LA NACION

Terry Gilliam y el rodaje maldito de su Quijote que comenzó en 1991

Adam Driver y Jonathan Pryce protagoniz­an la versión de la novela de Cervantes, que finalizó el viernes último

- Gregorio Belinchón eL PAís

MAdRid.– “Hacer mi versión de

Don Quijote es una obligación médica. es un tumor cerebral que tengo que extirpar como sea.” Terry Gilliam respondía así a una pregunta de este diario sobre su The Man who Killed Don Quixote en una entrevista de hace un año por la edición española de sus memorias, Gilliamism­os.

“Don Quijote es peligrosís­imo para cualquier adaptador porque acabas convertido en el personaje. Y vives en un mundo que no es el tuyo. se ha vuelto algo obsesivo, enfermizo y es lo más que voy a contar.” Al menos una parte Gilliam la lleva por buen camino. el viernes último, el director filmó, tras nueve semanas de rodaje, el último plano de su proyecto, con lo que al menos ya existe un material en bruto: Gilliam va por buen camino. el cineasta anunció este momento en su Facebook y la productora española Tornasol lo confirmó, por boca de una de sus responsabl­es, Mariela Besuievsky, el sábado.

en Facebook, el artista escribió: “disculpas por el largo silencio. estuve ocupado cargando el camión y ahora estoy yendo a casa. Luego de 17 años he completado The Man who Killed Don Quixote. Muchas gracias a todo el equipo y a quienes creyeron en el proyecto. QuiXoTe vive!”. Con el mensaje celebraba así el final de su film más querido, y al que más años ha dedicado.

en la mente de Gilliam el proyecto está en marcha desde 1991, con lo que hasta esta versión protagoniz­ada por Adam driver, Jonathan Pryce y olga Kurylenko ha habido muchos actores comprometi­dos con la película, muchos intentos e incluso un rodaje de seis días en octubre de 2000 en el desierto de las Bardenas Reales.

en aquel momento, los protagonis­tas eran Johnny depp y Jean Rochefort, y el rodaje –tal como quedó registrado en el impresiona­nte documental Lost

in La Mancha– acabó derrotado por las fuerzas de la naturaleza en forma de lluvias torrencial­es, los ruidos de los aviones de la oTAn que sobrevolab­an el rodaje y la falta de presupuest­o: de los 40 millones de euros teóricos se pasó a 32 millones reales, para sorpresa de su director.

en este tiempo el argumento ha variado y ahora no hay tanto viaje al pasado. Al inicio de esta última versión, su protagonis­ta, Toby (Johnny depp en el primer rodaje; posteriorm­ente ewan McGregor, Jack o’Connell y ahora Adam driver), es un joven cineasta idealista que quiere rodar su versión del Quijote en un pueblo español. Años después, se ha convertido en un arrogante publicista, corrompido por el dinero. vuelve a españa a grabar un anuncio, se ha liado con la esposa de su jefe y lucha contra el mal tiempo y su propio ego. un gitano aparece con una copia de su viejo film estudianti­l. Toby decide regresar al pueblo donde lo filmó y donde el viejo que encarnó a su don Quijote (Jean Rochefort, Robert duvall, Michael Palin, hoy Jonathan Pryce) se ha vuelto loco pensando que es el auténtico caballero de la triste figura y que tras una serie de calamidade­s confunde a Toby con sancho Panza. Ambos, por diferentes motivos, saldrán de viaje a buscar a dulcinea. Junto a driver y Pryce están Óscar Jaenada, Rossy de Palma (que había estado ya en 2000 y vuelve a enrolarse), olga Kurylenko, eva Basteiro-Bertoli (Pa negre) y stellan skarsgård (que encarna al jefe de Toby).

durante nueve semanas y con 16 millones de euros de presupuest­o, han rodado en Toledo, Madrid, Tomar (un pueblo cerca de Lisboa) y Fuertevent­ura. en la producción, además de Tornasol con Gerardo Herrero y Mariela Besuievsky, están Amy Gilliam (hija de Terry) y el mítico Jeremy Thomas.

Y eso que en los últimos días se le han cruzado por el camino más problemas. durante el festival de Cannes, el anterior productor del proyecto, el portugués Paulo Branco, de Alfama Films, anunció que había ganado un juicio contra la actual producción. Branco había anunciado el proyecto en el certamen de Cannes de 2016 con Gilliam antes de dejarlo paralizado en octubre, momento en el que los coproducto­res españoles decidieron dar un paso adelante y seguir con la película. en la sentencia de un tribunal parisino, al contrario de lo que anuncia Branco no se le da la razón al portugués ni se permite paralizar el proyecto, sino que sólo le reconoce su demanda en un aspecto formal de su relación contractua­l con Gilliam –no con el proyecto–, por lo que la productora Tornasol asegura no entorpecer­á el buen devenir de The Man Who Killed Don Quixote.

en un comunicado reciente de la productora Tornasol, Gilliam apunta: “don Quijote es un soñador, un idealista y un romántico decidido a no aceptar las limitacion­es de la realidad, avanzando sin importar los contratiem­pos, como hemos hecho nosotros desde el comienzo de la producción. Hemos estado trabajando en esto durante tanto tiempo que la idea de terminar de rodar esta película es bastante surrealist­a. Cualquier persona sensata habría renunciado hace años, pero a veces los cabezotas soñadores ganan al final, así que doy las gracias a todos los creyentes que se han unido para hacer realidad este sueño”.© el País, sL

“Quixote Vive”, escribió el cineasta en su Facebook el viernes último

En 1991 Gilliam ya había filmado algunas tomas con otros actores

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Jonathan Pryce y Tery Gilliam durante el rodaje

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