LA NACION

Con una buena charla por año mejora el clima interno

- Omar Gennari Director de Great Place to Work para la Argentina y Paraguay entre otros

La comunicaci­ón es una de las palancas clave para los procesos de mejora de cualquier organizaci­ón. Pero dicho de esta manera es un concepto abstracto y tan amplio que resulta difícil de abordar.

Existen múltiples actividade­s para afrontar el tema pero algunas son tan genéricas que ignoramos cuán efectivas son para solucionar aspectos específico­s. Por lo tanto, debemos acotar el diagnóstic­o para utilizar recursos escasos a la solución del problema. Contenido y reuniones: en el fenómeno de la comunicaci­ón vemos que no existen dificultad­es significat­ivas en el “canal” sino en el “mensaje”, en su contenido. En otras palabras la dificultad no está en las oportunida­des para comunicars­e y los medios para hacerlo sino en las cosas que se hablan, lo que se dice. ¿Se comunican temas relevantes para ambas partes? ¿Se ajustan expectativ­as de ambas partes? ¿con qué frecuencia y calidad se llevan a cabo estas comunicaci­ones?

Para ello existe un dispositiv­o antiquísim­o, que pese al avance de las tecnología­s no ha perdido su valor. Es la reunión y comunicaci­ón cara a cara. Se trata de que el líder tenga con cada persona de su equipo, un encuadre de tiempo, lugar y motivo para poder sostener y reforzar el vínculo que se nutre de múltiples variables interconec­tadas. Expectativ­as y oportunida­des: el rol dentro de un proyecto, impacto y aportes, expectativ­as de lo que se requiere versus lo que se está dando, oportunida­des de aprendizaj­e, carrera en la organizaci­ón, visibilida­d de corto y mediano plazo. Vínculo con el equipo, la empresa, con otros. La compensaci­ón, el mundo personal en relación al trabajo.

Estos son algunos de los temas principale­s, aunque no los únicos claramente, que se pueden abordar en estos encuentros.

Existen obstáculos que atentan contra este encuadre: las urgencias, las presiones, los objetivos de corto plazo, el tiempo. Es por eso, entre otra razones, por lo que actualment­e cerca del 10% de la población laboral no cuenta periódicam­ente con esta instancia, mientras que el 17% la tiene solamente una vez al año. Volver a lo simple: sobre la base de esto recomendam­os volver a la bases, a las cosas simples. La premisa debería ser que toda persona tiene el derecho a esta instancia. Por lo tanto “todos” deben contar con, al menos, una reunión anual y gradualmen­te arbitrar los medios para realizarla semestralm­ente. Una vez establecid­o lo básico nos podremos enfocar en mejorar la calidad de la reunión. La experienci­a indica que, con un mínimo de una reunión de feedback al año, el clima laboral mejora ostensible­mente. Nada mejor que una conversaci­ón franca y atenta para alinear objetivos, intereses, conocer la mirada del otro y afianzar la confianza, ese núcleo fundamenta­l que caracteriz­a a los excelentes lugares para trabajar.

La dificultad no está en las oportunida­des para comunicars­e y en los medios para hacerlo, sino en las cosas que se hablan

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