu mochila. No se perdieron de milagro. Y con buena parte de tus obras tuviste problemas de grabación y de toda índole. Se entiende que hayas tomado el “toro por las astas” hace mucho tiempo y que no dejaras en manos de otros casi ningún aspecto relacionad­o con tus discos.

–y con los espectácul­os, y con los videos. Cuánto hubiera dado para poder delegar. Hubo momentos en los que hubo que lavar las camisetas, tirar los córneres, hacer de referí y atajar penales, todo junto. y alguien tenía que hacerlo. no era un tema el hecho de hacer o no algo dependiend­o de las condicione­s reinantes. nosotros íbamos a hacer una gira, listo, la hacíamos. Quería hacer un disco, lo hacía. si tenía que ir a comprar el papel de la tapa al Paraguay y traerlo de bagayo en la bodega de un micro, lo hacía. y aparte había que escribir las canciones. nada hubiese existido sin ellas. Había que escribirla­s. ¿Cuándo? ¿Cómo? en europa, en mis momentos de máxima miseria, yo era enormement­e rico, un millonario, porque tenía todo el tiempo que quería. ¿Cuánto vale ese tiempo? no tiene precio. Fijate lo relativo de ciertas cosas.

–Prácticame­nte nada para perder… o estar lejos de tu país, de tu familia…

–eso era parte del panorama. Las cosas se fueron dando de forma casual. yo no sabía cuando fui a madrid que iba a terminar en París viviendo tres años y que iba a ser padre en Holanda y me iba a ir a vivir allí para estar cerca de mi hijo. una pluma llevada por el viento.

–En 3 millones, la película que hiciste y que cuenta la epopeya de la selección de Uruguay en el Mundial de fútbol de 2010, también está presente la relación entre Yamandú y vos, los encuentros anuales que tienen y cómo mantienen activa la relación océano mediante.

–yamandú estaba por cumplir 6

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| Foto Santiago Cichero/AFV

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