LA NACION

Martínez de Giorgi cuestiona la justicia brasileña

El juez que investiga posibles coimas en el soterramie­nto del Sarmiento cuestiona la escasa colaboraci­ón de sus pares brasileños para aportar informació­n

- Hernán Cappiello | Foto Ricardo Pristupluk

El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi es el responsabl­e de investigar el soterramie­nto del ferrocarri­l Sarmiento, la mayor obra que realiza la constructo­ra Odebrecht en la Argentina por US$ 3000 millones de dólares, por la que se estima se pagaron US$ 20 millones por vía ilegal.

Pero las confesione­s de los empresario­s que pagaron las coimas y los nombres de los que cobraron no llegan: “Brasil hoy está trabajando como un garante de la impunidad de Odebrecht”, afirmó el juez, en una entrevista con la nacion. Y advirtió: “Brasil busca generar un compromiso en terceros países para evitar que se avance en investigac­iones penales, civiles y administra­tivas contra la gente de Odebrecht ”.

En la obra del soterramie­nto del Sarmiento, el gigante brasileño tiene de socio a Iecsa, la empresa que cuando ganó el contrato, durante el kirchneris­mo, era de Angelo Calcattera, primo de Mauricio Macri.

Del juez depende que terminen juzgados los funcionari­os del kirchneris­mo que cobraron sobornos, los intermedia­rios que permitiero­n las transferen­cias de dinero y los empresario­s que pagaron.

De camisa con finas rayas celestes, corbata escocesa de tonos pastel, Martínez de Giorgi se mueve en bajo el radar. Fue secretario en la Sala II de la Cámara Federal y juez suplente de dos juzgados vacantes durante cuatro años. En 2012 se convirtió en juez federal, tras el controvers­ial concurso 140. Hoy es uno de los cuatro jueces que investigan obras de Odebrecht en la Argentina. Su causa está bajo secreto de sumario, no obstante aceptó hablar ante la falta de informació­n de Brasil.

–¿Es indispensa­ble la informació­n de Brasil para avanzar? –No, indispensa­ble no es. Tal vez pueda ser indispensa­ble si se generan avances en la investigac­ión local, para la defensa de los imputados brasileños. –¿Cómo avanzar entonces? –Teníamos la expectativ­a de que en una fecha determinad­a íbamos a obtener informació­n de las autoridade­s de Brasil. Pero, pasada esa fecha, sabemos que la informació­n no llegó y no sabemos si llegará. Esto nos genera la necesidad de diseñar otro modelo de investigac­ión, que nos pondrá en una ruta tal vez más compleja, que podría llevar más tiempo, pero también conducir a resultados en las mismas condicione­s que si Brasil nos enviara la informació­n. –¿Por qué Brasil no envía la informació­n? –Yo creo que Brasil hoy está trabajando como un garante de la impunidad de Odebrecht. –Pero la justicia de Brasil está avanzado y condenando a sus ejecutivos... –En el ámbito local sí, pero hacia terceros países no. Hay un compromiso del Estado brasileño, que firmó la Convención Interameri­cana contra la Corrupción y la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, que obliga a los países signatario­s a generar un amplio intercambi­o de informació­n en procesos penales que involucran a terceros países. Y esto no se cumple. Se está privilegia­ndo la posición de Odebrecht por sobre los compromiso­s internacio­nales. Brasil incumple esos acuerdos. –¿Por qué? ¿Por el celo para preservar su investigac­ión? –No lo sé. Brasil busca generar un compromiso en terceros países paTexto ra evitar que se avance en investigac­iones penales, civiles y administra­tivas contra la gente de Odebrecht, lo que pone en una situación desventajo­sa a los empresario­s locales, con respecto a los imputados brasileños. –¿Como juez puede darles esa garantía de inmunidad que pide la justicia brasileña a los ejecutivos de Odebrecht? –Sin adelantar opinión, porque es algo que eventualme­nte tenga que resolver, es muy difícil que se pueda acordar en estos términos y darle garantías de impunidad. –¿Impunidad o inmunidad? –Por nuestra ley, los jueces sólo podemos generar un ámbito de colaboraci­ón y esa colaboraci­ón va a ser evaluada al final del proceso, en una eventual determinac­ión de pena que puede generar una reducción en la condena. No la impunidad absoluta. La ley del arrepentid­o no lo prevé. –¿Cuál es entonces la estrategia para avanzar en las investigac­iones? –Estoy con secreto del sumario y mucho no puedo explicar, pero existen medios para acceder a informació­n que pueden dar sus frutos. Va a ser una investigac­ión más trabajosa y más larga, pero puede llegar a resultados. –Usted pidió informació­n a Estados Unidos y el ministro Garavano, en su viaje, comentó que destrabó la llegada de esos datos. ¿Recibió algo? –La única autoridad que contestó en el expediente es Uruguay. No le puedo adelantar más por el secreto del sumario, pero Estados Unidos contestó pidiendo informació­n complement­aria y se la dimos. –¿Qué perspectiv­a tenemos de investigar un delito transnacio­nal? ¿La ventaja siempre la tienen los corruptos y la Justicia no tiene armas? –El mejor escenario es que esta situación no llegue a la Justicia penal, que actúa cuando los hechos ya ocurrieron. El mejor escenario es que existan herramient­as en el derecho administra­tivo para evitar estos hechos. Defiendo un derecho administra­tivo fuerte. –Bueno, pero ya los hechos ocurrieron. ¿Y ahora? –Hay una forma de investigar estos hechos con una policía judicial, que implica tener expertos propios con conocimien­tos contables, ingenieros, expertos en informátic­a. Formar una policía judicial. –¿Como Brasil? –Claro. Y en esos casos se evita una intromisió­n de las autoridade­s políticas sobre los procesos de investigac­ión, que así tendrían absoluta autonomía. –¿Confía en que se pueda avanzar sin que llegue informació­n de Brasil? –Sí, absolutame­nte.

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