LA NACION

Corbyn adopta la estrategia del acecho

El líder del laborismo fortaleció al partido y a su cuestionad­o liderazgo

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LONDRES (De una enviada especial).– Hasta hace poco rehuía los debates por televisión y ni él parecía apostar por sí mismo. De ser durante muchos años un backbenche­r –los que tienen poco peso en el Parlamento– Jeremy Corbyn se proyectó ahora como una pieza clave de la política británica, aunque nadie sabe muy bien cómo jugará sus fichas y él mismo elude las definicion­es cuando es consultado al respecto.

“vamos a defender nuestra plataforma. Los que votaron por nosotros lo hicieron por la esperanza y eso es lo que haremos”, repetía ayer el líder del Partido Laborista.

¿Cómo lo hará? Por el momento, se queda en la sombra. Esperando el juego de May. ¿Intentará formar gobierno en minoría si ella fracasa? El dice que no.

“No haremos pactos ni alianzas”, dice Corbyn, en el formato lacónico que adoptó desde la noche del jueves. Posiblemen­te porque la única opción que le dan las matemática­s es un galimatías. Eso significa que, en caso de intentar gobierno, tendría que pactar cada tema con otras fuerzas. Otra auténtica pesadilla.

Por lo pronto, la estrategia del laborista parece ser permanecer al acecho y apostar a fortalecer la impresiona­nte movilizaci­ón que lograron entre el electorado más joven. En el actual contexto de inestabili­dad, nadie desecha que más tarde o más temprano haya una nueva convocator­ia a elecciones.

La participac­ión del electorado joven alcanzó niveles inéditos. Arañó el 72 por ciento; muy cerca de duplicar el 43 por ciento que se registró en las elecciones generales de 2015, en las que los conservado­res se impusieron con comodidad y los laboristas le cedieron el liderazgo del partido al inquieto Corbyn. “Se trata de una fuerza cuyo vínculo tenemos que fortalecer”, decían anoche analistas del partido.

Una forma de darle respuesta será la mira que se ponga en mantener el mercado de trabajo comunitari­o de cara al Brexit. Algo a lo que la primera ministra Theresa May, cuyo frágil gobierno guiará las negociacio­nes, niega de plano. Para ella, el freno a la inmigració­n provenient­e del bloque ha sido una obsesión.

“Nosotros exigiremos que el Brexit respete el mercado de trabajo”, dijo ayer Corbyn. Su primer mensaje pareció dirigido a esa base de votantes jóvenes.

El problema que tiene la estrategia del líder laborista es que, hasta ahora, y después de la debacle electoral, cada partido interpreta el Brexit a su manera. Muchas veces, de forma contradict­oria entre unos y otros.

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