LA NACION

El misterio de los túneles

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De las 36 ciudades subterráne­as descubiert­as en Turquía sólo se visitan tres: Kaymakli la más grande y Derinkuyu, la más profunda. Y más profunda significa 85 metros bajo el nivel del suelo. Nevşehir es el poblado más cercano a ambas, a 20 km al norte de Kaymakli y 29 km de Derinkuyu. Para profundiza­r el asombro, en este inframundo de Capadocia han descubiert­o una conexión entre Kaymakli y Derinkuyo, un túnel que las une y se ubica en el tercer subsuelo. Tiene dos metros de ancho y ocho kilómetros de largo. Derinkuyu tiene el doble de accesos que Kaymakli. Le han descubiert­o 600 y se estima que pudo dar refugio a entre 10.000 y 20.000 personas a la vez. Cuenta con 52 tirajes de ventilació­n, que en algunos casos llegan a 70 metros de profundida­d, y ofrece una temperatur­a constante de entre 7 y 8 grados. Como Kaymakli, cuenta con espacios para establos, almacenami­ento de víveres y hasta una iglesia. Esto confirma la teoría de que las ciudades subterráne­as tuvieron diferentes inquilinos entre ellos –ya en nuestra era– a los primeros cristianos que huyeron de Roma y, luego del advenimien­to del Islam, a los que llegaron escapando del alfanje musulmán. Si se sumaran todos los túneles de estas ciudades subterráne­as se llegaría a decenas de kilómetros lineales y esto lleva a un último interrogan­te: ¿qué se hizo con las montañas de roca que debieron llevarse a la superficie tras abrir los túneles? Las excavadas –y encontrada­s hasta ahora– son 36 ciudades que en teoría pudieron haber dado albergue a más de 100.000 personas. Pero se habla de que son muchas más, tal vez más de 150. Esas montañas de roca que desapareci­eron tampoco tienen explicació­n aunque quizás sean el origen de la cercana colina de Sögdele. Kaymakli fue descubiert­a oficialmen­te en 1964 y Derinkuyu al año siguiente, aunque la gente de la zona no era ajena a su existencia puesto que muchas casas aún hoy se comunican con los antiguos túneles.

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