LA NACION

conducía colectivos y condenó a Farré

Matías Gorosito integró el jurado y cuenta su experienci­a

- Gabriel Di Nicola

Desde hace dos años y medio, Matías Gorosito, un joven de 29 años y padre de dos hijos, trabaja como chofer para una línea de colectivos que recorre el distrito de Pilar. Durante siete días tuvo que dejar de lado su labor cotidiana para ser parte importante de un juicio por un brutal femicidio. La víctima, Claudia Schaefer. Él fue uno de los 12 integrante­s del jurado popular que con su voto unánime condenó al acusado, Fernando Farré, a la pena de prisión perpetua.

“El mejor momento del juicio fue cuando nos aplaudiero­n después de que se conoció el veredicto. Fue un alivio grande. Me emocioné mucho”, explica Gorosito en la puerta del Club Sportivo Pilar donde juegan al baby fútbol sus hijos, de 5 y 8 años.

Gorosito está orgulloso de haber integrado el jurado popular que condenó a Farré. Pero, en un primer momento, no quería ser parte del juicio. Se negó. El 29 del mes pasado, el primer día del debate, en el momento que se tenían que elegir entre 46 personas los 12 jurados titulares y los seis suplentes, el chofer de colectivos levantó la mano y sostuvo: “No quiero estar acá. La situación en mi trabajo es delicada y tengo a mi madre enferma. La realidad es que tengo la cabeza en otro lado”.

Pero no pudo evitar la carga pública y quedó entre los elegidos para estar en el juicio como jurado popular. Hizo un último intento de zafar. Pidió hablar con el juez a cargo del debate, Esteban Andrejin. El magistrado le explicó que él no podía hacer nada. Ya estaba elegido

“Al final fue una experienci­a muy buena porque en la TV te muestran parte de la causa, como jurado tuvimos la prueba completa”, explica Gorosito con una sonrisa .

Al principio, el chofer de colectivos no podía entender por qué para salir a fumar o ir al almorzar tenía que estar acompañado por personal de la policía bonaerense. “No soy un chorro [sic] para que me sigan”, les decía a los uniformado­s. Pero se terminó por acostumbra­r a las normas de seguridad.

No se conocía con las otras 45 personas selecciona­das que llegaron al edificio de los tribunales de San Isidro, en Ituzaingó 340. Pero enseguida advirtiero­n el denominado­r común: la coincidenc­ia del número 428 del final de sus DNI.

“Cuando me enteré del brutal homicidio por las noticias me conmoví”, recuerda.

A pesar de que le complicó su vida cotidiana, como el cuidado de sus hijos, Gorosito se entusiasmó con el juicio. “El momento de mayor presión fue cuando nos quedamos solos en la sala de audiencia los 12 jurados para votar. Fue algo «muy grosso» lo que sentí”, cuenta el chofer de colectivos, fanático de Boca Juniors.

El primer día del juicio, Gorosito fue hasta San Isidro en su automóvil. No fue un gran negocio. Por ser parte del jurado le iban a pagar cerca de 350 pesos por cada día de audiencia, esa primera jornada de debate tuvo que gastar 100 pesos en peaje y 600 pesos por el estacionam­iento de su automóvil en un garaje.

Al día siguiente repartiero­n los gastos entre otros miembros del jurado que también viven en Pilar y Gorosito fue a buscarlos. “Pero después, en la tercera audiencia, pedí hablar con el juez para comentarle el tema de los costos. Para las restantes audiencias, un móvil policial nos fue a buscar y nos llevó a casa”, explicó el chofer.

–¿Cómo vio a Farré durante el juicio?, le preguntó la nacion a Gorosito. El jurado respondió: “No cambió la cara nunca, ni siquiera cuando le dijeron que la condena era de prisión perpetua. Sólo una vez sonrió, en un cuarto intermedio cuando quiso que le den una factura”, afirmó.

El jurado recuerda un momento de tensión en una de las audiencias. “Un colaborado­r de la defensa de Farré nos sacó fotografía­s con una tablet. Nosotros le avisamos al juez y se las hicieron borrar. Esa persona no volvió más al juicio”, sostuvo.

Gorosito no tiene dudas de que la carta que leyó Farré en el momento que hizo lugar al derecho de decir sus últimas palabras antes del veredicto fue un intento para conmover al jurado.

“Él quería convencer a uno. Con que una persona del jurado no votara con la mayoría, Farré podía recibir una pena menor [para que la pena sea de prisión perpetua debía haber una mayoría absoluta]. Me dio mucha bronca cuando lo escuché hablar de sus hijos. Unos días antes había hablado la hermana de la víctima [Sandra Schaefer] y contó que el hijo del medio [Tomás, de 13] en su nuevo documento firmó como Schaefer no con el apellido Farré”, explicó.

Después de analizar todas las pruebas del juicio, Gorosito no tuvo ninguna duda de cómo iba a votar. “Mi decisión fue votar por lo que creía: que Farré agarró los dos cuchillos porque tenía planeado lo que iba a hacer. Él planificó el crimen”, sentencia el jurado.

Según Gorosito, de los 12 jurados, cuando empezó la deliberaci­ón para decidir el veredicto, había dos que tenían ciertas dudas de votar por la culpabilid­ad. Pero fueron convencido­s cuando todos expusieron sus ideas y analizaron la prueba.

“Por momentos, Farré nos miraba de una forma intimidant­e”, repite el jurado. El juicio ya es historia.

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Diego spivacow/afv “Mi decisión fue votar por lo que creía”, explicó Matías Gorosito

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