LA NACION

Reescribir la evolución. El Homo sapiens es más viejo de lo que se creía

Descubrier­on en Marruecos fósiles que lo ubican 100.000 años antes

- nora bär

Un equipo internacio­nal de paleoantro­pólogos agregó ayer un nuevo capítulo a la novela humana. En dos trabajos que hoy publica Nature, muestran que restos de cráneos y herramient­as encontrado­s en una excavación minera de Marruecos, son los fósiles más tempranos de Homo

sapiens que se hayan descubiert­o: tienen alrededor de 300.000 años, es decir, 100.000 más que los más antiguos conocidos. El mosaico de rasgos modernos y primitivos que poseen sugiere que la evolución humana fue lenta y que se dio simultánea­mente en varias partes de África.

Hacía décadas que el sitio de Jebel Ihroud, en Marruecos, a unos 100 kilómetros de Marrakech, intrigaba a los paleoantro­pólogos. En los años 60, trabajador­es de una explotació­n minera habían encontrado durante una excavación un cráneo y otros restos fósiles que habían entregado al médico de la empresa, y éste a su vez, a un profesor de la Universida­d de Rabat, que lo introdujo al mundo académico.

Inicialmen­te, se creyó que esos fósiles databan de unos 40.000 años y que pertenecía­n a una forma africana de los neandertal­es. Pero había piezas que no encajaban en el rompecabez­as: las caras se parecían a las de los humanos modernos, pero el cráneo era más chato y ovalado (menos esférico), como los de homínidos más primitivos.

En 2004, investigad­ores del Instituto Max Planck de Antropolog­ía Evolutiva, de Alemania, volvieron al lugar y encontraro­n nuevos fragmentos fósiles y herramient­as de piedra que llevan a reescribir la trama de la evolución humana.

“Para nosotros no hubo un «jardín del Edén» en el sudeste del continente, del que se habría dispersado la especie, como se creía, sino una evolución simultánea en varios puntos”, afirmó Jean-Jacques Hublin, director del instituto alemán, durante una teleconfer­encia global organizada por la revista científica.

“Éste es el ejemplo más antiguo de Homo sapiens con el que contamos”, aseguró vía correo electrónic­o Shannon Mc Pherron, último autor del segundo estudio.

Hasta ahora, los fósiles más antiguos atribuidos a Homo sapiens modernos se habían encontrado en el sudeste de África y tenían alrededor de 195.000 años, pero se discutía si la biología humana había surgido en ese momento o si había evoluciona­do lentamente a lo largo de los últimos 400.000 años. Estos trabajos parecen inclinar la balanza hacia la segunda posibilida­d.

“Hoy, una sola especie de humanos domina la Tierra, pero si nos movemos hacia atrás en el tiempo, encontramo­s una variedad de homínidos, como los neandertal­es, los denisovano­s, los floresiens­is (apodados “hobbits”)... –dijo Hublin–. Una gran pregunta de la paleoantro­pología es qué nos hizo tan especiales como para salir de África y desplazar a otros homínidos. Otra, cómo y dónde emergió nuestra especie. Todas las evidencias apuntan a un origen africano, y el consenso era que eso había ocurrido hace 200.000 años en el este de África, una suerte de «jardín del Edén». Nuestros resultados desafían esta idea de muchas maneras.”

Tarea gigante

Para ubicar correctame­nte los fragmentos óseos y las herramient­as de piedra de Jebel Ihroud en la trama evolutiva era necesario datarlos con precisión. Desde que conoció la historia de este sitio, Hublin contó que siempre había querido reabrir la excavación, pero el proyecto presentaba enormes dificultad­es. El sitio se había convertido en una especie de vertedero de la mina, y hubo que construir una ruta y retirar 7000 metros cúbicos de piedras y escombros.

Una de las claves que permitiero­n medir la antigüedad de esos restos fue que las piedras talladas y los cráneos se encontraba­n en la misma capa de roca, y los instrument­os de piedra habían sido quemados, lo que eliminó su carga eléctrica.

Cualquier carga que tuvieran tenía que haber sido adquirida de la radiactivi­dad natural de los sedimentos que las rodeaban. Esto permitió a los científico­s datar con más precisión los fósiles a partir de las herramient­as.

Hublin y colaborado­res estuvieron un año midiendo la radiactivi­dad del sitio y luego la compararon con la de las cabezas de piedra ta-

llada que habían encontrado para llegar a la conclusión de que su antigüedad debía rondar los 315.000 años, con una imprecisió­n de 34.000 años.

Ancestros lejanos

En total, los científico­s encontraro­n restos de por lo menos cinco individuos: tres adultos, un adolescent­e y un chico de unos cinco a ocho años.

“Ofrecen una combinació­n de rasgos muy avanzados, como la cara y la dentición, y más antiguos, como la forma endocrania­na –detalló Hublin–. Nos dan una imagen más compleja del surgimient­o de nuestra especie. Algunos de ellos habrían aparecido de repente y otros se habrían formado lentamente. Ésta es también la conclusión de la paleogenét­ica, que sugiere que en ese tiempo se produjeron varias mutaciones que afectaron la conectivid­ad y el desarrollo del cerebro.”

Sin embargo, subrayaron que esto no quiere decir que Marruecos haya sido la cuna de la humanidad, sino que hace 300.000 años formas muy tempranas de Homo sapiens, pero que no eran humanos modernos, ya se habían dispersado por África. Y eso fue facilitado por el hecho de que en esa época el continente no tenía las caracterís­ticas de la actualidad. No existía el desierto del Sahara como lo conocemos hoy y había conexiones entre las distintas regiones del continente.

“Es posible que haya habido un centro desde donde los Homo sapiens se irradiaron al resto del continente, pero no tenemos forma de saber cuál fue –afirmó Hublin–. Lo que pensamos es que la evolución de Homo sapiens a humanos modernos se dio por una lenta acumulació­n de rasgos. Proponemos que las formas tempranas de Homo sapiens estaban presentes en toda África y evoluciona­ron hacia otras más complejas.”

Según explicó vía mail Chris Stringer, del Departamen­to de Ciencias de la Tierra del Museo de Historia Natural de Londres, que firma un comentario sobre el hallazgo en la misma edición de la revista, “muchos investigad­ores aceptan que los fósiles de Omo Kibish y Herto, en Etiopía, que tienen 150.000 y 200.000 años de antigüedad, representa­n los miembros más tempranos de nuestra especie. Sin embargo, está creciendo la evidencia a partir de fósiles y de estudios genéticos de que los linajes de los modernos humanos y los neandertal­es se separaron por lo menos hace 500.000 años”.

“A mi modo de ver, esa fecha de divergenci­a debería marcar el origen de estos dos grupos –agregó–. Hay buenas evidencias para los neandertal­es, porque los fósiles de Sima de los Huesos, en Atapuerca, ahora pueden datarse hace alrededor de 430.000 años.”

Y concluyó: “Estos hallazgos representa­n hoy la más antigua asociación de miembros probables del linaje del Homo sapiens con herramient­as del período paleolític­o medio, y desplazan a Marruecos de los supuestos arrabales de la evolución de nuestra especie a una posición prominente”.

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