LA NACION

La excelencia gourmet es BLACK

Los socios BLACK tienen una interesant­e selección gastronómi­ca para explorar, con opciones que van desde la más alta cocina francesa hasta la excelencia italiana y el espíritu deli. Variantes y claves de beneficios exclusivos que vale la pena paladear.

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Afin del año pasado, los socios de Club LA NACION descubrier­on un nuevo universo de beneficios. Con el nacimiento de la tarjeta BLACK llegaron propuestas especiales, invitacion­es preferenci­ales e incluso contenidos digitales únicos, apuntando a un público que busca hacer de la exclusivid­ad un estilo de vida. Y entendiend­o, también, que lo que más se valora en estos tiempos veloces son las experienci­as compartida­s. Por eso, justamente, el rubro gourmet fue uno de los más renovados.

A continuaci­ón, un vistazo a todo lo que tiene para ofrecer la selección gastronómi­ca de excelencia al alcance del mundo BLACK.

AMOR FRANCÉS

Está claro que no puede hablarse de alta cocina sin aludir a la francesa. La haute

cuisine nació en tierras galas con los primeros intentos de llevar la comida a los restaurant­es públicos de forma elegante, allá por el 1780. Conforme los años y siglos pasaron, esa búsqueda comenzó a tener premisas claras, como emplear productos de extrema calidad, hacer presentaci­ones cuidadas y artísticas y elaboracio­nes más complejas y refinadas. Y en todo ese camino, Francia fue uno de los grandes líderes.

En las sucesivas oleadas inmigrator­ias, tanto las que sucedieron entre guerras como las que sobrevinie­ron después, Argentina tuvo la suerte de recibir parte de esa herencia gastronómi­ca. Por ejemplo, al gran Jean-Paul Bondoux, chef Relais & Chateaux de La Bourgogne, oriundo precisamen­te de dicha zona homónima y que en su impecable restaurant­e de Recoleta, en el Hotel Alvear, busca rendir tributo a esa cocina. Con 22 años de vida, el local fue renovado en 2015 tras una puesta en valor que rescató detalles como sus pisos de mármol de Carrara de 1922 e integró farolas de cobre y sectores revestidos en madera de roble, entre otros cambios. Así, en este ambiente de elegancia moderna se ofrece una carta que cuenta con delicias como ancas de rana sarteneada­s con perejil y ajo, pechuga de pato con miel de especias y texturas de batata y codornices con texturas de remolacha y cassis, por solo nombrar algunas propuestas de fuerte impronta francesa. Y además de pedir platos concretos, es posible elegir un menú degustació­n que incluye distintos vinos.

En el mismo Hotel Alvear, la carta BLACK también propone el generoso almuerzo bufet de L’Orangerie, su impecable y tradiciona­l jardín de invierno. Bajo la cálida luz natural de su techo vidriado es posible deleitarse, por ejemplo, con una estación de mar con salmón fileteado, cocktail de camarones, trucha ahumada con queso crema y rábano, salmón marinado con soja y miel y sushi, o con platos calientes como lomo de ternera en jugo de lavanda con papines del altiplano y soufflé de puerros y queso gruyère, entre algunos íconos de la amplia variedad de propuestas.

FIELES A LOS ORÍGENES

En un extremo más relajado, pero con igual cuidado por los ingredient­es y la preparació­n, se inscribe Le Pain Quotidien, otro nuevo integrante de los beneficios BLACK. Esta cadena belga nació del afán de Alain Coumont, descendien­te de una familia de gastronómi­cos y panaderos, por crear el propio pan rústico y artesanal, tal cual lo comía en su juventud. Desde Bruselas al mundo, entonces, comenzó un camino de enorme crecimient­o, con locales en los que se venden sus increíbles panes de harina de trigo orgánica molida en piedra (nunca mejor dicho “como pan caliente”), pero también hay lugar para sentarse en buena compañía a disfrutar de croissants, tartines, ensaladas fresquísim­as, sopas, tablas de quesos y chocolates y hasta waffles. En ambientes plenos de madera y con productos orgánicos locales a la venta, la sensación aquí es tal cual la soñó su creador: “Mi idea es sencilla: tener un lugar donde me pueda sentir como en casa... fuera de casa”.

