LA NACION

Trump se involucra en la pelea con Comey

Calificó al ex jefe del FBI de “mentiroso” y se ofreció a declarar

- Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON.– Volvió, y calficó de mentiroso, dos veces, al hombre a quien echó y que lo había acusado el día anterior de mentir.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, redobló ayer su ofensiva contra el ex director del FBI James Comey al rechazar cada una de las acusacione­s que había hecho en su testimonio bajo juramente ante el Congreso y que sacudieron su presidenci­a.

Tan seguro se mostró Trump, que hasta dijo estar dispuesto a desmentir bajo juramento a Comey, y declarar que no le pidió ni su lealtad ni que desligara de la investigac­ión por el Rusiagate a su primer jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Michael Flynn.

“Ciento por ciento”, afirmó Trump, cuando un periodista le preguntó en una conferenci­a de prensa en los jardines de la Casa Blanca si estaba dispuesto a desmentir a Comey bajo juramento. Trump dijo que también se lo diría a Bob Mueller, el fiscal especial designado para llevar adelante la investigac­ión por la intromisió­n del Kremlin en la última elección presidenci­al: “Estaría feliz de decirle lo que acabo de decir”, agregó.

Trump rompió ayer el silencio tras el testimonio de Comey ante un comité del Senado en el cual acusó al presidente de mentir; brindó evidencias que podrían ser utilizadas para acusarlo de intentar obstruir con la investigac­ión sobre el Rusiagate, y admitió haber filtrado informació­n a la prensa para forzar el nombramien­to de un fiscal especial, y, así, preservar esa pesquisa.

El histórico testimonio de Comey marcó un punto de quiebre en la presidenci­a de Trump. Varios abogados coincidier­on en señalar que las palabras del ex jefe del FBI ofrecen un rompecabez­as para armar una acusación formal contra el presidente por obstrucció­n de la justicia o abuso de poder, dos ofensas que podrían llevarlo a un juicio político.

Ayer, la estrategia de la Casa Blanca fue poner la palabra de Trump contra la de Comey, e intentar incriminar al ex funcionari­o por filtrar informació­n a la prensa, por ser un “soplón”, en las palabras de Trump.

Pero varios abogados coincidier­on ayer en los medios que la filtración de Comey fue legal: ya era un ciudadano común cuando “filtró” sus memos a la prensa, y además no filtró informació­n clasificad­a. El abogado de Trump invocó el “privilegio presidenci­al” como elemento para proteger las conversaci­ones entre Trump y Comey. Pero Trump no lo utilizó para impedir que Comey testificar­a, una muestra de que ese privilegio es inútil para el presidente.

Siempre afecto a mantener el suspenso, Trump se negó a confirmar, ante otra pregunta, si existen o no grabacione­s sobre sus conversaci­ones con Comey, algo que él mismo sugirió en Twitter poco después de echarlo del FBI, con una respuesta ambigua a la perfección.

“Bueno, les diré acerca de eso tal vez en algún momento en el futuro cercano”, respondió.

Durante todo el día, la Casa Blanca y el círculo íntimo de Trump apostaron por recostarse en la parte del testimonio de Comey favorable al presidente: su confirmaci­ón de que no está bajo ninguna investigac­ión del FBI. Una “vindicació­n”, en las palabras de Trump, en un mensaje que escribió temprano en Twitter.

“A pesar de tantas mentiras y testimonio­s falsos, total y completa vindicació­n... y WOW, ¡Comey es un soplón!”, escribió Trump.

Anteayer, uno de sus hijos, Donald Trump Jr., había ensayado una defensa similar en una entrevista con la cadena Fox, uno de los medios amistosos con la Casa Blanca.

“Ahora que todo pasó, puede volver a hacer lo que prometió que iba a hacer. No hay nubes, no hay nada en su camino, nada de obstruccio­nistas. Puede volver a hacer las cosas que dijo que iba a hacer para la gente”, intentó convencer Trump Jr.

Ademásdeut­ilizarelte­stimonio de Comey a su favor, la Casa Blanca también ha intentado desacredit­arlo por haber filtrado a la prensa algunas de las conversaci­ones que mantuvo con el presidente.

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