Trump se involucra en la pelea con Comey
Calificó al ex jefe del FBI de “mentiroso” y se ofreció a declarar
WASHINGTON.– Volvió, y calficó de mentiroso, dos veces, al hombre a quien echó y que lo había acusado el día anterior de mentir.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, redobló ayer su ofensiva contra el ex director del FBI James Comey al rechazar cada una de las acusaciones que había hecho en su testimonio bajo juramente ante el Congreso y que sacudieron su presidencia.
Tan seguro se mostró Trump, que hasta dijo estar dispuesto a desmentir bajo juramento a Comey, y declarar que no le pidió ni su lealtad ni que desligara de la investigación por el Rusiagate a su primer jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Michael Flynn.
“Ciento por ciento”, afirmó Trump, cuando un periodista le preguntó en una conferencia de prensa en los jardines de la Casa Blanca si estaba dispuesto a desmentir a Comey bajo juramento. Trump dijo que también se lo diría a Bob Mueller, el fiscal especial designado para llevar adelante la investigación por la intromisión del Kremlin en la última elección presidencial: “Estaría feliz de decirle lo que acabo de decir”, agregó.
Trump rompió ayer el silencio tras el testimonio de Comey ante un comité del Senado en el cual acusó al presidente de mentir; brindó evidencias que podrían ser utilizadas para acusarlo de intentar obstruir con la investigación sobre el Rusiagate, y admitió haber filtrado información a la prensa para forzar el nombramiento de un fiscal especial, y, así, preservar esa pesquisa.
El histórico testimonio de Comey marcó un punto de quiebre en la presidencia de Trump. Varios abogados coincidieron en señalar que las palabras del ex jefe del FBI ofrecen un rompecabezas para armar una acusación formal contra el presidente por obstrucción de la justicia o abuso de poder, dos ofensas que podrían llevarlo a un juicio político.
Ayer, la estrategia de la Casa Blanca fue poner la palabra de Trump contra la de Comey, e intentar incriminar al ex funcionario por filtrar información a la prensa, por ser un “soplón”, en las palabras de Trump.
Pero varios abogados coincidieron ayer en los medios que la filtración de Comey fue legal: ya era un ciudadano común cuando “filtró” sus memos a la prensa, y además no filtró información clasificada. El abogado de Trump invocó el “privilegio presidencial” como elemento para proteger las conversaciones entre Trump y Comey. Pero Trump no lo utilizó para impedir que Comey testificara, una muestra de que ese privilegio es inútil para el presidente.
Siempre afecto a mantener el suspenso, Trump se negó a confirmar, ante otra pregunta, si existen o no grabaciones sobre sus conversaciones con Comey, algo que él mismo sugirió en Twitter poco después de echarlo del FBI, con una respuesta ambigua a la perfección.
“Bueno, les diré acerca de eso tal vez en algún momento en el futuro cercano”, respondió.
Durante todo el día, la Casa Blanca y el círculo íntimo de Trump apostaron por recostarse en la parte del testimonio de Comey favorable al presidente: su confirmación de que no está bajo ninguna investigación del FBI. Una “vindicación”, en las palabras de Trump, en un mensaje que escribió temprano en Twitter.
“A pesar de tantas mentiras y testimonios falsos, total y completa vindicación... y WOW, ¡Comey es un soplón!”, escribió Trump.
Anteayer, uno de sus hijos, Donald Trump Jr., había ensayado una defensa similar en una entrevista con la cadena Fox, uno de los medios amistosos con la Casa Blanca.
“Ahora que todo pasó, puede volver a hacer lo que prometió que iba a hacer. No hay nubes, no hay nada en su camino, nada de obstruccionistas. Puede volver a hacer las cosas que dijo que iba a hacer para la gente”, intentó convencer Trump Jr.
Ademásdeutilizareltestimonio de Comey a su favor, la Casa Blanca también ha intentado desacreditarlo por haber filtrado a la prensa algunas de las conversaciones que mantuvo con el presidente.