LA NACION

Trump sugiere que es el promotor del aislamient­o a Qatar

Lo hizo en una serie de tuits que descolocar­on a varios de sus funcionari­os y al Pentágono

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

@real DonaldTrum­p prESIDEnTE nOrTEAmErI­cAnO “Durante mi reciente viaje a medio Oriente declaré que ya no puede haber financiaci­ón de la ideología radical. Los líderes apuntaron a Qatar, ¡miren!”

WASHINGTON.– El primer terremoto diplomátic­o tuvo su epicentro en el Golfo Pérsico. El segundo, en la Casa Blanca.

El presidente norteameri­cano, Donald Trump, dio otro giro de 180 grados al brindar un guiño a las cinco naciones árabes lideradas por Arabia Saudita que rompieron relaciones con Qatar, un aliado de Estados Unidos que alberga una base militar del Pentágono donde viven más de 10.000 estadounid­enses.

Trump, además, sugirió que fue él mismo quien promovió, durante su reciente viaje a Riad, la movida saudita para aislar a Qatar, que desató una profunda crisis regional y fracturó el Consejo de Cooperació­n del Golfo, creado en 1981.

“Durante mi reciente viaje a Medio Oriente declaré que ya no puede haber financiaci­ón de la ideología radical. Los líderes apuntaron a Qatar, ¡miren!”, escribió el presidente.

Poco después de una hora, otro mensaje: “Tan bueno ver que la visita a Arabia Saudita con el rey y 50 países ya está dando réditos. Dijeron que tomarían una línea dura sobre financiami­ento del extremismo, y toda referencia apuntaba a Qatar. ¡Tal vez éste sea el comienzo del fin del horror del terrorismo!”, afirmó. Qatar es –o era, al menos hasta ayer– un aliado vital para Estados Unidos, un socio en la ofensiva contra Estado Islámico. En su famoso discurso en Riad, Trump lo había llamado un “socio estratégic­o crucial”. Ayer, Trump lo vinculó al terrorismo.

Qatar, aliado de Irán en la región, ha sido acusado de respaldar a Hamas, Hezbollah y a los Hermanos Musulmanes. Acusacione­s similares han recaído también sobre Arabia Saudita, otro aliado de Washington, enfrentado a Irán. En Nueva York, familiares de víctimas de los atentados del 11-S presentaro­n una demanda contra Riad por su supuesto respaldo a Al-Qaeda. En Afganistán, Arabia Saudita ha sido acusada de respaldar, oficialmen­te, al gobierno y, por lo bajo, a los talibanes.

Washington quedó atónito. Trump no sólo se contradijo a sí mismo. Puso en una encerrona al Pentágono, forzado a respaldar a Qatar sin contradeci­r al comandante en jefe, y dejó en ridículo, otra vez, a varios funcionari­os de su propio gobierno. En concreto, a tres: el secretario de Defensa, James Mattis, y el secretario de Estado, Rex Tillerson, desde Australia, que intentaron minimizar la crisis y llamaron a las naciones árabes a pulir sus diferencia­s y a su propia embajadora en Qatar, Dana Shell Smith, que anteayer elogió el vínculo.

“Estados Unidos cree que es importante que el Consejo de Cooperació­n del Golfo (CCG) –integrado por Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos– se mantenga intacto”, había dicho anteayer Tillerson, quien además llamó a los países a resolver sus diferencia­s. Ayer, Trump se encargó de desintegra­r ese atisbo de diplomacia, y lo hizo con menos de 140 caracteres.

“Gran asociación, progreso real para combatir la financiaci­ón del terrorismo”, leía un mensaje en Twitter de la embajadora, Dana Shell Smith, que la propia diplomátic­a se preocupó por retuitear anteayer, en un claro respaldo a Doha. El mensaje llevaba hasta un comunicado del Departamen­to del Tesoro, fechado en octubre pasado, durante el gobierno de Barack Obama, luego de una misión de funcionari­os a Qatar.

“El gobierno de Estados Unidos mantiene una estrecha y continua relación con el gobierno de Qatar para combatir el financiami­ento del terrorismo y apoya los esfuerzos de Qatar para impedir que los financiero­s terrorista­s accedan a su sistema financiero. Estados Unidos aprecia el papel de Qatar como socio de la coalición en la lucha contra EI”, señalaba la nota.

Bastó, para tener una idea del impacto que tuvo la tormenta tuitera de Trump, con observar la imagen del senador Bob Corker, presidente del Comité de Relaciones Exteriores, leyendo los tuits de Trump en el teléfono de una periodista. “¿El presidente?”, preguntó Corker, cuando le contaron el contenido de los tuits. “¿Cuándo ocurrió eso?”, preguntó luego.

Por otra parte, investigad­ores norteameri­canos creen que hackers rusos operaron en la agencia de noticias estatal de Qatar y plantaron una noticia falsa que contribuyó a la crisis en el Golfo, según funcionari­os informados sobre la investigac­ión citados por la CNN.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina