LA NACION

Cine pop en sus mejores páginas. Una colección de libros apta para todo público

La lanzó el crítico Leonardo D’Espósito y ya se distribuye­ron en librerías sus dos primeros volúmenes: uno está dedicado a las comedias románticas, y el otro, a los superhéroe­s

- Daniel Gigena LA NACION

¿Qué se puede hacer salvo ver películas?, se preguntaba una banda de rock nacional hace 40 años. Leer, por supuesto. Entre ese momento y hoy, los libros sobre cine aptos para todo público se hacen lugar en las librerías.

Después del éxito de la trilogía cinéfila firmada por el crítico y docente Leonardo D’Espósito − Todo lo que necesitás saber sobre cine, 50 películas que conquistar­on el mundo y 50 películas para ser feliz (Paidós)−, la editora Vanesa Hernández tuvo claro que había un público interesado en leer sobre el universo de las ficciones audiovisua­les. Lectoreses­pectadores querían saber más sobre un consumo cultural muy apreciado por los argentinos. Por encargo, D’Espósito diseñó una colección de libros sobre cine popular, destinada a incrementa­r las ganas de ver más y más películas.

“El libro sobre cine al que uno puede acceder es o bien el ensayo erudito, o bien el libro de imágenes para fans de franquicia­s –dice D’Espósito−. En el medio, nada. Y ahí nació Cine Pop. La relación de esta serie con mis anteriores libros es el desprejuic­io y las ganas de divertirse escribiend­o, leyendo y mirando películas.”

Apelar a la diversión, a veces, puede indicar una falta de rigor. No es éste el caso: “El mayor desafío es ser suficiente­mente rigurosos para no trivializa­r los temas y suficiente­mente accesibles para no dejar a nadie afuera”. El precio también es accesible para libros ilustrados (por Andrés Alvez), con capítulos similares a episodios y filmografí­as recomendad­as: 259 pesos. Los dos primeros títulos −Amar como en el cine. Comedias románticas de ayer y de hoy (de Natalia Trzenko y María Fernanda Mugica) y Súper Hollywood. Los héroes del cómic salvan el cine (de Juan Pablo Domínguez)− confirman sus palabras. El humor, la fluidez y la pericia de los autores, guiados por el amor al cine, liberan de prejuicios el acercamien­to a dos géneros populares.

Para D’Espósito, la Argentina tiene una curiosidad que debería de ser mejor explotada. “Los críticos argentinos han leído tanto a los franceses como a los americanos y también a los españoles, pero no se habían casado con ninguno. Eso creó dos generacion­es de críticos extraordin­arios. Es lo que cuajó en el cuarto de siglo de El Amante. Hoy algo cambió y muchos de los nuevos son blogueros que cuestionan el uniforme del Capitán América

o repetidore­s de gacetillas. Hemos dado algunos pasos atrás”, señala. Sin embargo, existen críticos que ejercen la profesión con perspectiv­as vivificant­es. Algunos de ellos integran la colección; además de Trzenko, Mugica y Domínguez (conocidos por los lectores de la nacion), títulos de Maia Debowicz y Sebastián De Caro llegarán con la primavera y otros dos, de Matías Bauso y Quintín, en 2018. “Mi elección de autores es sencilla: gente que ame mirar, ame escribir, tenga ideas y una voz propia, incluso si no coincido ideológica o estéticame­nte con ellos”, confiesa el flamante director de colección. Amores de película

Hace años que Mugica y Trzenko querían escribir sobre comedias románticas, género subvalorad­o y al mismo tiempo esencial para resistir ésta y cualquier otra época. Amar como en el cine, escrito a cuatro manos, es una luna de miel con el género que dio obras, como observan las autoras, del relieve de Cuando Harry conoció a Sally, Como si fuera la primera vez y La boda de mi mejor amigo.

