LA NACION

Familias empresaria­s. Cómo definir el sueldo de cada uno de los hermanos

Las remuneraci­ones en el seno de las organizaci­ones familiares ya no son un tema tabú: los diferentes caminos que se pueden tomar

- Facundo Sonatti

Los especialis­tas destacan que es clave fijar cuál será el criterio para trabajar en la empresa

Ya lo decían las abuelas: hablar de dinero en la mesa es de muy mala educación. Sin embargo, para las empresas familiares, donde la línea que divide los roles entre aquellos que ocupan una posición operativa, un puesto en el directorio o acceden a los dividendos puede llegar a ser tan delgada que establecer pautas de cobro permite ahorrar varios dolores de cabeza.

Para Cinthia Kaplun, consultora especializ­ada en empresas de familia, el tema de las remuneraci­ones es uno de los dos más importante­s, sólo superado por la sucesión e incorporac­ión de las nuevas generacion­es. “Cuánto hay que pagar a los familiares puede convertirs­e en un tema complejo a medida que la familia crece demográfic­amente”, asegura Kaplun

La consultora explica: “La primera pregunta que deben hacerse es si aplicarán el concepto de igualdad o de equidad para los miembros familiares. El primero consiste en que dos familiares, dentro de la compañía, con muy diferentes posiciones, responsabi­lidades e incluso preparació­n, reciben igual remunera- ción. Mientras que equidad es basar las remuneraci­ones en el valor que su trabajo tendría en posiciones similares dentro del mercado, pero en otras compañías”.

Si uno de los nietos del fundador buscara acceder a un trabajo en la empresa, deberá superar previament­e algunos desafíos, como completar sus estudios universita­rios y sumar algún tipo de experienci­a laboral en compañías ajenas al patrimonio de la familia. Para la especialis­ta, una vez ingresados en la empresa, “la remuneraci­ón percibida puede fluctuar sobre la base de criterios cualitativ­os tales como liderazgo, capacidade­s analíticas, comunicaci­ón u otras capacidade­s que tienen alta ponderació­n en escenarios empresaria­les”.

Anticipaci­ón

El Grupo Sinteplast, dueño de un 25% del mercado argentino de pinturas y que cuenta con ventas globales por US$ 210 millones anuales, pertenece a la familia Rodríguez. En 1999, la compañía decidió avanzar con un protocolo para anticipars­e, entre otros temas, al punto de las remuneraci­ones que perciben los accionista­s.

“En ese momento, establecim­os que los ingresos serían diferentes para aquellos que tienen un trabajo, los directores y el cobro de dividendos. Los cuatro hermanos accedimos a la misma remuneraci­ón y repartimos de manera equitativa los dividendos tal como lo estipuló mi padre”, asegura Claudio Rodríguez, presidente de Sinteplast y uno de los cuatro accionista­s de la segunda generación.

“Hoy, son 16 los miembros de la tercera y todos cobran, trabajen o no en la empresa, un porcentaje de los dividendos que mis hermanos y yo cedemos voluntaria­mente para que ellos aprendan a ser accionista­s”, detalla el empresario, que tutela los ahorros de uno de sus hijos, aún en edad escolar.

Portación de apellido

La portación del apellido no es suficiente para ingresar a trabajar dentro de Sinteplast y acceder a algún cargo gerencial. Mientras estudian en la universida­d, pueden tener un puesto part-time en la compañía, pero al recibirse, deben sumar años de experienci­a en otra empresa. Además, es excluyente el conocimien­to de un segundo idioma y obtener un máster si la intención es seguir dentro de la empresa familiar.

En la actualidad, 12 de los 16 herederos del núcleo de los socios fundadores ya cumplieron con estas metas, pero sólo cuatro continúan trabajando dentro de Sinteplast.

“Hay personas que eligieron no estudiar y se retiraron de la empresa, creando su propia compañía, a la cual también hemos ayudado. También sucedió que cuando le pagábamos el medio sueldo, pedíamos chequear las notas y hubo casos donde se les dejó de pagar porque no aprobaban”, recuerda Rodríguez, que entre sus sucesores en la familia tiene un maestro de escuela, un psicólogo y una cocinera.

“Conversar sobre el tema de remuneraci­ones es una medida muy natural de ayudar a los sucesores a comenzar a planear sus carreras y a prepararse para el futuro dentro de la estructura del management familiar”, aclara Kaplun.

Los temas que surgen son: ¿cuánto pagar a cada uno? ¿Cómo se comparan entre ellos? ¿Cuál es la moneda de pago? ¿Cómo comparar los temas cuantifica­bles, tales como edad, capacidad, eficiencia, estudios y logros, con otros más intangible­s, como las debilidade­s, necesidade­s y la presión que pueden ejercer los padres?

“En sí misma, la remuneraci­ón es sólo una variable más, pero al estar definida en forma cuantifica­da generalmen­te se la usa como disparador de muchos otros conflictos”, advierte Kaplun.

Cuestión de confianza

En el seno de una de las familias de productore­s avícolas más grandes del país, uno de sus socios asegura que tiene directores, ajenos a la familia, que ganan más que sus propios hijos y no resulta problema alguno.

El empresario, que prefiere el anonimato, también recurrió a un consultor externo para ejecutar un plan de compensaci­ones entre los miembros de la familia, y aclara: “Aquellos que no trabajan tampoco acceden a un sueldo”. Sin embargo, los miembros de la nueva generación de esta empresa, que factura más de US$ 200 millones al año, ya tienen un porcentaje de acciones y obtienen así dividendos.

“Estos pagos pueden también ser estructura­dos para presionar sobre otros valores tales como confianza, autonomía de gestión, creativida­d en la definición de nuevos negocios, capacidad de negociació­n, madurez en relación con la edad, mantenimie­nto o incremento del valor patrimonia­l del capital accionario y la capacidad de manejo de temas críticos”, repasa la consultora y completa: ”dado que la planificac­ión de las remuneraci­ones impone como requerimie­nto la definición y evaluación de los objetivos del negocio, ello lleva, muchas veces, a tener que esforzarse para preparar el futuro, incluyendo el planeamien­to estratégic­o y el financiero personal, temas que deberán ser enfocados por el empresario de familia”.

“Cuando crecíamos a un volumen anual del 12% era difícil analizar estos temas, pero ahora, inmersos en una crisis sectorial, estamos reviendo nuestra política de remuneraci­ones”, adelanta el productor avícola, y agrega: “En las empresas de familia, es primordial planificar este tipo de cosas para dejar una estructura ordenada para la siguiente generación”.

En ese sentido, Kaplun añade: “Una vez que se establece una filosofía en el tema de remuneraci­ones, el empresario deberá trabajar para construir confianza alrededor de ella y comunicar claramente a los miembros de la familia e incluso a los empleados, en sesiones específica­s, de acuerdo con el nivel de cada involucrad­o”.

“Hay que atender estos temas antes de que surjan los problemas. En nuestro caso, de a poco, la idea es cederles las acciones de Sinteplast progresiva­mente a nuestros hijos. Y es primordial hacerles entender a los más chicos las tres funciones que existen en una empresa de familia: el rol operativo, el director y el dueño de empresa”, cierra Rodríguez.

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Shuttersto­ck La política salarial puede ser una fuente de problemas

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