de Boedo al teatro oficial.
desde adentro. De a poco, la programación en las dos salas del Teatro del Bicentenario, abierto hace apenas ocho meses, va marcando la historia del consumo cultural en la capital provincial
Tolcachir, alma máter de la sala Timbre 4, estrenará por primera vez una obra suya, Próximo, en una sala oficial, el teatro Sarmiento.
Inaugurado hace apenas ocho meses, el Teatro del Bicentenario es el orgullo de esta ciudad cuyana; un edificio impactante, con más metros cuadrados que el San Martín porteño y donde hace unos días el público local pudo disfrutar del ballet Cascanueces
SAn juAn.– es una noche fría. gente con sus mejores ropas camina por el parque para llegar al inmenso arco de entrada. Como en un rito, con gestos y movimientos estudiados, y mientras unos perros callejeros buscan un hueco en la inmensidad del lugar, la gente va ingresando al hall, del hall al inmenso foyer, y de allí se dirige a la sobria platea o sube por dos escaleras hasta algunas de las dos bandejas de una sala en donde hay 1129 butacas impecables. un recorrido de esta impecable sala del interior del país que tiene pocos meses de vida. estamos en el Teatro del Bicentenario, (TDB), de la ciudad de San juan. en minutos comienza
Cascanueces, de Chaikovsky, con coreografía de Lidia Segni, dirección musical de emmanuel Siffert, tres primeros bailarines del Teatro Colón y casi doscientos músicos, bailarines y cantantes de la región.
Casi tres horas después y tras un fervoroso aplauso, hay un brindis para unos pocos invitados en una de las tantas salas de este edificio que tiene más metros cuadrados que el Teatro San martín de Buenos Aires. Avanzada la noche aparecen los toques regionales: platos con humita y masas con dulces de la zona. Y viene la yapa: uno de los acomodadores de sala (todo un dato el hecho de que estén invitados a una reunión de este tipo) toma una guitarra. Canta “Zamba para olvidar”. Todos escuchan atentamente con el mismo grado de atención, quizá, de cuando sonaba la música de Chaikovsky en medio de un cuento de hadas y hechizos. nadia muzyca, Federico Fernández y matías Santos, primeros bailarines del Colón, escuchan las otras canciones con atención. matías se acerca al grupo, se le ilumina la cara. De joven, en Concordia, bailaba folklore y tango. Todo parecer cerrar. Al rato, dice: “Después del Colón, el Bicentenario es el mejor escenario de la Argentina”.
este tremendo edificio que parece un ovni en medio de la ciudad del viento zonda está precedido por un parque con espejo de agua y luces de colores, un edificio histórico (la vieja estación de tren) y un memorial por el holocausto judío. el parque está bajo la administración de tres repar- ticiones públicas distintas (aspecto que se percibe en la falta de síntesis). el TDB domina la visual con su gran basamento con forma de pirámide trunca cubierta de mármol y una gran estructura circular, en donde está la sala principal, cubierta con placas de acero oxidadas que van adquiriendo distintas tonalidades a lo largo del día.
Se inauguró el 21 de octubre del año pasado. implica, para la oferta teatral sanjuanina, un gran salto cuantitativo: las dos salas del TDB sumaron 1325 butacas a una ciudad en la que, entre ocho salas, contaba hasta entonces con 1930 butacas.
¿Qué hacer en términos de programación con este gigante que muchos consideran el símbolo de esta ciudad de acequias? en lo que hace a programación ya realizaron acuerdos con el Teatro Argentino de La Plata; con el Teatro municipal, de Santiago (Chile), y con el Teatro Colón (en este caso, la escenografía y el vestuario de Cascanueces).
“un día histórico para la danza”, tituló el diario Cuyo el estreno de este clásico del ballet. no es una exageración. en esta ciudad fundada en 1562 nunca se había presentado una ópera completa con orquesta en vivo (sucedió en abril, con La traviata). en esta ciudad de veredas limpias a fuerza de lampazo, nunca se había presentado un título de ballet completo con orquesta y coro (sucede ahora, con
Cascanueces). el que hizo los acuerdos con el Argentino y el Colón para que esos dos hitos tomaran cuerpo fue eduardo Savastano, su director general (“soy un chelista, somos buenos para los números”). esta noche de estreno también corta los tickets para la primera función de Cascanueces. “es que es mi gente, querido. Los conozco a todos”, me dice mientras saluda con nombres, apellidos o apodos a esta gente vestida de fiesta.
