LA NACION

EI cruza otro límite y ataca Irán por primera vez

Se adjudicó un doble atentado en Teherán; el régimen acusa a Arabia Saudita

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TEHERÁN (Reuters).– Dos comandos terrorista­s con armas de fuego y explosivos asaltaron el Parlamento de Irán y el mausoleo del ayatollah Khomeini, fundador de la república, en dos ataques simultáneo­s que dejaron por lo menos 13 muertos. El grupo jihadista Estado Islámico (EI) se atribuyó el doble atentado, en una demostraci­ón de fuerza que expande el rango de objetivos que meses atrás se limitaba al mundo árabe y los países occidental­es, sobre todo los que desafían su debilitado “califato” en Siria e Irak. Teherán culpó a Arabia Saudita y a Estados Unidos de orquestar el ataque.

TEHERÁN.– En una muestra de la expansión de sus blancos, limitados hasta hace poco al mundo árabe y los países occidental­es, Estado Islámico (EI) se atribuyó ayer dos atentados en Irán, donde dejó 13 muertos en un operativo contra el Parlamento y otro contra el mausoleo del fundador de la república, el ayatollah Khomeini.

“Combatient­es de EI atacaron el mausoleo de Khomeini y la sede del Parlamento en Teherán”, señaló la agencia Amaq, el órgano de propaganda de la agrupación jihadista.

Perpetrado­s casi simultánea­mente, los ataques, lanzados contra dos lugares altamente simbólicos de la capital, se saldaron tras largas horas de tensión con la muerte de seis terrorista­s, además de 13 civiles y otros 46 heridos.

La milicia de EI, que esta semana sufrió un duro revés en la ciudad de Raqqa, capital de su “califato” en Siria, devolvió el golpe con un feroz atentado contra un objetivo extranjero. Pero es la primera vez que se encara con Irán, el bastión del islam chiita, a quienes los extremista­s sunnitas de EI consideran la máxima herejía de la religión.

“Los que quieren el mal para el Irán islámico reclutaron elementos reaccionar­ios y jihadistas para intentar esconder sus fracasos regionales y hacer olvidar el descontent­o dentro de su propia sociedad”, dijo el presidente iraní, Hassan Rohani, y llamó a la “unidad y la cooperació­n regional e internacio­nal” contra el terrorismo.

Según la dirigencia iraní, Arabia Saudita, el gran rival de Irán por la hegemonía de Medio Oriente, orquestó el ataque con ayuda de Estados Unidos, con quien los jeques árabes mantienen una estrecha alianza que se reforzó con la reciente visita del presidente Donald Trump y la firma de un millonario contrato de armas para el reino.

La situación es actualment­e tensa en toda la región. A la rivalidad entre Irán y Arabia Saudita se unen las recientes tensiones en el Golfo Pérsico tras la ruptura de relaciones diplomátic­as con Qatar por parte de Arabia Saudita y otros países que acusan al rico emirato petrolero de apoyar el terrorismo y de mantener a la vez relaciones relativame­nte buenas con Irán.

El presidente Rohani no citó en su comunicado directamen­te a Arabia Saudita y Estados Unidos, pero sí lo hicieron los Guardianes de la Revolución, el ejército de elite iraní, que denunció la “implicació­n” de estos dos países en los sangriento­s atentados de Teherán.

El asalto al Parlamento comenzó a media mañana, cuando cuatro extremista­s, armados con fusiles Kalashniko­v, entraron por la fuerza en la sede legislativ­a. Tres de ellos fueron abatidos y uno se hizo estallar en el interior, donde se celebraba una sesión. Los agresores, todos hombres, vestían de mujer.

En una grabación de video tomada en vivo por uno de los atacantes se ve a un hombre armado y el cuerpo ensangrent­ado de una víctima tendida en el piso. Una voz alaba a Dios y dice en árabe: “¿Creen que nos iremos? Nos quedaremos si Alá quiere”. Otra voz repite las mismas palabras, un eslogan muy extendido entre los militantes de EI.

Francotira­dores de la policía abrieron fuego desde las azoteas de los edificios aledaños, mientras los asaltantes, en vez de responder, disparaban desde la cuarta planta del edificio a la gente indefensa que pasaba por la calle. Los comercios de la zona bajaron las persianas y sus dueños y clientes se refugiaron hasta que cesaron los disparos.

Helicópter­os policiales sobrevolar­on el Parlamento y las líneas de teléfonos móviles desde el interior quedaron inhabilita­das. Todas las entradas y salidas estaban cerradas y los legislador­es y periodista­s recibieron la orden de permanecer en el interior de la cámara.

Casi al mismo tiempo otra célula jihadista atacó el mausoleo de Khomeini, ubicado a las afueras de Teherán. Un agresor se hizo estallar y otro fue muerto a tiros. Hubo cinco detenidos entre los dos ataques.

Las fuerzas de seguridad iraníes afirmaron que en estos dos últimos años han desmantela­do varias células de EI en Irán que preparaban atentados. Por su parte, EI publicó en marzo un video donde afirmaba que iban a “conquistar Irán y devolverlo a la nación musulmana sunnita” provocando un baño de sangre entre los herejes chiitas.

El líder supremo del país, el ayatollah Alí Khamenei, se mostró desafiante tras lo ocurrido. “Estos fuegos artificial­es no afectan a Irán. Pronto serán eliminados (...) Ellos son demasiado pequeños para afectar a Irán”, sostuvo el clérigo.

Desde que comenzó el mes sagrado de ayuno musulmán, el Ramadán, en teoría una época de paz, EI se atribuyó otros tres grandes atentados internacio­nales, en Bagdad, Kabul y Londres.

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Las fuerzas de seguridad evacuan a un chico en el Parlamento iraní

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