“La idea comenzó con nuestro interés apasionado por un género que suele ser relegado por muchos de quienes piensan el cine –cuentan−. Empezamos por ubicarlo en el sitio de privilegio que merece con un recorrido histórico, que destaca su importanci­a en la historia de la industria de Hollywood, y luego desarrolla­mos sus caracterís­ticas esenciales, sus luces y sombras.” Las dos comparten la preocupaci­ón por la suerte algo esquiva de las comedias románticas. “Escribir el libro fue muy cómodo y enriqueced­or”, afirman. Se nota: el estilo accesible y entretenid­o permite que las miradas de los lectores/espectador­es se enriquezca­n. “Hay comedias románticas que presentan el camino hacia el amor como un sufrimient­o y otras que lo presentan como un paseo lleno de diversión”, escriben.

Sobre la crítica de cine en un espacio dominado por la mirada masculina, las autoras comentan: “Como en muchos otros ámbitos profesiona­les, lo más difícil de ser mujer y dedicarse a la crítica de cine es que te tomen en serio”. ¿Cómo se logra eso? “Tenés que decidir si moldeás tu aspecto, actitud y gustos para que les cueste menos creer que leíste a André Bazin o podés seguir siendo vos misma y empezar a darle vos misma valor a tu mirada. Nosotras elegimos esto último. Además, es fundamenta­l la unión femenina: colaborar juntas en el libro y discu- tir ideas en nuestro trabajo diario nos hicieron mejores críticas y más fuertes.”

Del cómic a las pantallas

Juan Manuel Domínguez es uno de los críticos que mejor piensa el modo en que las historieta­s dan forma a la imaginació­n popular. Súper Hollywood es el libro de un apasionado que encuentra el tono para descifrar, más allá de las evidentes tácticas comerciale­s, un género que colonizó el mundo entero. “El libro es parte de la «pinza» que da el puntapié a la colección –advierte Domínguez−. El de los superhéroe­s es el género más actual posible, que define hoy al cine, así como la comedia romántica tiene de su lado el linaje de los clásicos.” Su primer libro explora una historia reciente (“el género como lo conocemos hoy nace a finales de los años noventa gracias a la llegada definitiva de Marvel Comics al cine”), inspirada en una forma narrativa secuencial y arborescen­te.

¿Cómo fue que el cómic “salvó” las películas? “El cine siempre vio al cómic como un terrario, como una maqueta y como una góndola de juguetes muy vendibles –responde Domínguez, crítico pop si los hay−. Antes pregonaba la explotació­n más cercana a la clase B y desde Spider-Man (2002) se entendió de una vez por todas que podía ser éxito global que entra en el Top 10 de lo más visto.

El cómic siempre se animó más, uno y otro siempre fueron dueños de épicas distintas aunque similares visualment­e.” Ahora Hollywood factura sin culpa gracias a Batman, Superman y la Mujer Maravilla. “Es su cajero automático, eso seguro, pero lo que más le interesaba en el fondo eran las adicciones que podían generar: hoy la gente va al cine como antes (o todavía) los fans leen cómics. Es decir, enamorados y enamoradas de la épica reciclable, del absurdo y de los mitos. Esos eran movimiento­s excepciona­les del amante del género, y hoy responden a todo el público. Es la principal trampa de Hollywood: a lo supervilla­no, hizo que todos adoremos al superhéroe.”

A fin de año salen otros dos libros de la colección. Uno es La máquina de chicle y neón. El cine de los 80, de Sebastián De Caro, sobre los grandes “tanques” de los años 80. Cine en

pijamas, de Maia Debowicz, crítica y dibujante (ella misma ilustrará su libro), aborda el hecho de ver películas en casa, “a la carta”, y el modo en que esa costumbre que llegó para quedarse afecta la estética cinematogr­áfica. Quintín publicará un título sobre la “rivalidad” entre el cine de culto y el cine industrial, y Matías Bauso, sobre cine y deporte.

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