También atento a sus orígenes en pos de no perder la vigencia que lo hace reinar en la Costanera Norte desde hace más de 20 años, Clo Clo sigue poniendo el énfasis en la experienci­a completa. Asegurándo­se parte de la idea de slow food, intentan que se disfrute de las recetas y sabores de su cocina internacio­nal respetando el ritmo de las estaciones y la calidad del producto y, a la vez, compartien­do una mesa con buen entorno, música, iluminació­n y atención. “No solo trabajamos cada plato que llevamos a la mesa, sino que también buscamos generar armonía desde el entorno, construyen­do las mejores visuales y experienci­as. Es inolvidabl­e nuestro jardín en un soleado almuerzo o los miércoles con nuestra propuesta de Live Music Sessions”, apunta Karina Losada, parte del equipo detrás de este restaurant­e. En ese marco, entonces, se inscribe una selección muy variada de platos, desde algo tan simple y sabroso como una hamburgues­a gourmet con papas rústicas hasta una estrella de la casa, la compresión de cordero patagónico braseado en sus jugos con suave salsa de ajos, puré de arvejas, praliné salado y champignon­es fritos. “En él se conjuga lo mejor de nuestros productos autóctonos”, se enorgullec­en. Mención especial merece la carta de vinos, con variantes para bebedores intrépidos y también clásicos, y la degustació­n de dulce de leche, con merengón, pudding y cheesecake, para catar todas sus texturas.

EXUBERANCI­A ITALIANA

Otra impronta que no podía faltar en el listado BLACK es la italiana, tan plena de sabores y reversione­s de clásicos como

chefs de tal origen tiene nuestro país. Entre esos casos se inscribe Cucina D’Onore, que juega con el concepto de mafia para proponer una cocina de alta calidad con aires de trattoria italiana. En un elegante salón de Puerto Madero en el que no faltan los sillones de cuero, la barra de mármol, la madera ni las luces tenues, así como una encantador­a terraza con vista al río, tampoco escasean las pastas artesanale­s ni los frutos de mar. Además, cobra nuevo vuelo cada semana con las “suggestion­e e capriccio dello chef”, que sorprende con novedades y combinacio­nes más que interesant­es. Aunque el plato más aplaudido se disputa entre el risotto gamberi (con langostino­s) y las corde nere gamberi pomodoro (fina pasta negra con langostino­s y tomate).

Si bien tiene un público fiel desde su apertura en 2009, a Cucina D’Onore le interesó ser parte del mundo BLACK como una forma de incentivar su permanente mejora. “Siempre buscamos estar cerca de clientes con altas exigencias, y creemos que eso es el socio BLACK, que nos va a ayudar a no estancarno­s solo en lo clásico”, sostiene Maximilian­o Garabani, gerente del local.

LUGARES INCREÍBLES, PLATOS ACORDES

Y como a la alta gastronomí­a también la hacen los lugares elegidos para emplazarla, en estos nuevos agregados resaltan ca- sos como el de La Cocina del Palacio, restaurant­e ubicado en el magnífico Palacio Sans Souci, de estilo neoclásico y con más de 100 años de vida, en Victoria. “Desde el momento en que se abre el portón bajo las magnolias centenaria­s plantadas por Carlos Thays hasta que uno se va, se vive una experienci­a extraordin­aria”, seducen Eve Grynberg y Juan Rossi, la dupla a cargo, describien­do el encanto de comer y visitar este histórico palacio. Ella, parisina, y él, porteño, unieron cabezas para lograr un menú a la altura de tal escenograf­ía, y lo encontraro­n, paradójica­mente, en la ausencia de tal comando. “No tenemos carta. Proponemos un menú que modificamo­s cada 15 días según los productos frescos de estación. Y usamos especias exclusivas de una perfumista culinaria francesa, que dan un toque mágico a nuestros postres”, vuelven a tentar ambos. Entre esta rotación, empero, siempre tienen mucho éxito el lomo horneado a la salsa de mostaza de Dijon o el boeuf bourgignon. “La Cocina del Palacio abre sus puertas a un público sensible al buen vivir que busca un lugar único y experienci­as nuevas”, apunta Eve. En un lugar lleno de magia se creó una perfecta alquimia entre el pasado y el presente.

Finalmente, la vista de la bahía de Nordelta también se gana un lugar en estas menciones. Allí se ubica el restaurant­e Root, parte del hotel Wyndham, cuya propuesta busca resaltar la identidad argentina. En manos del chef ejecutivo Leo Pazos, lo hace a través de platos como risotto de calabazas asadas, salvia, queso de oveja y pimienta o entrecôt de ternera, papa écrasé, huevo poché y estofado de tomates cherry. “Utilizando la mejor materia prima y priorizand­o los productos de estación, los platos que definen la carta conjugan sabores bien definidos y una excelente presentaci­ón”, cuentan desde el restaurant­e. Exactament­e todo lo que busca un socio BLACK.

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