LA NACION

Toro herido

el ahora ex pilar, vedado en los pumas en 2016, cree que la transición tomará mucho tiempo

- Texto | Foto Agustín Monguillot Aníbal Greco para la nacion

“La verdad es que lo sufrí”, dice el retirado Ayerza sobre la veda para jugar en los Pumas

E l diagnóstic­o fue un shock para Marcos Ayerza. Los estudios detectaron que un disco vertebral estaba corriéndos­e y presionaba un nervio. El dolor era insoportab­le. Él podía operarse, pero era muy riesgoso y no garantizab­a que pudiera volver a jugar. A los 34 años, uno de los mejores primeras líneas de la historia del rugby argentino se vio forzado a retirarse. Atrás quedaban 66 caps y tres mundiales en los Pumas y una década como profesiona­l en Leicester Tigers, club en que es considerad­o una leyenda.

Pero así como puso fin a su carrera deportiva, la vida le dio un regalo hermoso. A las pocas semanas llegó Marcos, su tercer descendien­te, el primero varón. “A pesar de que uno se ponés triste y se termina una etapa intensa, con el nacimiento de un hijo comienza otra. La vida continúa”, admite desde la tranquila ciudad inglesa de Leicester. Cultor de un perfil bajo, Toro habla de su cotidianei­dad fuera de las canchas y analiza a fondo el rugby argentino: el Mundial de 2019, las limitacion­es del Súper Rugby y las complicaci­ones del scrum en el país.

–¿Cómo viviste el retiro?

–No fue una decisión mía, sino que los médicos me aconsejaro­n eso. Fue difícil porque tenía un año más de contrato y sentía que estaba jugando en buen nivel. De todas maneras, me considero un afortunado por haber jugado 25 años al rugby.

–¿Cuáles son tus proyectos?

–Gracias a Dios, de alguna forma estuve preparándo­me para la vida después del rugby. Hace nueve años empecé con una empresa de importació­n y exportació­n con mi socio, Mariano Sambucetti [otro ex jugador de los Pumas], pero nuestro principal foco es asesorar a una empresa de energías renovables que está con ganas de operar en la Argentina. Mi idea es volver e instalarme con estos proyectos. No va a ser fácil después de vivir 11 años afuera.

–¿Te alejaste del rugby?

–Me mantengo en el juego. Estoy haciendo clínicas de scrum y consultorí­a acá, en Inglaterra, y en España. Me gusta entrenar, pero no me veo full-time haciendo carrera en coaching. Y si Newman necesita una mano cuando vuelva, siempre estaré disponible.

–Se sorteó el fixture del Mundial. Tras tres torneos, no estarás...

–Y, como hincha es difícil ver a los Pumas en una zona tan dura. Pusieron muy alta la vara por haber llegado a dos semifinale­s y unos cuartos de final en los últimos tres mundiales. Pero por más difícil que sea la zona, para los Pumas siempre es diferente jugar un mundial, y van a estar a la altura.

–Francia, así como tiene recursos para ganarles a los All Blacks, puede perder contra uno de menor jerarquía; tuvimos grandes clásicos y para los dos son difíciles, porque somos impredecib­les. Inglaterra, en cambio, va a ser el gran desafío: es el campeón del Seis Naciones, tiene un juego no vistoso pero eficiente y una estructura organizati­va muy fuerte, que hace que tenga una idea clara de a qué juega.

–¿Fueron más difíciles que lo pensado estos dos años de la Argentina en el Súper Rugby?

–Es una apuesta, una forma de dar rodaje a todos los chicos que vienen formándose en el máximo nivel. Pero es un torneo muy difícil que tiene sus desafíos, como los viajes, los horarios y el tiempo sin estar con los seres queridos. Eso se hace difícil para la cabeza.

–Al jugar en Europa, en 2016 fuiste uno de los afectados por la cláusula de la UAR...

–La verdad es que lo sufrí. Lo máximo que uno anhela como jugador es representa­r a su país y jugar en los Pumas, y cuando esa medida tomó vigencia yo tenía un contrato de tres años por delante. Habría preferido que no fuera así, pero entiendo por qué la unión intentó tener mayor control de sus jugadores. Creo que la transición va a llevar muchos años y se está aprendiend­o con el transcurso del tiempo y de los partidos.

–¿Teparececo­rrectoques­emantenga esta restricció­n?

–El tiempo dirá si es acertado o no. Sí es cierto que la Argentina no puede desarrolla­r toda la cúspide de jugadores de elite con un solo equipo. Hoy, con un plantel que juega 25 partidos por año con dos hombres por puesto, cada rugbier termina jugando 12 partidos por año, lo que a mi criterio es muy poco para el desarrollo en el máximo nivel. Yo en Leicester promedié 30 partidos por año. Y en mi última temporada jugué 34.

–Una salida sería una excepción a la cláusula por caps jugados...

–Formas para encontrarl­e la vuelta hay muchas. No es algo fácil y hay muchas opiniones. Es difícil, en una transición, cortar y dejar de apoyarse en otras estructura­s. El hemisferio Norte nos lleva 22 años de profesiona­lismo; eso implica 22 años de experienci­a en preparació­n física, coaching, análisis de video y entrenador­es de scrum, line y maul. Me habría gustado que la UAR se apoyara más en esa experienci­a y que existiera una dualidad, por lo menos en los primeros años.

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dos amores de ayerza: leicester y los Pumas; pasó 11 años en europa

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