Fuerzas rebeldes apoyadas por EE.UU. inician la reconquista de la “capital” de EI
Una alianza árabe-kurda lanzó el operativo para recuperar la ciudad siria de Raqqa, centro político del califato del grupo; su caída puede ser el golpe de gracia para el grupo, que ya tambalea en Mosul
DAMASCO.– Una alianza de fuerzas rebeldes sirias con apoyo de Estados Unidos comenzó ayer la gran batalla por la reconquista de Raqqa, la autoproclamada capital de Estado Islámico (EI) en Siria, en una ofensiva que puede desmoronar de una vez el “califato” que instauró en 2014 el grupo extremista, mientras enfrenta una desesperada lucha de retaguardia en su otro bastión, la ciudad iraquí de Mosul, donde apenas conserva un reducido sector.
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), como se conoce la alianza rebelde de kurdos y árabes que combaten tanto contra el régimen de Bashar al-Assad como contra EI en el norte de Siria, anunciaron ayer el inicio del asalto contra la ciudad, siete meses después de haber comenzado una ofensiva que les permitió apoderarse progresivamente de las regiones cercanas y finalmente rodearla casi en su totalidad.
Raqqa ha sido además base de operaciones para planificar atentados en países occidentales. El temor de los observadores es que recrudezcan los ataques contra objetivos en esos países, como sucede cada vez que EI sufre una fuerte derrota en el terreno, para mostrar fortaleza ante sus seguidores y forzar con la intimidación la retirada en el terreno de sus enemigos.
“Declaramos el comienzo de la gran batalla para liberar la ciudad de Raqqa, la capital del terrorismo”, declaró un vocero de las FDS, Rojda Felat. Los combates se dieron simultáneamente en tres sectores de la ciudad, precedidos por bombardeos de aviones de Estados Unidos, que apoya desde el aire los operativos de reconquista.
Las tropas combinadas recuperaron varios edificios y puntos de control en el este de la ciudad, y también hubo combates en sectores del Norte y del Oeste. Sin embargo, Raqqa sigue conectada por el Sur con las zonas controladas por EI en el este de Siria y en Irak.
“Con los aviones de la coalición internacional y las armas sofisticadas que nos han proporcionado, tomaremos Raqqa”, agregó el vocero de la alianza, en referencia al envío anunciado el mes pasado de armas ligeras, ametralladoras y vehículos blindados norteamericanos.
Otra fuente de la alianza árabekurda, Talal Silo, dijo que las batallas “serán feroces porque EI morirá para defender lo que llama su capital”. El general norteamericano Steve Townsend, de la coalición internacional, coincidió en que la batalla por Raqqa será “larga y difícil” pero “asestará un golpe decisivo” al califato instaurado en 2014, tras una ofensiva relámpago que le permitió a EI capturar grandes territorios de Siria e Irak.
Según el general Townsend, “EI es una amenaza en todos los países, no sólo en Irak y en Siria”. Una vez derrotado en Mosul y en Raqqa, habría aún mucho por combatir, afirmó, “pero esta coalición se compromete a destruirlo”.
Raqqa, de mayoría sunnita, se encuentra estratégicamente situada en el valle del Éufrates, cerca de la frontera con Turquía, 160 kilómetros al este de Aleppo y a menos de 200 kilómetros de la frontera iraquí. La toma de la ciudad de manos de grupos rebeldes gracias a la anarquía de la guerra civil le permitió a EI utilizar la ciudad no sólo como foco de expansión territorial. También fue el prototipo del gobierno inflexible y policial, con una interpretación violenta, retrógrada y arbitraria de la religión musulmana, que exportaron a cada población que en los últimos tres años fue cayendo bajo el yugo de sus combatientes integristas.
La milicia está acusada de crímenes de lesa humanidad por decapitaciones, ejecuciones masivas, violaciones, secuestros y limpieza étnica. El grupo lapidó a las mujeres sospechosas de adulterio e infligió muertes atroces a los homosexuales. Algunas de sus atrocidades las grabaron en videos convertidos en armas de propaganda.
Mientras pelea por su supervivencia en Raqqa, el grupo jihadista está a punto de perder Mosul, su último gran feudo urbano en Irak. En Siria todavía controla sectores del sur de la provincia de Raqqa, partes de la vecina provincia de Deir Ezzor –fuente de recursos gracias a su riqueza en petróleo– y pequeños sectores de otras cuatro provincias.
Se estima que aún permanecen alrededor de 200.000 civiles en la ciudad, luego de la masiva huida de otros 100.000 residentes desde el inicio de las operaciones armadas en las localidades cercanas en noviembre pasado.
Cientos de miles de inocentes están atrapados entre dos fuegos, incluyendo mujeres y niños, y las fuerzas de la alianza acusan a EI de utilizarlos como “escudos humanos” al esconderse entre la población.
La organización Médicos sin Fronteras dijo que la huida de civiles se está acelerando, tanto que 800 personas por día llegan al campamento de refugiados en Ain Isa, unos 30 kilómetros al norte de Raqqa, y la situación humanitaria es difícil por falta de insumos.
También cambió la vida en las escuelas cuando EI se apoderó de Raqqa.
Al igual que en otras ciudades, los jihadistas sustituyeron el programa académico, sobre todo los cursos de matemática y física, por una enseñanza religiosa y macabra.
“Los cursos de matemáticas consisten en contar el número de fusiles, de pistolas, de explosivos, de coches bomba”, asegura un ex profesor de una escuela pública que pidió mantenerse en el anonimato.
Uno de los temas que se enseñan a los niños es la manera de cometer un ataque suicida y “las vírgenes” con las que serán recompensados, según EI, los que los lleven a cabo.
“Estos cursos transforman a estos chicos en bomba de relojería”, advirtió este profesor, que se negó a dar clase bajo la opresión de EI.
Los padres también dejaron de enviar a sus hijos al colegio por miedo de que fueran víctimas de un lavado de cerebro y prefieren enviarlos a clases particulares. “Nos da miedo pensar que nuestros hijos pensarán como Daesh, hablando de takfir (apóstata), esclavos o vírgenes. Esto destruye a una generación”, dijo el mismo profesor.