La (pre)historia
el kilómetro cero de todo esto fue una noche de octubre de 2016 cuando la sala se inauguró con un montaje de los catalanes de La Fura dels Baus. La construcción se había anunciado en 2007, fruto de una reunión cumbre entre la ex presidenta Cristina Kirchner y el ex gobernador sanjuanino josé Luis gioja. el costo de inversión anunciado entonces era de 280 millones de pesos, de los cuales nación aportaría 150 y, la provincia, 130. Finalmente, fueron 330 millones de pesos (la recuperación del Teatro San martín costó 400 millones).
el edificio es impactante, tanto por fuera como por dentro. A cualquiera otra gran sala pública le daría envidia ver estos camarines (los vips tienen 30 metros cuadrados). el escenario principal tiene un gran plato giratorio. Las 599 butacas de la platea de la sala principal cuentan con calefacción individual. La acústica estuvo a cargo del mismo equipo que trabajó en el Colón, la usina del Arte y el CCK. Cuenta con un piano de cola Steinway que está nuevo (como todo acá). Todo está apoyado sobre 11 bloques separados por juntas de dilatación para evitar derrumbes ante un posible terremoto.
gino Bogani había estado en San juan hace 40 años. en 1997 fue el terremoto de Caucete, localidad a 30 kilómetros de aquí. “Vine con tres
mannequin muy famosas para hacer un desfile benéfico para ayudar a reconstruir la ciudad”, apunta mientras revisa el vestuario de Cascanueces, de su autoría. La inmensidad de este edificio, como la de los otros edificios públicos, también tienen un razón preventiva: ante un terremoto ofician de refugio.
Hace unos dos meses, cuando Lidia Segni llegó a la ciudad para preparar
Cascanueces, generó un verdadero terremoto en los estudios de danza. entre 450 nenas y adolescentes de rodetes perfectos y chicos con ganas de convertirse en julio Bocca, seleccionó a 70. Después de la función está contenta. Sabe, lo dice, que la puesta que se acaba de ver hay que observarla desde la perspectiva de bailarines en formación (no así lo musical porque la orquesta Sinfónica de la universidad nacional de San juan tiene un sólido camino recorrido).
Sea como sea, Cascanueces es un éxito. Las tres funciones (con precios que van de los 100 a los 550 pesos) se agotaron. Lo recaudado cubre el 91 por ciento de su costo. el Teatro del Bicentenario tiene un mecanismo de financiamiento diferente al del resto de los teatros públicos. un día antes de la apertura de la sala, la Legislatura provincial votó para su gestión un sistema mixto en el que convive lo público y lo privado. Llamativamente para un edificio de semejantes dimensiones, sólo cuenta con 52 empleados. ninguno es de planta permanente. Y llamativamente por tratarse de un sala sostenida con fondos públicos, los directivos del TDB tienen la orden de no dar a conocer el presupuesto anual que regula esta sociedad de economía mixta porque, consideran, el sistema está todavía en ajuste.
También la programación está en ajuste. Ya pasó una ópera, un título de ballet y la Bienal de Performance, y se viene la primera producción propia: Momento, coreografía de Diego Poblete y Victoria Balanza. Hoy, en el marco de Plataforma Futuro se presentará La savia, producción del Teatro Cervantes que protagoniza mirta Busnelli. Con esa sala se está avanzando en otro acuerdo para traer La terquedad, la obra de Rafael Spregelburd.
el director del TDB no imagina cuál habrá sido la razón de construir una gran sala de ópera y ballet para una ciudad sin tradición en este tipo de expresiones. Pero afirma: “es mucho mejor tener el teatro que no tenerlo”.
De eso no hay dudas.